Por Lily Zurita
Fabiola, emprendedora gastronómica censada por el Instituto de Progreso Económico y Empresarial (IPEE), sueña con que sus postres, muffins y galletas sean parte de una reconocida cadena de productos sin gluten. Cuenta que siendo profesional nunca había pensado en emprender, pero luego de ser diagnosticada como celíaca y sentirse frustrada por no encontrar la alimentación adecuada, no dudó en convencer a su esposo en invertir en esta categoría del mercado.
“Cuando me enteré de mi condición no había ningún producto apto por acá, así que tuve que aprender a hacer todas mis comidas y como me gustan tanto los postres, empecé a experimentar animándome a más productos”, recuerda.
Historias de personas que encontraron la oportunidad de progresar a través de la economía creativa, inspiran a universidades como la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, a centros de investigación como el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), a entidades estatales como el Gobierno Municipal de Cochabamba y a otras instituciones nacionales e internacionales como el Center for International Private Enterprise (CIPE), a analizar, estudiar y promover las infinitas oportunidades que genera la economía naranja.
Hacer realidad los sueños de Fabiola podría estar más cerca de lo pensado gracias a la conformación del primer Consejo de Economía Creativa de Cochabamba, que marca un hito significativo en la implementación de la Ley de Economía Creativa, promulgada por el alcalde Manfred Reyes Villa, en septiembre de 2023.
Enrique Mendieta, Santiago Laserna, Rolando López y Roberto Araníbar, impulsores de la economía naranja en la Llajta desde hace casi una década, conforman el primer Consejo creado por la Alcaldía cochabambina.
“El trabajo que debemos realizar es arduo. Vamos a tener que constituir un fondo creativo, atraer prospectos, formar un banco de proyectos y crear mecanismos de acceso a fin de generar información que se traduzca en acción y desarrollo”, destaca Rolando López, vicerrector de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, y miembro del ente impulsor.
Según la reglamentación de la Ley de Economía Creativa, ampliamente socializada con la cochabambinidad en meses pasados, diversos sectores del ámbito público y privado, así como de la sociedad civil de la Llajta, deben conformar este Consejo.
La ley, pionera a nivel nacional, busca fomentar y regular las actividades relacionadas con la economía creativa, un sector en creciente importancia tanto en Bolivia como en el mundo.
Este tipo de economía está muy ligada al uso y manejo del talento humano, de la economía del conocimiento y de las mentefacturas. Es una economía donde los actores principales no se habían percibido como importantes económicamente porque no tenían la conciencia plena de que se los podía considerar como empresas.
Se podría afirmar que la economía naranja es un conjunto de sectores, rubros y actividades económicas con características particulares; es decir, son creativas, innovadoras y generalmente van de la mano con la cultura.
“La economía naranja es una economía basada en lo intangible porque es necesario pensar en que lo tangible se acaba, los recursos son finitos y algo que no tiene límite es la creatividad del ser humano (…). La economía creativa se basa en dos pilares: la creatividad del ser humano y la cultura de las civilizaciones”, señala el académico.
La puesta en marcha de la pionera ley edil no hubiera sido posible sin el apoyo del Instituto de Progreso Económico Empresarial (IPEE) de Unifranz y otras instituciones. Hoy, las propuestas generadas en el marco de varias mesas de trabajo con miras a su reglamentación, deberán ser encaradas por el nuevo Consejo de Economía Creativa.
“Hace nueve años creamos Pulso Naranja, con el que comenzamos a hablar de lo que es esta economía. Visitamos a autoridades e instituciones, pero nadie nos entendía ni tenía idea del concepto. Así llegamos a Unifranz, el vicerrector López creyó en el discurso de la economía creativa y la universidad se convirtió en el puntal de lo que es llamada a hacer la academia: con el IPEE se generó investigación y el censo de economía naranja, que nos entregó datos de la situación del sector. Sin datos no se pueden generar políticas, por eso el censo ha hecho posible esta ley que ahora estamos reglamentando”, manifiesta Roberto Araníbar, integrante de la Red Cultural Mercosur y miembro del Consejo.
Según el Censo de Economía Naranja realizado por el IPEE, el municipio de Cochabamba tiene vocación creativa y pasó de ser el granero de Bolivia a albergar nuevos ecosistemas de turismo, salud y educación “for export”, además del ya reconocido ecosistema de startups tecnológicas.
Del universo naranja de la Llajta, el 54% está dedicado a la gastronomía; un 9% a la moda, un 8% a la industria de productos y un 5% las artesanías, entre otros. Sólo este sector generó 94.200 empleos en total entre 2022 y 2023; de los cuales 23.550 son directos y el restante son indirectos.
La integración de sectores diversos, desde productores de video y artesanos hasta emprendedores turísticos, escritores y artistas, ha sido clave en este proceso.
“Cochabamba pasó de ser el granero de Bolivia a tener inmensos yacimientos de talento creativo (…). Necesitamos hablar con colores para darle un poco de matices y, fundamentalmente, para que el cochabambino diga soy talentoso y aquí hay oportunidades para quedarnos. Por eso, a partir de experiencias propias y de la comunidad, queremos hacer de Cochabamba, una ciudad de economía creativa”, enfatiza el Vicerrector de Unifranz.
Con esta iniciativa, Cochabamba se posiciona como un referente en la promoción y desarrollo de la economía creativa en Bolivia, impulsando un sector que tiene el potencial de generar riqueza y oportunidades para todos sus habitantes.