“La tarea del líder es llevar a la gente desde donde están hasta donde no han estado”, decía Henry A. Kissinger, secretario de Estado norteamericano. El emblemático político enfocaba la capacidad del líder en el poder transformador de las personas y la contribución para el desarrollo de equipos.
En este nuevo siglo, el líder asume una responsabilidad en relación con su organización. Así lo asegura Christian Ramos, coaching, experto en gestión de capacitación, clima y cultura organizacional, bienestar y calidad de vida, fiel seguidor de la técnica del yoga de la risa, asegura que más que hablar de la importancia del líder se debe considerar los grados de responsabilidad de éste respecto a su organización.
Según Ramos, la responsabilidad del líder en el fomento de un buen clima y cultura organizacional es muy alta. Como guía traza la ruta a seguir desde el conocimiento y experiencias que le permiten hacerlo sabiamente.
Generar un buen clima organizacional no depende únicamente del líder. Cada integrante de la corporación, empresa o institución tiene cierto grado de responsabilidad en esa labor que, sin embargo, debe ser adecuadamente gestionada.
“Debemos pasar de una visión fraccionada y limitante de las organizaciones a una integral y abierta, comprendiendo la totalidad como la unión de un conjunto de partes en un equilibrio dinámico que hacen parte de un mismo movimiento energético”, dice Ramos.
En este entendido, las emociones, pensamientos, palabras y acciones de cualquier integrante influyen en la organización. De la misma manera, el movimiento energético resultante influye en los individuos.
El relacionamiento del líder con sus equipos debe ser ejemplar, coherente y generador de confianza. De manera paralela, promueve en cada uno de sus miembros la autoexigencia y la autonomía que son los elementos que sustentan la confianza y los resultados en el tiempo.
El líder se apoya en la inteligencia emocional
La gestión de un buen liderazgo es posible con el desarrollo de habilidades en la inteligencia emocional. Ramos destaca cinco habilidades, aunque considera que este número no es una limitante.
– Autoestima: El amor propio es fundamental en el liderazgo. Permite atraer lo positivo y, por otra, repeler lo negativo. Se refleja en un nivel de energía alto para responder adecuadamente ante los requerimientos inherentes al liderazgo.
– Autoconocimiento y autocontrol: Un líder comprende que para liderar a otros es necesario, primeramente, liderarse a sí mismo. Para ello es indispensable el autoconocimiento de sus propias sombras y fronteras. De un líder se espera un comportamiento sereno para el correcto análisis y toma de decisiones.
– Comunicación: El arte de comunicar es primordial en el liderazgo. Por ejemplo, cuando un discípulo formula una pregunta, el maestro responde generalmente utilizando pocas palabras, con claridad y profundidad. El discípulo escucha atentamente y con entusiasmo pasa a la acción. Un líder, además, verifica que la información esté clara.
– Empatía: Habilidad necesaria para conectar con el otro. Para abrir los canales de la comunicación constructiva y positiva. Para transformar el “yo por el nosotros”.
– Compasión: Esta habilidad permite superar cualquier barrera y libera al líder de los juicios, de la búsqueda de culpables para castigar y de las justificaciones, abriéndose a la comprensión de los sucesos.
En abril de este año, Ramos participará en el quinto congreso internacional en liderazgo y coaching “Formando equipos diversos de alto rendimiento”, organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.
El evento contará con la participación de otros siete expertos internacionales de renombre. Las experiencias de los coach expositores animará a la consolidación de equipos diversos de alto rendimiento en las empresas.
En el mencionado evento, Christian Ramos compartirá sus propuestas para movilizar la energía de los participantes y generar cambios significativos en sus vidas.