En octubre de 2021, los medios de comunicación informaban sobre una estafa piramidal virtual y millonaria. A nivel nacional superan las 3.000 víctimas de la estafa. El ciberdelito había sido cometido desde la aplicación Ishop, que funcionaba desde la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.
La APP había sido creada por dos ciudadanos asiáticos que radicaban en la capital cruceña. Tres cómplices bolivianos se encargaban de los movimientos económicos. Hoy, esas cinco personas guardan detención en el penal de Palmasola.
Este caso de estafa, es solo una más de las nuevas formas delictivas que han surgido en los últimos años. Los delincuentes recurren a la tecnología para cometer sus crímenes. Es la ciberdelincuencia.
Estas conductas delincuenciales se diferencian de los delitos tradicionales o comunes porque son realizadas a través de procedimientos informáticos. Rompen los esquemas teóricos y las dinámicas propias de los delitos comunes.
Frente a la ciberdelincuencia, aparece la ciberseguridad. Se trata del campo de la tecnología de la información, asociado con la seguridad de los sistemas informáticos y la protección de datos y en contra de ataques maliciosos o ataques informáticos.
William Llanos Torrico, docente de la materia de Derecho Informático en Unifranz, sostiene que en Bolivia la ciberdelincuencia es más conocida como delincuencia informática y está tipificado como delito informático.
“Nuestro Código Penal establece y sanciona conductas que atentan contra la información como bien jurídico protegido. Sin embargo, quedan vacíos legales respecto a la diversidad de modalidades de la ciberdelincuencia”, indica.
Ciberdelitos más recurrentes
El Observatorio de Delitos Informáticos de Bolivia coadyuva en la prevención y lucha contra el cibercrimen. Desde el observatorio se brinda asesoramiento a la población en cuanto a buenas prácticas en seguridad y legislación vigente. Un informe presentado por la institución da cuenta que, en nuestro medio, son tres los ámbitos más frecuentes de este delito.
Primero, están las amenazas, difamaciones y coacciones. Luego está el fraude o estafa informática y, en tercer lugar, el grooming o acoso sexual a menores de edad.
Delitos informáticos, en la lupa de los países
El delito informático implica actividades criminales que los países han tratado de encuadrar en figuras típicas de carácter tradicional como robos, hurtos, fraudes, falsificaciones, estafas o sabotajes.
Sin embargo, la utilización de las técnicas informáticas ha creado nuevas posibilidades del uso indebido de las computadoras, lo que ha creado la necesidad de mayor regulación por parte del derecho.
“Esta regulación debe responder a nuestras propias necesidades internas, sin perder el contexto global de la ciberdelincuencia a nivel mundial, es decir, debemos regular internamente armonizando nuestra legislación a través de marcos internacionales, ya existentes, y específicos sobre la materia”, asegura el jurista.
Los avances tecnológicos exigen que los profesionales del derecho tengan los conocimientos necesarios para adaptarse a la realidad existente.
En 2019, en la 7ª Conferencia sobre Ciberdelincuencia de Europol e Interpol, expertos en la materia debatieron las amenazas, las tendencias y las estrategias detectadas más recientemente en este ámbito.
“El mundo de la ciberdelincuencia es ágil, se amolda, se conecta y coopera según pautas que hace solo unos pocos años no habríamos siquiera imaginado”, señaló Craig Jones, Director de Ciberdelincuencia de Interpol. Del mismo modo, advirtió que los ciberdelincuentes evolucionan y cambian de táctica constantemente.
En esa oportunidad, Interpol identificó nuevas formas de delitos a través de la inteligencia artificial, como usos de la tecnología 5G, acceso transfronterizo a pruebas electrónicas, los obstáculos a la cooperación internacional en investigaciones, la importancia del desarrollo de capacidades para combatir la ciberdelincuencia, las tendencias y los retos de las criptomonedas, el uso de inteligencia de fuentes abiertas y la privacidad.
Una de las tendencias percibidas por el organismo internacional consiste en la sustitución de los malware (software con intenciones maliciosas) dirigidos contra ordenadores por ataques contra dispositivos móviles, debido a que estos se utilizan cada vez con mayor frecuencia como plataformas de pago.
El impacto de las nuevas tecnologías está dando lugar a profundas transformaciones y el derecho debe responder ante estas nuevas relaciones, que deben entenderse de ambos sentidos; es decir, la informática al servicio del derecho y el derecho regulando las actividades emergentes de la informática.
El abogado William Llanos puntualiza que la velocidad con la que la tecnología se está convirtiendo en protagonista de los nuevos métodos de trabajo hacen necesaria la creación de normas jurídicas que regulen el uso y control de estas herramientas a la misma velocidad. Es necesaria la formación de profesionales expertos en esta rama en constante evolución y que merece una especial atención normativa.