Por Manuel Filomeno
“Muchas veces me siento menos, siento que mis esfuerzos nunca son suficientes y que no merezco lo que tengo y que alguien pronto lo descubrirá”, explica Ximena Claros, nombre convencional de una ejecutiva de ventas de una empresa de servicios.
Ximena sufre del Síndrome del Impostor, un trastorno psicológico que le impide disfrutar de sus logros y asimilar el reconocimiento que recibe, haciendo que tema ser “descubierta”.
“El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico de percepción distorsionada de uno mismo de ‘no merecer un reconocimiento, ni por él ni por otras personas’ que se basa en la incapacidad de asimilar los logros conseguidos y está relacionado a sentimientos de valoración disminuida, la persona se subestima o minimiza los éxitos que pueden ser significativos” señala la psicóloga Grisel Consuelo Medina, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Entre las características centrales de este síndrome, se enfatiza la desconfianza de sí mismo, ya que las personas que lo experimentan no perciben que sus logros sean fruto de sus habilidades o competencias, sino que los atribuyen a otros motivos como ser la suerte y esto hace lo que los lleva a experimentar una sensación de inseguridad o temor a ser descubiertos como un fraude.
En situaciones de éxito personal o afectivo, puede que sientan o perciban que no merezcan la felicidad o que, eventualmente, serán descubiertas como personas no merecedoras. Obviamente está relacionada a niveles elevados de ansiedad y estrés debido a la constante presión autoimpuesta para demostrar su valor y relacionada a la baja autoestima.
¿Cómo superar el síndrome del impostor?
A continuación, seis pasos para superar este trastorno:
- Reconocer el problema
“El primer paso es reconocer que tenemos un problema”, señala Medina, al hacer esto tomamos conciencia del problema y podemos empezar a buscar soluciones al mismo.
“Es importante que la persona tome conciencia de sus habilidades, logros y experiencias, cambie de percepción y reconozca desde pequeños logros para afianzar la autoestima”.
- Buscar en nuestro archivo mental
Cambiar de perspectiva puede ayudar, observar la situación a través del cristal de las vivencias pasadas nos permite medir la real dimensión de las cosas y valorarnos desde un punto de vista más constructivo.
Dolors Liria, psicoterapeuta y vicedecana en el Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, recomienda revisar qué ha pasado en otras ocasiones con retos similares. “Posiblemente hemos sentido lo mismo, pero casi seguro que la mayoría de las veces hemos podido salir adelante”.
- Celebrar cada logro
Celebrar cada logro, nos permite tomar conciencia de que lo que hacemos está bien y abre la puerta a agradecernos por el esfuerzo, por eso es importante que, cada que vez que haya un logro, sin importar lo grande o pequeño que sea, celebrarlo, vivirlo y conectar con esta emoción.
Este ejercicio permite a las personas que experimentan el síndrome del impostor forzarse a recibir un reconocimiento por su trabajo, haciendo que se acostumbren a hacerlo cuando éste proviene de personas externas, sin desconfiar.
- Cómo te ven otras personas
Una de las cosas que caracteriza este síndrome es la distancia, a veces enorme, que suele haber entre lo que uno piensa sobre sí mismo y lo que los demás piensan de uno
Por eso puede ser de ayuda “verte a ti mismo a través de los ojos de los demás, en el espejo de los demás”.
Esto significa estar abierto a la retroalimentación, sea esta positiva como negativa, siempre y cuando sea constructiva, a través de este nuevo punto de vista, las personas con este síndrome pueden levantar una barrera y conocer el sentir de los demás.
- Ajustar las expectativas
En todo tipo de relación hay expectativas de ambos lados. Esto, por supuesto, ocurre también en una relación laboral: ambas partes esperan algo.
Pero si anda de por medio el síndrome del impostor es posible que tus expectativas no traten sobre las expectativas que tienes ante tus tareas, sino sobre lo que te exiges.
Es necesario ajustar estas expectativas a parámetros realistas, que permitan un buen desarrollo de las actividades y no sobreexigir a la persona.
- Autocuidado y compasión
Unido a todo esto, con cómo nos sentimos, con mirar adentro y escucharnos, está el autocuidado, importante para tener más consciencia de qué pasa e ir aprendiendo a regular nuestras expectativas y emociones.