En noviembre de 2022, la posibilidad de que el actor Chris Hemsworth “Thor” (39 años) padezca Alzheimer hizo que el mundo ponga atención en esta enfermedad progresiva que afecta a la memoria y otras funciones mentales.
Al igual que Hemsworth, otras personalidades del espectáculo como Gene Wilder (actor), Malcolm Young (guitarrista y co-fundador de la banda de hard rock británica-australiana, AC/DC), Sean Connery (actor), Rita Hayworth (actriz), Ronald Reagan (expresidente de Estados Unidos), entre otros, también fueron víctimas de esta enfermedad de la mente.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Alzheimer es un tipo de demencia que causa problemas con la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Los síntomas se desarrollan lentamente y empeoran con el tiempo.
Hoy se celebra el Día Mundial del Alzheimer, proclamado por la OMS y auspiciado por Alzheimer’s Disease International (ADI) con el objetivo de concienciar sobre esta enfermedad, que afecta no solo a los pacientes sino también a los cuidadores directos y familiares.
El Alzheimer es considerado como la nueva epidemia del siglo XXI y es responsable de entre un 60 y un 80 por ciento de los casos de demencia. El factor de riesgo está asociado al aumento de la edad, aunque por definición no es solo una enfermedad de la vejez.
Un padecimiento mental progresivo
La enfermedad es un desorden progresivo, degenerativo e irreversible del cerebro que causa la debilitación, la desorientación y una eventual muerte intelectual. Se caracteriza por una degeneración de las células nerviosas del cerebro y una disminución de la masa cerebral.
Las expresiones básicas son la pérdida de memoria, la desorientación temporal y espacial y el deterioro intelectual y personal.
Valentina Jordán, docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, indica que esta enfermedad tiene un componente genético, o sea que puede ser hereditaria en algunos casos.
“El fallo en estos genes hace que se empiecen a acumular proteínas llamadas TAU, en el cerebro y formen estructuras llamadas ovillos neurofibrilares que se acumulan e impiden el buen funcionamiento neuronal cerebral. Además, a veces, se ve agravada por demencias de origen vascular, lo que se suma a esta enfermedad y agrava un poco la sintomatología”, explica.
Síntomas más comunes
La característica más común son los fallos de memoria inmediata, pero a veces puede iniciar con síntomas parecidos a una depresión. Jordán puntualiza que, luego, va afectando la cognición básica, “el paciente se desorienta fácilmente, o le cuesta aprender cosas o se olvida el nombre de algunos objetos. Hay que estar informado acerca de los antecedentes y solicitar estudios de imagen para hacer un adecuado diagnóstico”.
La Alzheimer’s Association (organización norteamericana de salud voluntaria para la atención, apoyo e investigación del Alzheimer) asegura que el síntoma temprano más común del Alzheimer es la dificultad para recordar información recién aprendida porque los cambios ocasionados por la enfermedad generalmente comienzan en la parte del cerebro que afecta al aprendizaje.
“A medida que el Alzheimer avanza en nuestro cerebro, se agravan los síntomas, entre ellos, la desorientación; cambios en el humor y el comportamiento; confusión cada vez más grave en relación con eventos, horas y lugares; sospechas infundadas sobre familiares, amigos y cuidadores profesionales; pérdida de memoria y cambios en el comportamiento más graves, y finalmente, dificultad para hablar, tragar y caminar”, sostiene la organización sin fines de lucro.
Etapas de la enfermedad
La académica afirma que, a veces, las personas pueden pasar hasta 20 años con la enfermedad, antes de que empiecen a detectar los primeros síntomas. Según la literatura científica se dice que la enfermedad pasa por siete etapas que serían las siguientes:
- Fase es asintomática, debido a que no hay síntomas, pero ya se pueden detectar en neuro imagen de resonancia avanzada, los depósitos característicos del Alzheimer.
- Fase de olvidos benignos, como nombres o algunas calles, pero que pasan pronto.
- Fase de deterioro cognitivo leve, donde las personas alrededor del paciente ya se van dando cuenta que no retiene la información de forma normal y que repite cosas o pregunta las mismas cosas más de una vez.
- Fase llamada aún etapa leve donde se suman dificultades para hacer algunas rutinas, como cocinar, pero no reconocen su propio deterioro.
- Fase llamada etapa moderada, donde la persona ya no puede valerse por sí misma, no recuerda algunos hechos importantes de su vida y requiere cuidado de terceros.
- Fase moderadamente grave, donde el paciente ya no puede reconocer a sus familiares o las personas de su entorno, necesita ayuda para ubicarse y moverse incluso dentro de su casa y no puede hacer trabajo mental sencillo, como contar hasta 10.
- Fase severa, es un proceso tan avanzado que reduce el vocabulario del paciente a algunas palabras muy cortas y también reduce la movilidad al punto de que ya no puede moverse mucho, dejando postrados en cama a los pacientes.
Tratamiento
La detección temprana y la administración de medicamentos reducen la velocidad de la afectación neuronal y la acumulación de las proteínas, llamadas Inhibidores de la colinesterasa. Esos son de primera elección en varias guías de tratamiento, para casos tempranos, leve y moderado.
“Cuando el paciente está en etapas avanzadas puede presentar también agitación, insomnio, alucinaciones o delirios, estos se tratan con medicamentos específicos para estos síntomas, como son los antipsicóticos y de igual forma cuando presentan episodios depresivos, también se usan antidepresivos”, puntualiza Jordán.
Sin embargo, una manera de prevenir la enfermedad es motivando el trabajo cognitivo que, si bien no previene el Alzheimer, es una buena herramienta para hacer menos intenso el deterioro neuronal. “Siempre es aconsejable mantenerse haciendo cálculos y entrenando la memoria”, dice Jordán.
Panorama futuro desalentador
En Bolivia no se cuenta con estadísticas oficiales sobre la enfermedad. Sin embargo, datos del Instituto Nacional de Neurociencias dan cuenta que en Bolivia había, hasta 2018, 34 mil casos de personas que sufrían algún tipo de demencia. De ese total, se calcula que el 70 por ciento era por Alzheimer. Hoy, con seguridad esos datos han aumentado.
El país ocupa el lugar número 51 en el mundo respecto a esta enfermedad. Según los últimos datos de la OMS, publicados en 2020, las muertes causadas por Alzheimer en el país han llegado a 2.479 (3,29% de todas las muertes).
Asimismo, de acuerdo al organismo internacional, hasta 2050 aumentará en 447% la incidencia de este mal. En tanto, a nivel mundial se prevé que el número de personas con esta enfermedad ascienda a 131,5 millones.
Desde 2009, Bolivia cuenta con la Ley 4034, de Creación de Centros de Apoyo a Enfermos de Alzheimer y otras Demencias. La ley estipula la creación de centros de apoyo a enfermos de Alzheimer y otras demencias, la provisión de recursos humanos especializados necesarios para su funcionamiento e iniciar un registro epidemiológico para fines estadísticos de planificación.
Griselda Vargas, directora de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, indica que en los últimos años se han tenido avances considerables en los biomarcadores para el diagnóstico temprano del Alzheimer.
“Estos incluyen la detección de niveles elevados de proteína tau fosforilada (p-tau) en el líquido cefalorraquídeo (LCR) y la medición de la concentración de beta-amiloide 42 en el LCR. Además, la imagenología por resonancia magnética (IRM) con técnicas avanzadas, como la espectroscopía de resonancia magnética y la difusión tensorial, puede identificar cambios en la conectividad y la estructura cerebral antes de la aparición de síntomas clínicos”, según la académica.