Sonia dice estar lista para armar la mesa de Todos Santos, por primera vez. “Ya ha pasado más de un año desde que mi papá nos dejó. Todos sufrimos mucho por su pérdida”, dice, aún afligida por el luto, pero resuelta a superarlo.
La familia de Sonia celebró hace dos meses el cabo de año de su padre y se despojó de toda la ropa negra que se acumulaba en su closet. “Fue una experiencia liberadora y, también, dolorosa, pero me quitó un peso de encima sacudirme el duelo”, agrega la joven.
El duelo es el proceso psicológico que se produce tras una pérdida, una ausencia, una muerte o un abandono. Es diferente para cada persona. Se puede sufrir diferentes síntomas emocionales y físicos como: ansiedad, miedo, culpa, confusión, negación, depresión, tristeza o shock emocional, entre otros.
“El duelo deriva del dolor y tiene que ver con la pérdida. Siempre se pierde. El duelo no es sólo por la muerte o por la ruptura de una relación, también se experimenta duelo cuando uno pierde un objeto querido que alberga recuerdos o vivencias. Diríamos que el duelo es algo que siempre está en la persona; depende de cada uno cómo procesa su duelo”, explica Felipe Soto, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
De acuerdo con el académico, la experiencia del duelo es completamente personal y no tiene una duración definida. Depende, en primer lugar, de la cercanía que se tenía con el difunto. Sin embargo, culturalmente, el duelo suele prolongarse por al menos un año.
“En nuestra cultura, el duelo dura un año, período en el que la persona suele vestirse de luto, que es una representación de que está afectada por la pérdida de su ser querido. Ése es un estándar que ha puesto la cultura. Después del año, la persona se quita el duelo con una fiesta, que es el cabo de año”, explica.
Por el lado psicológico, el duelo también suele durar un año, sin embargo, no hay un estándar.
“No hay un estándar psicológico. El duelo va a depender de cuán vinculada estaba la persona con el fallecido para decir si el duelo va a ser largo o corto. No es lo mismo que fallezca una persona que es cercana, como un familiar o un amigo, a que muera alguien que apenas se conoce”, explica.
Es posible que pase un largo tiempo y la persona siga sufriendo la pérdida. Soto considera que si el luto se prolonga por más de un año, podría haberse convertido en algo patológico.
“Si, después de un año, la persona no ha vuelto a ser la de antes y sigue afectada por la pérdida, ya no es normal. Al inicio, una persona deja de trabajar, de comer y la vida le cuesta más, pero después de eso debería mejorar, debería ir retomando sus actividades. Si esa persona, después de mucho tiempo, sigue con la vida paralizada por la pérdida, diríamos que el duelo ya no es del orden de la tristeza, sino algo más patológico. Diríamos que está en un estado de melancolía que responde a una estructura psicopatológica, que no acepta la pérdida y puede estar años con esta pérdida”, agrega.
El experto puntualiza que los duelos prolongados, en general, dependen de la estructura psíquica de la persona en luto.
“Eso depende de la estructura psíquica. No es lo mismo un neurótico que un psicótico. El psicótico es el que cae normalmente en estas estructuras pesadas y que, a menudo, requiere de ayuda psiquiátrica. En tanto, un neurótico que supuestamente es normal y no tiene estas estructuras de duelo pesadas, por lo general, sigue viviendo su vida luego de un tiempo”, dice el docente universitario.
Cómo reponerse del duelo
Soto explica que el proceso de reponerse de un duelo comienza porque la persona afectada por el dolor hable con su entorno y, de ser posible, con un profesional.
“La elaboración del duelo parte, primero, de que la persona hable de la pérdida, que no se convierta en una pérdida enigmática. Cuando se pierde a una persona no sólo se pierde al ser querido, sino también el lugar especial que esa persona tenía. Lo ideal es que pueda hablar, que no se quede como algo oscuro. La elaboración del duelo es hablando y este momento se puede hacer desde muchos lugares, en el ámbito familiar, con los amigos o con otras personas. Esa persona puede encontrar en su círculo social, un espacio donde pueda sentirse bien acogido. Cuando no se elabora es cuando se instala un duelo permanente”, sostiene.
Para el profesional, hablar con un psicólogo puede ser muy beneficioso, ya que cuando se pierde a alguien, la persona va a hablar con otras personas que, posiblemente, estén involucradas con la pérdida. Ahí cada quien intenta elaborar su duelo.
“Como no existe ningún tipo de vínculo sentimental, el psicólogo es la persona ideal para conversar sobre este tipo de procesos porque no sobreentiende nada. Ésa es la manera en la que una persona se puede reponer, poco a poco, porque se da cuenta de que la pérdida es irreparable, pero la función que cumplía esa persona no es imprescindible”, afirma.
Asimismo, el psicólogo indicó que, festividades como Todos Santos, también ayudan a elaborar el duelo y superar la tristeza de la pérdida.
“Son momentos para elaborar el duelo, porque se hace un ritual simbólico. La gente da un lugar a las pérdidas, se acuerda de los familiares y se enternece; a veces se encuentran con recuerdos que no estaban muy presentes. Estas fechas son especiales para recordar algunas cosas que no se han podido elaborar, para reunirse con la familia. Todos perdemos, nadie se ha salvado de la pérdida, es una fecha muy importante por su valor simbólico, Es bueno aceptar la pérdida, pero también son buenos los momentos que nos permiten recordar a la persona perdida”, manifiesta.