Creatividad neurodiversa: repensar el diseño desde la inclusión y la innovación
En un mundo donde la diversidad se posiciona como eje del cambio social y creativo, la creatividad neurodiversa emerge como una fuerza transformadora capaz de redefinir la manera en que concebimos el diseño. Repensar el diseño desde esta mirada significa abrir espacio a nuevas formas de pensar, percibir y crear, reconociendo que la diferencia no solo enriquece los procesos, sino que también impulsa soluciones más inclusivas, empáticas e innovadoras. En este enfoque, el diseño se convierte en un puente entre la sensibilidad humana y la estrategia visual, donde cada mente aporta un valor singular al proceso creativo.
“Hacemos conceptos completamente originales, porque todo parte desde la libertad y desde la diversidad de pensamientos. En un equipo neurodiverso, las ideas se construyen sin prejuicios, desde cerebros distintos que se unen de forma creativa”, señala Natalia Dávila, fundadora de Pimienta Estudio de Diseño, durante su charla en el marco de la Bienal Internacional del Cartel Bolivia (BICeBé).
Dávila participó en la más reciente edición de la BICeBé en La Paz, donde compartió con diseñadores, docentes y estudiantes su experiencia al frente de un estudio que promueve la inclusión como herramienta de innovación.
Desde su visión, la creatividad neurodiversa no es una tendencia, sino una oportunidad para transformar la cultura del diseño y revalorizar la diferencia como motor de originalidad. Su presentación fue uno de los momentos más destacados del evento, al poner sobre la mesa un tema que conecta la práctica profesional con la responsabilidad social del diseño.
La neurodiversidad reconoce las múltiples maneras en que los cerebros humanos procesan la información. Engloba condiciones como el autismo, el TDAH, la dislexia y otras diferencias cognitivas que, lejos de ser limitaciones, ofrecen nuevas perspectivas sobre cómo imaginamos, sentimos y comunicamos visualmente. En el ámbito del diseño gráfico, estas miradas distintas se traducen en enfoques más ricos, sensoriales y emocionales, capaces de romper las normas visuales tradicionales para dar paso a obras más humanas y conectadas con la realidad contemporánea.
Dávila sostiene que los equipos inclusivos no solo generan proyectos innovadores, sino que también transforman las dinámicas internas de las organizaciones.
“Los distintos puntos de vista de nuestros creativos son lo que hace que un proyecto sea verdaderamente original. Muchas veces no pensamos en ciertas cosas, pero ellos nos dan ese otro ángulo, ese detalle que cambia todo”, explica.
Por ejemplo, Dávila destaca el valor del pensamiento lateral, una herramienta esencial para potenciar la creatividad al conectar ideas que, a primera vista, parecen inconexas.
El pensamiento lateral, sumado a la mezcla de talentos y perspectivas distintas, permite redefinir los procesos creativos y abrir caminos a soluciones que responden mejor a las necesidades del entorno.
En este sentido, la creatividad neurodiversa se convierte en una metodología que prioriza la empatía y la accesibilidad, elementos que enriquecen tanto el resultado estético como la experiencia del usuario. Al incorporar la neurociencia en el proceso de diseño —a través del llamado neurodiseño— se profundiza la comprensión sobre cómo distintas mentes interpretan los estímulos visuales, colores o composiciones, creando así piezas más memorables y significativas.
Para Dávila, la inclusión de personas neurodivergentes no debería ser una excepción, sino una práctica habitual en las empresas creativas.
“Todos los equipos, en cualquier industria, deberían tener personas con discapacidad o neurodiversas. No solo aportan perspectivas diferentes en el ámbito creativo, también en la forma de resolver problemas y proponer soluciones. Es una riqueza que se traduce en innovación”, enfatiza, invitando a construir entornos laborales más justos, donde el talento y la diferencia convivan como pilares de la productividad y la inspiración colectiva.
En el ámbito educativo, social y tecnológico, fomentar la participación de diseñadores neurodivergentes amplía los límites de lo que el diseño gráfico puede comunicar y transformar. Promueve una estética más plural, ética y conectada con la diversidad humana, en la que cada proyecto refleja el valor de las distintas formas de ver y sentir el mundo. Este cambio de paradigma no sólo redefine el diseño contemporáneo, sino que también impulsa una nueva ética profesional basada en la colaboración y el respeto por la diferencia.
La Bienal Internacional del Cartel Bolivia (BICeBé), consolidada como uno de los espacios más importantes de encuentro y formación para diseñadores de toda Latinoamérica, fue el escenario ideal para debatir sobre estas transformaciones. Más que una competencia, la BICeBé es una escuela viva de pensamiento visual, donde la creatividad y la reflexión se fusionan para formar profesionales capaces de generar impacto social desde el diseño. En cada edición, el evento conecta a nuevas generaciones con referentes internacionales, promoviendo un intercambio que fortalece la identidad creativa del continente.
En esta edición, la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, jugó un papel clave como sede y organizadora de varios talleres y conferencias. Sus espacios en La Paz y Cochabamba acogieron algunas de las actividades más destacadas del evento, reafirmando su compromiso con la innovación educativa y con la conexión de sus estudiantes con experiencias globales. La alianza entre Unifranz y la BICeBé demuestra que la formación superior puede ser un motor de cambio social, integrando el pensamiento creativo con la empatía, la diversidad y la sostenibilidad.
A través de iniciativas como esta, Unifranz refuerza su misión de formar profesionales capaces de mirar más allá del diseño estético, entendiendo su potencial transformador en la sociedad. La creatividad neurodiversa, entonces, no sólo redefine los procesos visuales, sino que también inspira una nueva cultura del diseño: una que celebra la diferencia como fuente de innovación y humanidad.