Una identidad visual sólida y coherente, esencial para construir una imagen de marca fuerte

Construir una marca que sea reconocible, confiable y recordada requiere mucho más que un logotipo atractivo. Aquí es donde entra en juego la identidad visual, un conjunto de elementos gráficos que, usados de forma coherente, permiten que una marca se exprese y conecte con su público.
“Esta identidad va desde el logotipo, los colores y la tipografía, hasta los estilos visuales presentes en todos los canales de comunicación. Marcas como Apple o Coca Cola han demostrado cómo una identidad visual sólida puede ser el eje de una percepción global poderosa y duradera”, explica Mauricio Aguilar Pérez, diseñador gráfico y experto en comunicación visual e identidad de marca, quien agrega que “si no tienes una identidad visual fuerte y coherente —porque debe funcionar como un sistema—, nunca lograrás una imagen adecuada de marca”.
Durante su participación en la Nexus Creative Week de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Aguilar compartió una mirada profunda y técnica sobre el papel que juega la identidad visual en la construcción de una marca sólida.
Para él, uno de los mayores problemas dentro del mundo del diseño es la confusión sobre el concepto de marca: “En diseño gráfico, solemos llamar ‘marca’ al logotipo o a la imagen visual. Pero la marca es un concepto mucho más amplio que agrupa estos componentes”.
Esta afirmación se conecta con una necesidad urgente dentro de la industria del diseño, que consiste en entender que la identidad visual no solo embellece, sino que comunica valores, misión, visión y cultura. Aguilar sostiene que una identidad visual bien estructurada contribuye indirectamente al posicionamiento de la marca, ya que permite desarrollar una imagen coherente que genera reconocimiento y confianza en el usuario.
Por ejemplo, menciona cómo errores comunes en redes sociales—como publicaciones gráficamente inconexas entre sí—pueden debilitar la percepción de la marca.
“A veces, parece una marca divertida, otras veces parece seria, y esto depende del tipo de publicidad que se muestre”. Esa inconsistencia visual, lejos de sumar, resta valor y solidez a la marca frente al consumidor.
Además, existen momentos clave en los que es necesario rediseñar la identidad visual: cuando una marca entra en decadencia, al ingresar a nuevos mercados con diferentes códigos culturales, o cuando la estética visual queda anclada en otra época. En estos casos, el rediseño no es solo un acto estético, sino una necesidad estratégica.
El significante de marca: más que un símbolo, una construcción semiótica
Un concepto central abordado por Aguilar es el de significante de marca, estrechamente vinculado con la semiótica (el estudio de los símbolos y los signos). Inspirado en la tríada propuesta por el filósofo Charles Peirce—representamen, interpretante y objeto—, Aguilar explica que el significante es aquel elemento visual que representa a la marca, y que es interpretado por el observador.
“Cuando hablo de significante de marca, me refiero a todo lo que puede ser interpretado como marca. Puede ser una imagen, una palabra, incluso un sonido. Pero es importante entender que el logotipo no es la marca: es solo uno de sus significantes”, aclara el experto.
Este entendimiento es vital para el trabajo del diseñador gráfico. Al reconocer la carga simbólica y emocional de cada elemento visual, puede diseñar con mayor intención, alineando la propuesta visual con los valores y el propósito de la organización. Así, se logra una representación más fiel y estratégica de la marca.
Valor del diseño gráfico en la construcción de identidad
El diseño gráfico, entonces, deja de ser un simple ejercicio visual para convertirse en una herramienta estratégica. Una identidad visual sólida no solo permite a la empresa ser reconocida en cualquier soporte—desde una tarjeta de presentación hasta una campaña digital—sino que transmite profesionalismo, seriedad y coherencia.
Además, los colores, formas y estilos seleccionados generan una conexión emocional con el público. No es casualidad que marcas exitosas inviertan tiempo y recursos en definir estos aspectos con precisión milimétrica. Cada decisión visual comunica algo, y en un entorno competitivo, eso puede marcar la diferencia entre destacar o pasar desapercibido.
En conclusión, indica Aguilar, el diseño gráfico consciente y bien fundamentado permite al diseñador no solo crear piezas estéticamente agradables, sino también comunicar, interpretar y construir marcas con identidad.
“El mayor beneficiado es el diseñador, pero indirectamente también se beneficia la empresa, la institución o incluso una marca personal”, concluye.
El desarrollo de identidades visuales y generación de marcas sólidas es una de las habilidades que los estudiantes de Diseño Gráfico y Producción Crossmedia de la Universidad Franz Tamayo dominan y ponen en práctica, gracias al modelo educativo de aprender haciendo, los futuros profesionales ganan experiencia real antes de dejar las aulas universitarias, convirtiéndose en diseñadores innovadores y conscientes.