Los últimos años se constituyeron en verdaderos retos de resiliencia y cambios para el sector educativo. Afrontar entornos de incertidumbre radical y transformación sin precedentes, UTRU –por su sigla en inglés– ha logrado detonar, impulsar y acelerar a las universidades hacia una reimaginación de sus procesos y herramientas.
«Para alcanzar este cambio, hay que repensar la educación, re-imaginarla y dar un salto hacia adelante que permita transformar la institución educativa por completo. Se necesita una metodología revolucionaria e innovadora que acompañe y guíe este camino hacia el cambio», apunta Xavier Aragay, con más de 45 años de experiencia en liderazgo y gestión del cambio e innovación educativa y consultor de la Universidad Franz Tamayo, UNIFRANZ.
Cuáles son esas tendencias educativas que están guiando a la transformación educativa, un grupo de académicos del Instituto de Tecnologías de la Educación de la Universidad Abierta de Reino Unido, colaboró con investigadores de la Universidad Abierta de Cataluña para definir tendencias de innovación pedagógica que tienen el potencial de generar cambios positivos en la práctica educativa.
Entornos de aprendizaje virtual y herramientas de simulación marcan la innovación educativa acelerada, creando nuevas realidades como los entornos phygital, un híbrido entre lo digital y lo físico, que generan un vínculo entre el online y el offline en el que la distinción entre ambos resulta casi imposible. Éstas nuevas experiencias también han logrado enterrar algunos prejuicios sobre la virtualidad. El éxito, según indican los expertos, reside en amalgamar con pericia la presencialidad con las facilidades y beneficios que ofrece la tecnología.
El aprendizaje dual o dual learning, es otra de las tendencias de la educación, mismo que valora la sincronización del aprendizaje en el aula con el acercamiento, vinculación al mercado laboral y el entorno social. En el caso de UNIFRANZ es lo que conocemos como `aprende haciendo’, donde los estudiantes se vinculan a su campo laboral con experiencias de aprendizaje desde el primer día de clases.
Las alianzas con instituciones públicas y privadas de Bolivia y fuera de ella son vitales, pues abren puertas a oportunidades de beneficio mutuo, la academia con la oportunidad de gestionar en los estudiantes la práctica y las instituciones como `socios formadores’, con los resultados de la interacción del conocimiento.
“Los socios formadores son aquellas empresas e instituciones que deciden ser parte del proceso de aprendizaje, creando escenarios ideales para poner en práctica el conocimiento adquirido por nuestros estudiantes”, apunta Verónica Agreda Arq. DESA, Rectora de UNIFRANZ.
En las prácticas educativas, como los proyectos integradores, permiten que los estudiantes puedan demostrar las competencias que han ido desarrollando en los diferentes niveles del plan de estudio. Este tipo de retos refuerza la dimensión humana y la responsabilidad colectiva para afrontar problemáticas latentes desde sus áreas de estudio. “En ellos trabajan problemas y casos reales que les permiten conectar con el entorno local de sus carreras al proponer soluciones que beneficien a la sociedad”, afirma la pedagoga especialista en didáctica, Clara Solórzano.
El aprendizaje dual, es vital generar experiencias de aprendizaje cohesivas que complementen sesiones presenciales con una estructura virtual académica sólida que persiga un aprendizaje significativo y con sentido. Así, se aplica la pedagogía de la autonomía, haciendo que el estudiante deje de ser un receptor pasivo para convertirse en el protagonista activo y autónomo constructor de su aprendizaje como agente de cambio.
La pedagogía de la autonomía surge de lo que Aragay define como “educación remota de emergencia” que fue la respuesta rápida al contexto de aislamiento y crisis sanitaria por la pandemia. Hoy, indica el experto, nos encontramos ya en un contexto posterior que fomenta el desarrollo y autonomía de la construcción del aprendizaje del estudiante.
Según Aragay, la crisis del COVID-19, ha servido de fuente de inspiración para que numerosas instituciones educativas se atrevan a emprender acciones para conseguir innovación y cambio. “Es fundamental que el alumnado tome las riendas de su aprendizaje y se convierta en el protagonista autónomo de su proyecto vital”.
El enfoque de construcción del aprendizaje autónomo reimagina también el rol del docente, lo establece como guía y parte del acompañamiento. El nuevo educador espera una autorregulación del estudiante pensando en el desarrollo de sus habilidades profesionales a futuro como la resiliencia, el liderazgo y la autogestión. “Hoy las empresas, cuando hacen procesos de selección, ya no miran el expediente”, sino a la persona, qué puede aportar y cuáles son sus capacidades, afirma Aragay.
Pensada para formar esas nuevas habilidades y acompañar las causas y propósitos de los nuevos profesionales, la educación ha virado y reestructurado su proceso innovando en la práctica educativa. La idea es convertir a los jóvenes en agentes de cambio, con un modelo educativo que acompaña, interpela, cuestiona y plantea soluciones a través de proyectos reales que generen ideas disruptivas.