Por Lily Zurita
Salvador Kalavera es un destacado artista boliviano que lleva el muralismo en la sangre y que es fuente de inspiración para decenas de jóvenes que encuentran en su forma de expresión artística, una arraigada rebeldía contra el sistema de producción artística del cual no se sienten parte.
Su seudónimo ‘Kalavera’, le trae a la memoria sus inicios dentro de las intervenciones urbanas, porque cuando era joven se dedicaba a dibujar esqueletos o calaveras en las paredes de la ciudad. En La Paz, todavía se pueden ver una que otra calavera que resiste al paso del tiempo y al deterioro del espacio público urbano.
Ése fue su sello e inspiración que lo llevó a organizar Ñatinta, un festival de arte urbano internacional que se realizaba en el Cementerio General de la urbe paceña. “Es el primer festival del mundo en convertir un cementerio en una galería de arte a cielo abierto y donde han participado más de 40 artistas de todo el mundo, quienes, junto a artistas urbanos nacionales, pintaron más de 100 murales dentro del cementerio”, indica.
El muralista vive reinventándose y explorando nuevas técnicas y estilos. “Creo que soy un personaje que se caracteriza por estar en continúa transformación”, indica a tiempo de agregar que la rebeldía es una parte esencial del artista urbano.
“El arte urbano empezó como una forma de rebeldía que nos ayudó a mí y otros jóvenes a mantenernos centrados en nuestros objetivos (…). Comenzamos pintando por la noche, de incógnito e ilegal, fue la forma de ir en contra del arte de un sistema del cual no nos sentíamos parte”, afirma Kalavera, quien este 11 de agosto participará como speaker del TEDx Unifranz que se desarrollará en la ciudad de El Alto.
En el evento, jóvenes líderes y emprendedores disruptivos bolivianos compartirán algunas experiencias de vida e ideas que valen la pena difundirlas.
El arte urbano expone al artista a situaciones difíciles
Kalavera recuerda que empezó a pintar desde muy joven, exponiéndose a situaciones peligrosas que, cuando se es joven, no se toma conciencia de la magnitud del peligro al que se expone.
“La calle misma te da lecciones y te enseña mañas a las buenas o a las malas. Uno termina aprendiendo cómo moverse en ella (…)”, puntualiza, haciendo énfasis en que el proceso creativo es una constante en su vida y que logra retroalimentación de su familia y amigos, a fin de reconstruirse para nuevas obras.
Reflexiona también en torno al rechazo de sectores sociales a las intervenciones artísticas pero que los grafiteros y artistas urbanos están acostumbrados al rechazo social. En los primeros años todos recibimos un sin fin de críticas. Pero que, con el tiempo, luego de mejorar el mensaje y la técnica, a partir de la crítica sana, se convirtieron en comentarios positivos.
Solo hay una forma de ser artista urbano
Kalavera indica que las técnicas y estilos son fáciles de copiar de Google, pero que solo hay una forma de ser grafitero o artista urbano y es saliendo a la calle y que enfrentarse cara a cara con ella, recorrerla y entenderla, toma su tiempo.
De ahí que sus obras reflejan el entorno en el que se encuentra la pieza, sus habitantes, sus conflictos y carencias ya que para ser artista urbano hay que saber leer y entender el contexto en el que se desenvuelven y comprender que el dialogo entre una intervención y la calle es importante.
“Intervenir en las calles me ha llevado a conocer a profundidad mi ciudad. Pero también me ha llevado a otros países y conocer sus ciudades y creo que eso ha ampliada mi visión sobre la vida misma”, indica.
Un objetivo del arte, en cualquiera de sus formas, es inspirar a la gente, que se apropien de ella y la hagan parte suya; es decir, en su caso, que haya la fusión de dos mundos – de lo que es la ciudad y lo que es el imaginario de los jóvenes.
Kalavera asegura que ser elegido para el TEDx 2023, como una persona que inspira representa un paso importante en su trayectoria. “Responsabilidad y compromiso a seguir en busca de nuevas metas y retos para compartir a seguir buscando nuevos caminos para explorar en busca de nuevas inspiraciones”.
El arte urbano ha marcado el camino de Kalavera hacia distintos lugares, con perspectivas diferentes y experiencias enriquecedoras, como Estados Unidos, Italia y toda América Latina, pero principalmente asegura que le ha permitido realizar un viaje introspectivo, de análisis de sí mismo y de su contexto.
Proyección a futuro
El muralista boliviano prevé crecer un poco más para tratar de sumar con sus actividades a la gestión cultural en el país y consolidar que el movimiento artístico, esté más abierto a recibir más gente, con renovados proyectos.
“Ése es mi objetivo más adelante. La idea es realizar más eventos para traer más artistas de todo el mundo a fin que la gente pueda tener otras experiencias y más visiones de otros lugares”, puntualiza.