Inteligente, productiva, tecnológica, conectada y segura, así proyectan a su ciudad los jóvenes líderes alteños que la miran rumbo al 2030. El Alto celebra este 6 de marzo, 39 años de su creación en pleno crecimiento, con muchos retos, pero también con un sinfín de oportunidades para convertirse en la “tecnópolis más alta del mundo”.
El Alto no solo es joven en relación con su fundación, sino también en su población. De acuerdo a proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), más del 60% de sus habitantes está comprendida entre los 0 y los 29 años (30,7% tiene entre 0 y 14 años, 29,7% entre los 15 y los 29 años), por esta razón, la educación es uno de los temas más importantes en las proyecciones de sus futuros líderes.
Nicol Apaza, joven líder estudiantil apuesta por “olvidar a la educación tradicional y apostar por una verdadera revolución con un nuevo modelo, inclusiva, tecnológica, con proyección profesional desde secundaria, multilingüe, con fortalezas en la inteligencia emocional, donde el colegio se mida por el desarrollo del conocimiento y su metodología, no por su infraestructura”.
Para Nicol, la generación que proyecta el futuro en El Alto es la más conectada de todos los tiempos, con acceso a la tecnología y con todas las oportunidades para ser innovadores y creativos.
La urbe también es un polo productivo, con alrededor de 35.000 unidades productivas inscritas en el Servicio Plurinacional de Registro de Comercio (Seprec) y otras muchas sin registrar, las cuales generan un gran movimiento económico, aunque aún en condiciones precarias.
Por esta razón, Isaac García, joven líder y estudiante de Derecho de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, plantea una ciudad alfabetizada digitalmente, que haga buen uso de las nuevas tecnologías con miras a alcanzar un futuro productivo y tecnológico.
“Ésta es una ciudad de emprendedores que fabrican su propio trabajo, la mayoría de manera artesanal. Hay que alfabetizar en tecnología a los alteños para que aprovechen sus cualidades y así mejoren su vida”, apunta García.
La economía circular también está en la mente de los jóvenes alteños, que proyectan una urbe limpia, que se valga del reciclaje para impulsar su industria y que utilice energía limpia para 2030.
“Hay que pensar en la economía circular para evitar problemas con la basura ante la sobrepoblación que viene para el 2030. Es importante industrializarla, convertirla en ladrillos eco eficientes, impulsar la cultura del reciclaje, usando energía limpia”, señala el universitario.
Seguridad ciudadana, transporte y salud
La inseguridad ciudadana es una de las mayores preocupaciones de los jóvenes alteños, quienes están convencidos que con el uso de la tecnología podrían mejorar la prevención del delito en la ciudad. Tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y el uso de sensores y cámaras son proyectadas como herramientas para lograr este cometido.
“Hay que invertir más en sistemas de seguridad, en inteligencia artificial. Duele ver a nuestros amigos muertos por robarles un celular”, reflexiona Magaly Carrasco.
Respecto al transporte, los jóvenes miran a El Alto del 2030 como una ciudad interconectada con el interior del país y con los mercados internacionales, correctamente integrada a la red vial fundamental e, internamente, con sistemas de transporte modernos, eficientes y limpios, dejando atrás la congestión de sus calles y que, además, invierta en espacios recreativos y áreas verdes, impulsando el desarrollo humano y las artes, sin dejar de lado la cosmovisión andina –complementariedad, reciprocidad, correspondencia y relacionalidad– desde lo individual y lo colectivo en conformidad con la naturaleza.
En el caso de la salud, los jóvenes apuestan por subirse al tren de la tecnología médica y aprovechar sus potencialidades para conectar con profesionales en el mundo a través de la telemedicina y la robótica en cirugías.
“En estos tiempos se opera incluso a distancia, debemos aprovechar las tecnologías para lograr mejorar la atención en salud, que dejemos de hacer largas filas y que no soñemos con buscar salud solo en el extranjero, con buena organización y priorizando recursos desde los gobiernos se puede”, afirma Max Tantani, estudiante de Medicina.
Las propuestas son parte de los planteamientos trabajados por más de 200 jóvenes líderes de El Alto, con mentes brillantes del mundo en el marco del Futures Week, un laboratorio de futuros que impulsa Unifranz con el respaldo de diversas organizaciones como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en Bolivia (PNUD), Pacto Global, ONU Hábitat, entre otros.
“Hay que pensar en cosas nuevas, tratar de cambiar los viejos vicios o los viejos patrones de comportamiento y permitirnos trabajar con la inteligencia colectiva e innovación estratégica. Quiero felicitarlos por tomarse el tiempo de hacer reflexión sobre lo que tenemos día a día y poder imaginarnos a El Alto en el futuro al 2030”, dijo Dennis Funes, Representante Residente Adjunto del PNUD en Bolivia.
Una agenda con tres ejes
Luis Vásquez Villamor, primer alcalde de El Alto, en el marco de la proyección de futuros plantea una agenda de tres puntos para el desarrollo de la ciudad más joven de Bolivia, con una visión comercial, cultural y tecnológica.
“Hoy día, El Alto es y seguirá siendo la ciudad del futuro, probablemente la primera ciudad del departamento de La Paz y la segunda con mayor movimiento económico de Bolivia”, indica la exautoridad.
Vásquez propone, en primer lugar, el traslado del Aeropuerto Internacional fuera de El Alto, ya que éste impide el crecimiento de la ciudad.
“Las restricciones que plantea el aeropuerto, sumado al hecho de que parte la ciudad en dos hacen que sea urgente su traslado, esto permitiría instalar un centro cívico en la zona, con su Plaza Mayor de Armas, sus edificios más importantes en el mismo lugar y también aglutine a los centros comerciales que se encuentran dispersos en varias zonas de la ciudad, desconcentrando la actividad comercial de La Ceja”, explica.
En segundo lugar, Vásquez propone impulsar un cambio en la mentalidad de los alteños y abandonar la confrontación y adoptar una actitud más proactiva, de paz y desarrollo industrial.
“Hay que dejar atrás esa imagen de El Alto conflictivo y concentrarnos en lo productivo, en la cultura de paz y de desarrollo económico, humano y social, esto para poder atraer inversiones a nuestra ciudad, las cuales nos ayudarán a crecer y convertirnos en el motor de la economía del departamento”, agrega.
El tercer punto de su agenda, es que El Alto debe ser vanguardia de la revolución digital y tecnológica, aprovechando las propuestas de la juventud de la ciudad.
“Tenemos un gran potencial en nuestros jóvenes innovadores y mucho que hacer en la ciudad, es momento de impulsar una gran revolución digital y tecnológica para ponernos en la vanguardia del país, aprovechando nuestro talento”, concluye.