Por Jorge López
En la narrativa social sobre el abandono infantil, rige un paradigma donde la figura materna es la que lleva el peso de la culpa y la crítica, mientras que la responsabilidad paterna, en la mayoría de los casos, se diluye en un silencio preocupante.
Aunque también existen casos donde la madre es la que abandona a los hijos, este enfoque unilateral no sólo invisibiliza una parte crucial del problema, sino que también perpetúa estigmas y dinámicas de poder que afectan tanto a los niños como a las mujeres.
“El impacto del abandono infantil es un tema que debe abordarse con urgencia. Los niños que crecen sin una figura paterna presente y afectiva enfrentan enormes desafíos emocionales. La falta de una figura paterna puede llevar a la internalización de sentimientos de rechazo y abandono, afectando su desarrollo psicosocial”, indica la directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Liudmila Loayza.
El abandono de un hijo, ya sea emocional o físico, es una experiencia devastadora que deja cicatrices profundas. Los niños que son abandonados suelen enfrentar problemas de autoestima, inseguridad, y dificultades en establecer relaciones de confianza a lo largo de sus vidas.
“Este paradigma es profundamente dañino porque refuerza roles de género obsoletos y carga a las madres con una responsabilidad injusta. Es fundamental que ambos padres sean considerados igualmente responsables en la crianza de los hijos”, agrega la profesional psicóloga.
Sin embargo, cuando se aborda el tema del abandono infantil, el foco se coloca casi exclusivamente sobre las madres. Se cuestiona su capacidad de cuidado, se analiza su estabilidad emocional, y se las juzga con severidad, mientras que los padres ausentes muchas veces escapan a la crítica social.
¿Por qué se omite la discusión sobre la responsabilidad de los padres?
«La construcción social del rol paterno como proveedor de recursos económicos para el hogar dejó a los padres fuera del espectro emocional y del cuidado diario, lo que generó una brecha significativa en la percepción de su responsabilidad en el desarrollo infantil», añade un estudio realizado por el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL).
Este silencio puede estar arraigado en estereotipos de género que históricamente han asignado a las mujeres el rol principal en la crianza de los hijos. La figura del «padre proveedor» sigue profundamente arraigada en la cultura, relegando el cuidado emocional y físico de los hijos a un segundo plano para los hombres.
La Asociación Americana de Psicología (APA) sostiene que la participación activa de los padres en la vida de sus hijos es fundamental para su bienestar emocional y desarrollo social. Sin embargo, la sociedad continúa subestimando la importancia de la figura paterna, lo que refuerza la idea de que la crianza es responsabilidad exclusiva de las madres.
No hablar del padre como parte de la responsabilidad en el abandono tiene consecuencias graves. Primero, perpetúa la idea de que los hombres no son responsables del bienestar de sus hijos, lo que a su vez fomenta la irresponsabilidad y el desapego. Segundo, coloca una carga desproporcionada sobre las madres, quienes son dejadas a lidiar solas con las consecuencias del abandono, tanto en términos emocionales como económicos.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, advierte que la falta de una figura paterna activa y presente no solo afecta negativamente en el desarrollo emocional del niño, sino que también contribuye a perpetuar un ciclo de pobreza y exclusión social. Es fundamental que tanto las políticas públicas como la conciencia social se enfoquen en la corresponsabilidad de ambos padres.
Luego que un bebé de pocos días de nacido fuera abandonado en una oscura calle de la zona Alto Miraflores de La Paz, autoridades y expertos en materia de derecho de familia y derechos de los niños subrayan la urgencia de abordar esta problemática.
Este es el segundo caso reportado en menos de un mes en la urbe paceña, lo que refleja una tendencia alarmante. El bebé, actualmente bajo el cuidado del Albergue Municipal Bicentenario, es atendido por un equipo multidisciplinario, y su estado de salud es estable.
Para romper con este ciclo, es crucial que las discusiones sobre el abandono infantil incluyan de manera equitativa la responsabilidad de los padres. La sociedad debe comenzar a cuestionar y desmontar los estereotipos de género que limitan la participación masculina en la crianza y exigir que los hombres asuman su rol en la vida de sus hijos.
«El fortalecimiento del rol paterno en la crianza no solo beneficia a los niños, sino que también contribuye al bienestar emocional de los padres, creando un entorno familiar más equilibrado y saludable», señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, las políticas públicas deben reforzar la responsabilidad paterna, no solo mediante sanciones legales, sino también a través de programas educativos que promuevan la paternidad responsable. El abandono infantil no es solo una tragedia personal para quienes lo experimentan; es un reflejo de fallos estructurales y culturales que debemos enfrentar como sociedad.