Desde industria hasta turismo, el potencial económico de La Paz

Desde industria hasta turismo, el potencial económico de La Paz

Por Manuel Filomeno

La Paz, ciudad de contrastes y caminos empinados, de altos edificios y laderas con casas que desafían la gravedad. La Sede de Gobierno celebra, este 16 de julio, 215 años de su gesta revolucionaria en 1809, cuando la Proclama de la Junta Tuitiva se escuchó por primera vez.

La ciudad, rica en historia y cultura, ha sido, por muchos años, uno de los pilares fundamentales de la economía de Bolivia, gracias al esfuerzo de sus habitantes que dan todo de sí para hacer grande al país.

Con un potencial enorme, pero con muchos desafíos, los paceños construyen Bolivia con su trabajo, pero requieren de algunas medidas para alcanzar el esplendor de décadas pasadas.

“Con casi tres  millones de habitantes (según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística – INE), a nivel departamental, La Paz aporta en promedio un 24% del PIB nacional, siendo las principales actividades la industria manufacturera, la banca, la administración pública, el transporte, el comercio y la agricultura”, señala Félix Orlando López Alarcón, docente de la carrera de Ingeniería Económica de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz. 

El experto indica que este escenario también va acompañado de problemas políticos, económicos y sociales, ya que, como sede de gobierno, las protestas derivadas de estos conflictos se concentran en La Paz, ocasionando grandes pérdidas y el consiguiente desánimo a la inversión extranjera.

“Por otra parte, con una tasa de desempleo que ronda el 3.7% y una economía informal de más del 80%, La Paz enfrenta fuertes cambios y desafíos; ciudad atomizada en todos los puntos cardinales se estima que el 70.5% tiene vivienda propia y más del 95% tiene acceso a servicios básicos. El crecimiento vegetativo y el crecimiento de la demanda representa un desafío para la construcción ya que la ciudad de La Paz está alcanzando los límites de crecimiento”, explica López.

Ante estos desafíos, López indica que el potencial económico resalta en fortalecer las actividades principales del departamento y la ciudad, aprovechando la cualidad de centro administrativo del país y sumando la oportunidad que brinda al turismo la accidentada geografía hace de La Paz una ciudad única.

“En este tema (el turismo) es importante explotar la variada gama de sitios históricos que contrastan con la modernidad que caracteriza a la ciudad. La Paz es una ciudad de visita obligada para el turismo y sirve de conexión a los distintos sitios del departamento y del país, en los últimos años también se ha convertido en una de las capitales gastronómicas de la región”, agrega.

Lykke Andersen, directora ejecutiva de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN Bolivia, por sus siglas en inglés) indica que La Paz es la puerta de entrada a Bolivia para la gran mayoría de los turistas que visitan el país y ese potencial debe ser explotado.

“Según el índice municipal de potencial turístico, La Paz cuenta con la información turística más detallada y sirve de puente para los más grandes destinos del país. Desde La Paz se pueden realizar conexiones al Salar de Uyuni, al Parque Madidi, a Toro Toro y a todas las ciudades del país, esto representa una oportunidad para los operadores que tienen su base de operaciones en la ciudad”, explica.

Por su parte, el presidente de la Cámara Departamental de Industria de La Paz (Cadinpaz), Gonzalo Morales, indica que el futuro de La Paz es industrial, pero que, para ello, debe impulsarse una marcha al norte del departamento, que permita la expansión de las industrias a nuevos rubros y proyectos, mediante la coordinación de los empresarios privados con el Estado. 

Para lograr este desarrollo, Morales enumeró las potencialidades de la región:

  1. La Paz es sede de gobierno: en el PIB de La Paz la principal actividad económica es administración pública. 
  2. Diversidad climática y geográfica: las condiciones climáticas y su geografía ofrecen ventajas productivas para la instalación de cierto tipo de industrias y para el desarrollo de cierto tipo de productos. Existe diversidad geográfica con altiplano, valles, yungas y tierras bajas que posibilita el desarrollo de una «amplia y diversa” gama de industrias. 
  3. Mercado masivo: La Paz es el centro del país.  A ello se suma que tiene la mayor cantidad de pobladores y con la mayor capacidad adquisitiva de Bolivia.  
  4. Sede de entidades internacionales y de negocios: Es la ciudad donde están las principales empresas extranjeras y entidades diplomáticas, este factor facilita los flujos de comunicación para el trabajo conjunto y las exportaciones. La Paz es y seguirá siendo atractiva para las inversiones, mientras siga modernizando su infraestructura: servicios básicos, el transporte más moderno, PumaKatari y Mi Teleférico.
  5. El Alto, posición estratégica: no se puede hablar de La Paz sin referirse a la ciudad de El Alto, dado que es muy posible que el futuro de la inversión privada nacional y extranjera se concentre en esa urbe. El Alto puede ser el lugar ideal porque está cerca del Pacífico y tiene mano de obra barata, es un “frizer natural” para actividades industriales. Sin embargo, se necesita infraestructura necesaria. 
  6. Ubicación estratégica: La Paz tiene una ubicación geoestratégica para realizar negocios con el norte chileno, sur peruano (puerta hacia el pacífico donde están los negocios en el presente) y occidente boliviano (influencia sobre el mercado de Oruro, Potosí, Cochabamba en forma directa). 
  7. Capital humano: La Paz tiene una de las poblaciones con el mayor nivel de educación tanto primaria, secundaria y de grado en Bolivia. Esto significa que tiene la oferta de capital humano con mayor preparación en el país.
Desde industria hasta turismo, el potencial económico de La Paz.

Articulación entre Estado, empresa y academia

De acuerdo con López, la clave del desarrollo de La Paz, tanto como ciudad o departamento, es la articulación de los esfuerzos estatales, privados y de la academia, los cuales deben generar una estrategia de desarrollo para la región que permita su desarrollo pleno, explotando el potencial y minimizando los riesgos a las inversiones.

“Por una parte, el Estado debe ver con una perspectiva de largo plazo el desarrollo de la ciudad y la región, ya que durante los últimos años se han materializado muchos riesgos que fueron atendidos coyunturalmente y no así estructural (agua y salud, principalmente); por su parte, los gobiernos departamentales y municipales deben priorizar las inversiones, el mantenimiento de caminos, infraestructura y la reducción de la conflictividad social”, dice. 

En el caso de la empresa privada, el impulso debe traducirse en la inversión en sectores emergentes, como la economía naranja, el turismo y la gastronomía, sin descuidar la modernización transversal de toda la industria y el comercio.

“Finalmente, desde la academia se debe impulsar la elaboración de proyectos por las diferentes carreras, en los ámbitos de ciudades del futuro, inteligentes, verdes, financieramente activas, saludables y turísticas. Para esto, las universidades deben aportar con propuestas medibles y demostrables tomando en cuenta los diferentes desafíos que tiene la ciudad en toda una gama de aspectos como economía, salud, turismo, leyes, empresa privada, asistencia social y política”, concluye López.

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