Por Manuel Filomeno
Comunidades que comparten conocimiento, insights, herramientas y técnicas novedosas para crear no sólo entre ellos, sino con el mundo, eso son los Fab Labs, una red de más de 15.000 laboratorios ubicados en todo el mundo.
En el papel, los Fab Labs son laboratorios de fabricación, equipados con tecnología de punta: impresoras 3D, cortadoras CNC, cortadoras láser, impresoras de resina, máquinas para realizar microcontroladores con microelectrónica, área de realidad virtual, entre otras herramientas. Sin embargo, para Grecia Bello, coordinadora del Fab Lab Santa Cruz, estos espacios son mucho más que eso.
“Más allá de lo que pueda contener un Fab Lab, lo que lo hace especial son las personas que alberga. Sin comunidad, es solo un laboratorio frío y vacío”, expresa Bello.
El FabLab Santa Cruz, abrió sus puertas en 2023, como un centro de investigación, producción digital y educación para brindar oportunidades de acceso a entornos, habilidades y herramientas tecnológicas, en un ecosistema digital donde se promueve el espíritu creador boliviano.
Este es el primer laboratorio de ideas de Santa Cruz y está conectado con la red global latinoamericana de Fab Labs que le permite tener acceso a software y hardware abiertos. No se entiende el mundo de hoy sino es a través de conocimientos libres, donde niños, makers y emprendedores se empoderan y se retan a trabajar de forma colaborativa.
Su implementación, en predios de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, en Santa Cruz, fue posible gracias a la cooperación internacional y una importante inversión económica de esta Casa de Estudios Superiores. Es un espacio abierto para todo aquel que quiera hacer realidad una idea.
De acuerdo con la coordinadora, el gran valor de estos espacios es la creatividad y el trabajo en equipo, mismos que se ven potenciados por una comunidad mundial, que no solo brinda apoyo técnico, sino que también participa del proceso creativo, generando una especie de creación colectiva, mundial y abierta.
“Esto quiere decir que una idea que nace en Santa Cruz y empieza su desarrollo, puede ser luego retomada de manera más eficiente en París o en Singapur o, desde esos lugares, pueden generar diseños que aquí (en Santa Cruz) los podemos prototipar y mejorar de manera más económica, todo de manera abierta”, dice Bello.
Asimismo, estos espacios permiten la colaboración entre diferentes ramas de la ciencia y la tecnología, así como de otras áreas del conocimiento, sin barreras.
“Somos parte de esta red mundial en la que participan personas de todas las disciplinas, desde ingenieros, diseñadores, arquitectos, informáticos, médicos hasta psicólogos y cualquiera que tenga una idea para crear”, agrega.
Estas interacciones permiten nuevas perspectivas y visiones frescas a problemas que, muchas veces, no son muy evidentes, como ciertos tipos de contaminación.
“En Barcelona, una comunidad compuesta por diseñadores, ingenieros industriales y otros profesionales ha elaborado un proyecto de prendas de vestir que pueden ser hervidas y convertidas en abono una vez que cumplen su ciclo, utilizando biomateriales, algo que ya hemos empezado a implementar en el Fab Lab Santa Cruz”, apunta Bello.
De acuerdo con la coordinadora, este proyecto se concibió ante la contaminación que genera el lavado de prendas fabricadas con fibras sintéticas, restos de las cuales terminan filtrándose por los sistemas de drenaje y llegando a los ríos y océanos del mundo.
“Esa preocupación impulsó a estos creadores que están aprovechando la red mundial de Fab Labs y también inspirando a otras personas a crear en base a lo ya hecho”, acota.
El único requisito, señala, es “crear con propósito”, siempre buscando un impacto positivo sobre el mundo y la sociedad.
Para Santi Fuentemilla, gestor creativo, líder del grupo de investigadores de aprendizaje del futuro e instructor del Fab Lab Barcelona, España, los laboratorios de fabricación permiten generar proyectos con impacto real ya que están diseñados para la interacción de los conocimientos y los procesos para crearlos, al tratarse de espacios donde la gente creativa se siente cómoda, añaden valor agregado.
Fuentemilla, señala que el primer Fab Lab que surgió en el mundo fue después de un curso para cambiar hábitos de consumo, denominado How to make almost anything o ¿cómo ayudar a crear casi cualquier cosa? Se trata de espacios que democratizan la tecnología y dan acceso a nuevas herramientas de producción, donde se puede materializar casi cualquier cosa.
“La idea de democratizar la tecnología es para que seamos más agentes de cambio. Vivimos en un mundo cada vez más tecnológico, pero cerrado. Cada vez tenemos más gadgets o tecnología que usamos y que no sabemos cómo funciona (…)”, dice el experto.
En los Fab Labs se busca resolver problemas que les interesa a las personas. “Todos sabemos que lo que les importa a las personas es vivir mejor, ser más felices, vivir en un mundo más saludable”, agrega Fuentemilla.
Elementos que caracterizan a un Fab Lab
Los Fab Labs cuentan con tres elementos esenciales:
- La comunidad maker: personas que aprenden a través de lo que hacen de forma colaborativa, que se han habituado a resolver problemas de todo tipo y disfrutan con ello. Un FabLab sin una comunidad maker que cree e innove solo es un laboratorio más
- Los fabers: personas que hacen o fábrica; que se distinguen del resto por su capacidad de controlar el entorno a través de herramientas. Son las personas que guían el trabajo creativo de los makers.
Herramientas digitales: Un FabLab completo cuenta con maquinaria con tecnología de punta: impresoras 3D, cortadoras CNC, cortadora láser, impresoras de resina, máquinas para realizar microcontroladores con microelectrónica, área de realidad virtual, entre otros.