La historia económica de Bolivia está marcada por la explotación de recursos naturales, materias primas que, si bien generaron importantes recursos durante sus ciclos, se fueron agotando, dejando al país a la espera de otra fuente de riqueza. Sin embargo, el mayor recurso de Bolivia no se encuentra en la tierra o en el subsuelo, sino en el alma emprendedora de su gente, señala el analista financiero Jaime Dunn.
“Desde la plata, durante la época de la Audiencia de Charcas, pasando por la goma, el estaño, los hidrocarburos y ahora, el proyecto del litio, Bolivia ha ido saltando de ciclo en ciclo, cuando debería explotar el trabajo de su gente, el capital humano emprendedor de los bolivianos”, expresa el experto.
Dunn participó recientemente en la master class “Crisis económica en Bolivia: Desafíos y estrategias para el futuro”, organizada por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
El experto en finanzas indica que, en este momento de crisis, es imperativo que Bolivia cambie de modelo económico y establezca mejores condiciones para la conformación de empresas en el país, pasando de un modelo de captación de riqueza a otro de generación, de lo contrario, la historia se repetirá.
“Si seguimos con lo mismo, va a ser otro ciclo donde todo terminará y tendremos que buscar un nuevo recurso natural. Hemos tenido siempre una mentalidad extractivista, pensando que los recursos naturales desarrollan a un país, y eso no es verdad. El mejor recurso natural que tiene un país es su gente, su capacidad individual para trabajar, innovar y producir. Bolivia es un país de ciudadanos emprendedores”.
Para el experto, el problema con nuestro extractivismo es profundo. Significa capturar excedentes de los recursos naturales para redistribuir, cuando, en realidad, el verdadero desarrollo económico se trata de crear riqueza, apostando por la gente, los emprendimientos y las empresas.
“Necesitamos un estado que permita hacer cosas, no que obstruya el desarrollo y la innovación. En otros países, se pueden armar empresas en días y en semanas están exportando, porque no tienen un Estado que interviene en la capacidad de creación e inversión”.
Factores que impiden un mayor desarrollo
Dunn explica que, en Bolivia, no hay seguridad jurídica, lo que genera incertidumbre y previene a los privados de invertir, esto está reflejado en un número de cerca de 30 emprendimientos bolivianos que migran a diario a Paraguay, un país que tiene un Estado moderno, reducido, con bajos impuestos y, lo más importante, provee seguridad jurídica.
De la misma manera, el experto agrega que toda la informalidad es emprendedurismo puro, pero que tiene una connotación negativa, sin embargo, en realidad, son ciudadanos que están escapando de la burocracia, los impuestos altos y la corrupción.
“Es la gente, con su emprendimiento y ganas de progresar, el verdadero recurso humano. La creación de riqueza se basa en un estado que permite hacer, no en uno que lo hace todo. Para que haya respeto a la propiedad privada, debe haber seguridad jurídica y justicia independiente. Esos son los componentes que necesitamos para que el empresario invierta, arriesgue y empiece a producir, vender y generar trabajo”.
El experto agrega que la generación de riqueza como base del progreso es una idea que ha estado escrita desde hace siglos, pero nos hemos olvidado de leer esas cosas.
“Voy a hacer un paréntesis. El salto más grande en innovación, tecnología y creación de riqueza ocurrió entre el año 0 y 1750, cuando el ingreso per cápita de una persona en el mundo era de 350 dólares y no cambió en 1700 años. Pero algo sucede en 1750 que ese ingreso per cápita sube a más de 6000 dólares. Esto fue gracias a la revolución industrial, que mostró que innovar, inventar, crear, comercializar y tener reglas del juego para un mercado libre generan riqueza”, apunta.
Crear riqueza, no luchar contra la pobreza
El analista financiero dice que a los bolivianos nos han enseñado a luchar contra la pobreza, y todos los gobiernos han tenido algún plan para ello, cuando deberían haber planeado como generar riqueza.
“No se trata de luchar contra la pobreza, ya que la receta es simple: quitarle al que tiene para darle al que no tiene, o regalar recursos naturales a la gente en bonos. Así es como se lucha contra la pobreza. Pero en realidad, lo que hay que hacer es incentivar la creación de riqueza, y eso se encargará de reducir la pobreza”.
La clave de la generación de riqueza es una combinación de un Estado pequeño pero fuerte que respete los derechos naturales de los seres humanos: el derecho a la vida, a la propiedad privada y a la libertad, con seguridad jurídica y justicia independiente. Estos componentes, en un ámbito de libre mercado, generan riqueza. El libre mercado significa poder vender y comprar de acuerdo a la demanda del mercado y el precio generado en él, sin interferencias.
“Hoy en día, el problema en Bolivia es la falta de libre mercado. Los exportadores no pueden vender sus productos, y los precios regulados causan escasez. Por ejemplo, cuando los precios suben, los vendedores están obligados a vender productos a precios más bajos que su valor real, lo que genera escasez. La falta de libre mercado eventualmente causa escasez, como se ve en la situación actual de combustibles en Bolivia”.