Por Lily Zurita
Ramiro, de 41 años, era una persona bastante retraída, de muy poco conversar en la casa y el trabajo. Su esposa cuenta que, luego que fue despedido de la empresa en la que trabajaba, empezó a hablar solo, incluso cuando dormía. Movía las manos y daba vueltas en casa, de uno a otro lado, hasta que finalmente se aisló. Un psicólogo atendió a Ramiro y diagnosticó un cuadro de esquizofrenia.
“La esquizofrenia es una patología, un trastorno grave de la mente que lleva a las personas a interpretar la realidad de manera anormal. Se caracteriza por la presencia de alucinaciones y diferentes tipos de delirios. El más común es el tipo paranoico, creer que lo están persiguiendo, atacando, confabulando en contra de él”, indica el docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Pedro Aramayo.
Antiguamente, se consideraba la esquizofrenia como una enfermedad mental o un trastorno. El Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5) incluye este problema dentro del espectro de trastornos psicóticos.
Los signos y síntomas pueden variar, aunque generalmente implican fantasías, alucinaciones, habla o pensamiento desorganizado o reflejan una capacidad deficiente de vivir normalmente.
Se desconoce la causa exacta que la genera el mal. Estudios aseguran que tendrían que ver con una combinación de factores genéticos, ambientales y la alteración de las sustancias químicas que desestructuran al cerebro.
A qué edad se distinguen los síntomas
Según el académico, en la infancia se registra el comportamiento premórbido; es decir, comportamientos raros, extravagantes o atípicos en cualquier niño. Sin embargo, la edad de inicio de sintomatología de la esquizofrenia está entre los 15 a 16 años para los varones y 18 años para las mujeres, aunque los datos varían según el sujeto.
“No es que a los 15 años cumplidos se desencadena, sino que hay un proceso progresivo en el que se van presentando ideas autorreferenciales, comportamiento más extravagante y empiezan a aparecer las alucinaciones auditivas y demás. Pero, el primer brote psicótico está en ese rango de edades, aproximadamente”, agrega.
En la adolescencia, los síntomas son similares a los que se presentan en los adultos, pero la afección puede ser más difícil de identificar, probablemente porque algunos de los síntomas tempranos de la esquizofrenia son comunes en el desarrollo típico de la adolescencia, como el distanciamiento de los amigos y los familiares, menor desempeño en la escuela, trastornos del sueño, humor irritable o depresivo o falta de motivación.
El uso de sustancias recreativas, como la marihuana, las metanfetaminas o el LSD, a veces puede causar signos y síntomas similares a la esquizofrenia.
Tratamientos
El tratamiento que se debe seguir con este tipo de pacientes es farmacológico, con la prescripción de antipsicóticos, psicoterapia y atención especializada coordinada a cargo de un psiquiatra.
Los tratamientos buscan reducir la gravedad de los síntomas psicóticos, prevenir la recurrencia de los episodios sintomáticos y el deterioro funcional asociado. También proporcionan apoyo y con ello permiten que la persona funcione al nivel más alto posible.
Esquizofrenia y educación
Diferentes estudios han demostrado déficit cognoscitivo con alteraciones a nivel de la atención, funciones ejecutivas, comunicación verbal, habilidades visoespaciales y habilidad motora fina en las personas esquizofrénicas. Aramayo asegura que el sistema educativo debe integrarlos de manera normal, siempre y cuando el paciente tome sus medicamentos y acuda a terapia para el manejo del estrés.
“No veo ningún inconveniente en que las personas puedan ingresar a una institución, a un colegio, a la universidad, seguir sus cursos, pueden hacerlo de manera normal”, agrega.
Calificar como loco, es discriminatorio
Aramayo sostiene que decirle loco o loca a una persona esquizofrénica es discriminatorio por lo que se debe enseñar a la sociedad a referirse a este grupo de personas como a cualquier ser humano.
“No debemos colocar etiquetas, ni ver a las personas a través de los síntomas, signos o diagnósticos, cuando tenemos que ver al individuo como un todo, como un ser íntegro. El paciente con esquizofrenia es una persona con esquizofrenia (…). La persona, dentro de su esencia, es parte de su vida la esquizofrenia, entonces no, no está loco, es un término peyorativo en muchos casos”, indica.