Por Fernando García
Mientras miles de danzarines hacían su paso durante la peregrinación folklórica en honor a la Virgen del Socavón, ante la mirada de millones que apreciaron la entrada desde sus casas o en las tribunas instaladas en Oruro, en la ciudad de Cochabamba se llevaba a cabo la primera de tres jornadas del Nonstop The Madness 2024, el festival de música urbana más importante del país.
¿Qué tienen en común ambos eventos? Califican dentro del concepto de economía creativa, que lejos de vender un producto, comercializan una experiencia a la que el creador o los protagonistas le atribuyen un valor comercial que puede ser mucho más alto que el costo que demanda organizar la actividad.
“Siempre pongo el ejemplo del pintor que no gasta más de 50 bolivianos para producir un cuadro, pero logra venderlo por 4.000. Ese es el valor que la gente le da al arte y a la creatividad, y eso es lo que estudia la economía creativa”, resumió el investigador del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres), Santiago Laserna.
Apenas unos días después de haber dado fin a la agenda carnavalera 2024, expertos de diferentes áreas relacionadas con la cultura y la economía creativa se reunieron en instalaciones de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz en Cochabamba, donde se llevó a cabo el conservatorio “Carnaval creativo”, un espacio en el que se analizaron las actividades carnavaleras como motor económico de la región y del país.
Evolución cultural y económica
Los paralelismos entre el Carnaval de Oruro y el festival de música urbana permiten trazar dos figuras: en la primera, se tiene un multitudinario evento cultural conocido internacionalmente y consolidado en el imaginario de los bolivianos. En el segundo, se observa cómo un emprendimiento empresarial que concita la atención de un importante grupo de ciudadanos que ponen los ojos en un festival musical de tres días, que se realiza justo durante el feriado de carnaval.
“El Madness se ha convertido en un evento de conocimiento común entre los jóvenes y personas de otras edades que ya saben del festival. Este año tuvimos la participación de unas 17.000 personas, desde los 18 hasta los 50 años. Además, contamos con 10.000 personas que trabajaron en el evento, desde seguridad, atención, ventas y servicios, cifra que engloba a todas las profesiones y aplica a distintos rubros”, explicó Bruno Verduguez, socio de Link Group, la firma que organizó el festival.
Por cada emprendimiento económico creativo que se materializa, se produce una cadena de valor que mueve la economía, genera empleo y moviliza a la gente.
“Este año nos hemos sentido orgullosos de que más de 86 restaurantes se sumaron al partnership que hemos abierto. Estos negocios aportaron con su granito de arena, se dieron cuenta de que se podían mostrar a través de las redes sociales; ese ha sido un valor agregado y es increíble cómo la gente acepta estos mecanismos de venta y posicionamiento, es una gran oportunidad exhibirse a nivel nacional con la concurrencia de gente que tuvimos”, detalló Verduguez.
El modelo implementado por Nonstop The Madness fue replicado en Santa Cruz de la Sierra, donde durante este mismo carnaval se realizó la primera versión del Festival Pura Cepa, con artistas locales e internacionales con géneros que iban desde la cumbia, pasando por la música electrónica, hasta el reguetón.
Academia y economía naranja
Desde el Instituto de Progreso Económico Empresarial (IPEE), constituido en el centro de pensamiento estratégico de Unifranz, se analizan los emprendimientos de la economía naranja y el impacto que se refleja en la sociedad.
“Desde la universidad, a través del instituto, hemos desarrollado el Censo de Economía Naranja, con el que hemos llegado a censar a 2.200 empresas y emprendimiento de corte creativo en todo el municipio de Cochabamba (…). Entonces vemos que el Madness genera un gran movimiento económico que demuestra que es importante generar estudios desde la academia y la investigación para generar data que nos muestre el impacto real en lo económico y social del carnaval en Bolivia”, apuntó Gabriela Sanjines, docente e investigadora del IPEE.
Para el ingeniero Rolando López, vicerrector Unifranz Cochabamba, es importante la generación de entornos educativos que permitan experimentar iniciativas que marquen la ruta que deben seguir los emprendedores.
“Tenemos que entender que debemos crear plataformas que simulen los entornos en los que vivimos. Aquí, en la universidad, nosotros tenemos simuladores de negocios que permiten hacer múltiples experimentos para encontrar el camino que debemos seguir”, indicó.
López insistió que la importancia de la economía creativa es equiparable a la de negocios de la economía tradicional como la exportación de materias primas, con la diferencia de que esta vertiente es inagotable y sólo depende del ingenio de quien emprende.
“Con estas iniciativas estamos hablando del tamaño del negocio de lo que genera el cine, el fútbol, la música, el streaming, de todo aquello que antes no había, que en suma se parece al tamaño del negocio de los hidrocarburos. Por eso los grandes espectáculos generan economía”, manifestó la autoridad académica.
A esta opinión se sumaron desde la municipalidad de Cochabamba, con la intervención del secretario de Cultura, Enrique Mendieta, además de la investigadora histórico-social Rosa Elena Novillo, y el presidente de la Cámara de Industria, Comercio y Servicios de Cochabamba (ICAM), Amílcar Rocha.