Ahorro de energía, uso de materiales más amigables con el medioambiente y la integración con la naturaleza son los nuevos retos a los que los constructores en Bolivia y el mundo se enfrentan. El desafío es reducir un 20% las emisiones y la huella de carbono en estas construcciones.
Según el último informe de la Alianza Global para los Edificios y la Construcción (GlobalABC), creada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el sector de la construcción es responsable del 39% de emisiones de dióxido de carbono relacionadas con la energía y los procesos. Este alto porcentaje se debe a las acciones en la obra, el transporte y la fabricación de materiales de construcción.
Asimismo, el sector cementero es responsable de alrededor del 5% de las emisiones de CO2, principal gas productor del efecto invernadero y cambio climático. El hormigón es el material de construcción más empleado en el mundo: cada año, la industria del hormigón emplea 1.6 billones de toneladas de cemento. Cada tonelada de cemento en su fabricación, emite una tonelada de CO2 a la atmósfera. Además, durante el proceso de construcción es habitual el empleo de maquinaria pesada que genera la mayor cantidad de emisiones de dióxido de carbono. El transporte de los materiales al lugar constituye un 6 y hasta 8% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero para un proyecto.
Por esta razón, existe un impulso mundial por apostar en la construcción sostenible, reduciendo la huella ambiental que genera la actividad e integrando los edificios con el medio ambiente.
“En Bolivia, las tendencias en construcción están enfocadas en la urbanización sostenible, la revitalización de áreas urbanas, la mejora de la infraestructura vial y de transporte público, y la construcción de viviendas accesibles y de calidad”, señala Gabriel García, director de la carrera de Arquitectura de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Esta inquietud por la construcción sostenible se refleja en la firma de un memorándum de entendimiento entre la Cámara Departamental de la Construcción de Santa Cruz (Cadecocruz) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) realizado durante el primer trimestre de 2023.
Este acuerdo incluye las áreas de impulso, mecanismos de formación académica y profesional en los ámbitos de construcciones sostenibles, verdes y resilientes, así como el acceso a fuentes de financiamiento internacional para proyectos en las áreas de infraestructura sostenible, energía renovable, eficiencia energética, agua y saneamiento, uso sostenible del agua, mitigación y adaptación al cambio climático, gestión adecuada de residuos y esquemas de economía circular.
El acuerdo incluye la promoción de mecanismos de certificación de proyectos de infraestructura sostenible para los financiamientos verdes y sostenibles; además de la promoción de los estándares para empresas por parte del PNUD, a fin de medir la contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.
Los pilares de la construcción sostenible
Según García, para promover la sostenibilidad en las construcciones en estas ciudades, se pueden adoptar medidas como: fomentar el uso de materiales de construcción sostenibles y reciclados.
También, se debe promover la eficiencia energética en edificios, la incorporación de tecnologías renovables y la implementación de políticas de transporte público eficientes para reducir la dependencia del automóvil.
“Otro de los parámetros que se debe buscar es el de fomentar la reforestación y el diseño urbano que incluya áreas verdes y espacios abiertos y establecer regulaciones y estándares estrictos para la construcción sostenible”, agrega el docente universitario.
Mediante el cumplimiento de estos parámetros, las empresas constructoras del país pueden optar por obtener la certificación EDGE, la cual certifica la sostenibilidad de un edificio y desbloquea líneas de inversión.
Para calificar a esta certificación, un edificio debe lograr al menos una reducción del 20% en energía, agua y energía incorporada en los materiales en comparación con un edificio convencional.
“El crecimiento de las ciudades conlleva desafíos en términos de planificación urbana, gestión de recursos, y sostenibilidad. La colaboración entre el gobierno, la sociedad civil y el sector privado es esencial para abordar estos desafíos y lograr un desarrollo urbano equitativo y sostenible en Bolivia. Además, la inversión en infraestructura y la promoción de prácticas de construcción sostenible son aspectos clave para el futuro desarrollo de estas ciudades”, manifiesta García.