Por Nayely Ortega, estudiante de periodismo de UNIFRANZ.
La celebración acabó. Ya se realizaron los actos y las fiestas de graduación de nuevos bachilleres. Hoy, toca tomar decisiones respecto a la futura carrera universitaria. Con seguridad, muchos ya saben qué estudiar, pero otros aún divagan en un sinfín de opciones.
Para esos jóvenes que aún se encuentran en la encrucijada, sobre qué estudiar, por qué camino optar, la Universidad Franz Tamayo, UNIFRANZ, en sus cuatro sedes trabaja un proyecto de orientación vocacional con el objetivo de ayudar a tomar definiciones en función a sus aptitudes personales.
El proyecto tiene tres fases. La primera consiste en una capacitación con la que se busca lograr el autoconocimiento del estudiante, la elaboración de su proyecto de vida y la identificación y auto análisis del factor realidad.
Tener metas en la vida nos ayuda a motivarnos y a trabajar para lograrlos, dice la psicóloga. El plan de vida son nuestros objetivos vitales, como los profesionales, personales, económicos, de aprendizaje, espirituales y familiares, como acciones que vamos a realizar para lograrlos.
La segunda fase del proyecto de orientación vocacional sugiere implementar el test Chaside, que mide aptitudes e intereses del estudiante. Es un cuestionario de preguntas que el estudiante debe responder para obtener una evaluación técnica y un informe psicológico, que lo orienta en la carrera universitaria que se adapta a sus cualidades.
Por último, la evaluación psicológica individual, como herramienta que conduce al joven o al adulto a darle una dirección de toma de decisiones relacionadas con un futuro a corto y largo plazo, dice Eliana Exalto, Directora de la carrera de Psicología de Unifranz El Alto, al momento de describir la metodología de orientación vocacional para jóvenes que aún no definen qué estudiar.
“La aplicación del proyecto involucra la participación de estudiantes capacitados de la carrera de Psicología, quienes son los encargados de visitar las unidades educativas para tomar las pruebas que beneficiarán a los futuros graduados, poniendo así en práctica sus conocimientos y reforzando sus competencias”, indicó.
Identificar la vocación estudiantil es importante, porque iniciar una carrera “sin estar seguros”, puede tener efectos negativos a largo plazo, como el fracaso profesional, la conclusión de la carrera con resultados deficientes, o universitarios que abandonan sus estudios superiores o cambian de carrera repetidamente.
Muchas veces, factores ajenos a esas cualidades, como la presión de los padres, el factor económico y geográfico o la expectativa por parte de círculos cercanos, obligan a tomar decisiones erradas, por eso los especialistas recomiendan a los bachilleres tomar decisiones en función de dos variables relevantes: identificación de lo que le gusta y, segundo, para qué es bueno. Esas variables, que a veces cuesta identificarlas, les permitirán aclarar cuál es su vocación o inclinación profesional.
Datos del Viceministerio de Educación Superior dan cuenta que, anualmente, al menos 160.000 colegiales se gradúan como bachilleres en todo el territorio nacional.
Los padres pueden ayudar en la decisión
Los padres juegan un papel importante en la orientación vocacional. Según Exalto, los papás pueden brindarles información sobre las posibles carreras, pero sin presionarlos a optar por una de ellas.
“Otra forma de colaborar a los bachilleres como padres, es brindarles información necesaria sobre las posibles carreras, con los pros y contras; sin obligarlos a optar por una. Una buena opción, también es conocer a un profesional del área que le interese”, puntualizó.
Finalmente, ayudarlos a identificar sus fortalezas y debilidades podrá encaminarlos dentro del mundo universitario y al padre saber en qué aspectos apoyarlos. Por eso, el proyecto también brinda una capacitación a los padres, apoyando a la educación vocacional.