Ver la sonrisa de las personas que reciben un poco de amor es una motivación para poder seguir ayudando afirma Alison León, voluntaria y estudiante de la Universidad Franz Tamayo, UNIFRANZ. Al igual que ella, otros 70 jóvenes participaron de las tres campañas solidarias en favor de ancianos y niños logrando recolectar más de 1.500 juguetes además de insumos y víveres para las fiestas de fin de año.
Ser voluntario significa invertir tiempo en hacer felices a los demás. Estas actividades, son el escenario óptimo en el que los estudiantes generan acciones creativas para el desarrollo humano integral. Mariana Vargas, Coordinadora de Actividades Estudiantiles, afirma que estas experiencias convierten a los estudiantes en agentes de cambio permitiéndoles impactar en la vida de las personas, cultivando valores y cumpliendo con su responsabilidad social.
Según Vargas, el voluntariado aporta también a la salud mental de quien lo practica, bajando los niveles de depresión y estrés. Además, desarrolla nuevas habilidades y vivencias que a futuro son útiles para diferenciarse y elevar el perfil profesional.
Vestido de Papá Noel, John Elorriaga, estudiante voluntario; compartió un grato momento con los niños del Hospital Oncológico. “Fue una experiencia muy bonita, ya que los niños a pesar de estar en una situación difícil de salud, se emocionaron al recibir los regalos y estaban muy felices. Cuando uno realiza este tipo de actividades desarrolla empatía y en la vida profesional es algo me servirá demasiado, por ejemplo, en mi relación con los pacientes”, cuenta el futuro médico.
Pero además de traer consigo beneficios como el desarrollo de habilidades y valores, participar de acciones benéficas, es el camino al bienestar colectivo. Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre el estado del Voluntariado en el mundo establece que la actividad fomenta un mayor sentimiento de pertenencia a la comunidad y ayuda a mejorar la sociedad, además desarrolla conductas sociales positivas que mitigan la delincuencia y mejoran la cohesión social a través del fortalecimiento de la confianza y la reducción de conflictos.
Parte de esa responsabilidad social para con el entorno y los demás es la que mueve a los jóvenes de la fundación a incidir en el entorno. Vladliena Santelices, Asesora de Deporte y Cultura de UNIFRANZ, reafirma la idea de que estar dispuesto a colaborar es parte fundamental del cambio que necesita nuestra sociedad. “Vivimos en un mundo cada vez más individualista que persigue un beneficio propio sin importar los demás, por ello es importante que todos tomemos mayor conciencia de la contribución que otorgan al entorno”.
Además de las campañas por las fiestas de fin de año, el equipo de voluntarios también trabaja en proyectos como la creación del Huerto Urbano UNIFRANZ y actividades de interacción social y vinculación con hogares de mascotas. Este tipo de experiencias vinculan a los estudiantes con el entorno, transformándolos en agentes de cambio, consientes, capaces de proponer soluciones y construir un mejor presente.