Unifranz levanta su catedral de la transformación académica

Por Esteban Luzgardo Muruá Pará

Exposición de lo que será la catedral de la innovación académica de Unfranz

Hay momentos en la historia en los que una obra humana se convierte en símbolo. Muy pronto, en Cochabamba, Unifranz abrirá las puertas de lo que muchos ya llaman la catedral de la innovación académica. No es una metáfora fácil. Es, más bien, una imagen justa: un espacio que, como aquellos templos que alguna vez marcaron el pulso de una época, levantará ahora una nueva arquitectura del conocimiento. Y será, también, un gesto de luz. Como cuando el ser humano, en la inmensidad de su asombro, prendió por primera vez la chispa del fuego y entendió que podía iluminarse a sí mismo… y alumbrar a todo su entorno.

En esta basílica del presente —y del porvenir— convivirán tres altares de aprendizaje que cambiarán la forma de entender la educación. El IA Lab, un territorio donde la inteligencia artificial abre portales a mundos posibles y demuestra que el futuro ya no es un horizonte lejano, sino una construcción diaria. El CASEM, el Centro Avanzado de Simulación de Entrenamiento Médico, donde la medicina deja de ser teoría para convertirse en experiencia, en respiración, en vida. Y el Business Lab, esa mesa donde laten los movimientos económicos del planeta y desde donde se toman las decisiones más audaces, las que definen rumbos y generan impacto.

Unifranz sabe que educar no es acumular datos, sino aprender haciendo; que memorizar no transforma, pero experimentar sí. Por eso su modelo académico se parece más a una brújula que a un libro cerrado. Una brújula que apunta siempre hacia adelante, hacia la resolución de problemas reales, hacia la creatividad aplicada, hacia una juventud que merece herramientas que no envejezcan antes de tiempo.

La catedral que está por abrirse no será una eucaristía ni un ritual solemne. Será un espacio vivo, respirante, inquieto. Un lugar donde cada estudiante entra como aprendiz y sale como protagonista; donde cada carrera conversa con la realidad y cada proyecto late con propósito.

Es que entiende que, finalmente, educar para transformar vidas no es un lema: es un compromiso. Unifranz lo asume con la certeza de que el futuro no se espera, se construye.

Muy pronto, ser parte de este gran propósito no solo te encantará:
te cambiará para siempre.

Unifranz y la promesa de una educación que prende la chispa del mañana

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *