Luego de tres fracasos en su embarazo, Miriam tuvo a su único hijo hace seis años. Debido a las dificultades por las que pasó, la madre tomó todos los recaudos en cuanto a la salud y alimentación del niño, quien desde que nació presentó problemas de bajo peso.
Esta situación la llevó a consultar a su mamá, hermanas, amigas y otras mamás cómo podía aumentar el peso de su hijo. Recibió varios consejos, como darle vitamina C en pastillas, aceite de hígado de bacalao en cápsulas y un par de vitaminas más, para subir las defensas y el peso del infante.
Al poco tiempo, el niño empezó a presentar vómitos y fuertes molestias en el estómago. Inmediatamente, la madre lo llevó al médico, quien luego de algunos análisis diagnosticó que el niño estaba sufriendo los efectos de una hipervitaminosis.
La hipervitaminosis en niños es una condición en la que hay un exceso de vitaminas en el cuerpo debido a la ingesta exagerada de suplementos vitamínicos o alimentos fortificados.
Si bien las vitaminas son nutrientes esenciales para el funcionamiento adecuado del organismo, consumirlas en exceso puede tener efectos adversos, advierte la directora de la carrera de Bioquímica y Farmacia de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Patricia Avilés.
“Existen dos tipos principales de vitaminas. Las vitaminas liposolubles (A, D, E y K) y las vitaminas hidrosolubles (vitamina C y las del complejo B). La hipervitaminosis puede ocurrir con cualquiera de estas vitaminas, pero es más común con las vitaminas liposolubles, ya que se almacenan en el tejido graso del cuerpo y se liberan más lentamente”, indica la académica.
Riesgos para los niños
Los niños que se exponen a un exceso de vitaminas, o hipervitaminosis, son pasibles a varios riesgos y efectos adversos en su salud. Estos riesgos varían según la vitamina y la cantidad de exceso.
Avilés explica que algunos de los riesgos más comunes pueden ser:
-Toxicidad vitamínica. Las vitaminas liposolubles (A, D, E y K) se almacenan en el tejido graso del cuerpo y se liberan más lentamente, lo que significa que pueden acumularse con el tiempo. Un exceso de estas vitaminas puede causar síntomas de toxicidad, como náuseas, vómitos, diarrea, dolor de cabeza, fatiga, irritabilidad, entre otros. En casos graves, puede haber daño en órganos como el hígado y los riñones.
-Desequilibrios nutricionales. Un exceso de vitaminas en la dieta puede interferir con la absorción de otros nutrientes esenciales. Por ejemplo, un exceso de vitamina D puede interferir con la absorción de calcio y fósforo, lo que puede afectar negativamente el desarrollo óseo.
-Problemas en el desarrollo. En niños pequeños, el exceso de vitamina A puede ser particularmente peligroso, ya que puede alterar el desarrollo normal de órganos como el corazón, los pulmones y el sistema nervioso central.
-Problemas en los huesos. Un exceso de vitamina A puede aumentar el riesgo de fracturas y debilitar los huesos en los niños.
-Problemas en los riñones. La hipervitaminosis puede poner estrés adicional en los riñones, ya que deben filtrar y eliminar el exceso de vitaminas del cuerpo. En casos severos no controlados pueden causar daño renal.
-Alergias y sensibilidades. En algunos casos, un exceso de vitamina C puede causar síntomas alérgicos en niños susceptibles.
-Interacción con medicamentos. Un exceso de ciertas vitaminas puede interactuar negativamente con medicamentos que el niño puede estar tomando.
La administración de suplementos vitamínicos sin supervisión médica puede aumentar el riesgo de hipervitaminosis en niños, aunque “en la mayoría de los casos, es poco común desarrollar hipervitaminosis a través de la dieta normal, ya que el cuerpo tiende a eliminar el exceso de vitaminas a través de la orina”, puntualiza Avilés.
La crisis sanitaria y el afán de proteger a los niños – grupo vulnerable y de riesgo al contagio de enfermedades virales severas-, provocó en el país, el incremento indiscriminado de la automedicación de suplementos vitamínicos, sin tener en cuenta que son medicamentos y, como tales, tienen riesgos y efectos secundarios.
“Todos los medicamentos deben ser prescritos, dispensados, recomendados y suministrados por profesionales de salud en instituciones legalmente establecidas y no así en lugares de dudosa procedencia que no garanticen la calidad del medicamento”, puntualiza la académica.