Por Mauricio Salvatierra
La publicidad en línea se ha vuelto, en muchos casos, invasiva para los usuarios, afectando su experiencia de navegación y exponiéndolos a riesgos de seguridad. Expertos advierten que la denominada “publicidad intrusiva” puede actuar como un punto de acceso para amenazas digitales, como malware (software malicioso que busca dañar los dispositivos) o robo de datos personales.
Génesis Dánae Selaya Ticona, docente en la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, explica que la publicidad mal gestionada puede comprometer la seguridad del usuario.
“Cuando ingresamos a cualquier página y aceptamos sus cookies, empieza a aparecer publicidad de distintos tipos. Esto se debe a que algunas páginas no aplican niveles adecuados de seguridad ni filtros de protección para los anuncios. Servidores y empresas especializadas en publicidad se aprovechan de estas brechas para invadir sitios con bajo control”, indica
Casos reales: una amenaza palpable
La exposición a publicidad intrusiva puede tener consecuencias graves. Un claro ejemplo de su impacto es el caso de Michelle, una joven universitaria, que, al buscar recursos académicos en varias páginas web, se encontró con una serie de anuncios emergentes. Al intentar cerrarlos, algunos de ellos instalaron programas en su computadora sin su autorización. Poco después, estos programas resultaron ser malware, afectando el rendimiento del equipo e invadiendo su privacidad.
“Situaciones como ésta son comunes”, advierte la docente, resaltando la necesidad de navegar con precaución y adoptar medidas de protección.
La publicidad forma parte de nuestra vida cotidiana. Según datos de Statista, un portal de estadística en línea alemán que pone al alcance de los usuarios datos relevantes de estudios de mercado y de opinión, así como indicadores económicos y estadísticas oficiales, en 2023 el gasto en publicidad digital representó aproximadamente el 67% del total global y se proyecta que alcanzará el 74% para 2027. Las grandes corporaciones han encontrado en el entorno digital un espacio fértil para captar clientes mediante estrategias innovadoras.
¿Qué es la publicidad intrusiva?
El término “publicidad intrusiva” se refiere a anuncios que interrumpen o bloquean el contenido que el usuario desea consumir. Algunos ejemplos incluyen: pop-ups o ventanas emergentes, videos de reproducción automática o banners superpuestos al contenido.
Estos anuncios suelen aparecer en múltiples plataformas que van desde los periódicos digitales, al acceder a noticias; YouTube, antes, durante o después de los videos; o redes sociales, a través de contenido promocionado.
Además de ser molesta, la publicidad intrusiva puede ocasionar problemas como robo de contraseñas, descargas maliciosas o inundación de correos spam.
“Cuando instalamos una aplicación en nuestro celular, permitimos que el desarrollador o la empresa detrás del software acceda a diversos recursos del dispositivo”, añade Selaya, alertando sobre los riesgos potenciales que esto implica.
Consejos para navegar de forma segura
Para reducir los riesgos que conlleva la publicidad intrusiva, Selaya sugiere las siguientes recomendaciones:
- Evitar aplicaciones de fuentes desconocidas en dispositivos móviles, ya que podrían acceder al dispositivo de manera maliciosa.
- Navegar en sitios con protocolo HTTPS, que garantizan una conexión segura.
- Leer los términos y condiciones al instalar aplicaciones o programas, para comprender los permisos otorgados. Aunque estos textos suelen ser largos y complejos, es fundamental entender qué tipo de acceso se concede.
- Usar bloqueadores de anuncios, activando opciones integradas en navegadores como Chrome, Firefox, Edge o Brave, o instalando extensiones específicas.
El peligro de la recopilación de datos
Selaya destaca que la publicidad en línea se alimenta de la información personal que los usuarios dejan en Internet, como su edad, género y ubicación.
“Con estos datos, las empresas elaboran estudios de mercado y ajustan sus campañas para bombardear al usuario con anuncios personalizados”, explica.
Por esta razón, es crucial que los usuarios controlen la cantidad de información que comparten en línea y gestionen su huella digital de manera responsable. “Prestar atención a qué datos otorgamos a través de redes sociales y otras plataformas es vital, ya que terceros pueden utilizarlos para fines que desconocemos”, concluye Selaya.
Por otra parte, la publicidad también podría generar un efecto boomerang. Jennifer Delgado, psicóloga española, señala que, “en ocasiones los publicistas crean anuncios y campañas de marketing con las mejores intenciones del mundo pero… los resultados son desastrosos”.
El diccionario de psicología define el efecto boomerang como “una forma de comunicación persuasiva enviada a un receptor, pero devuelta con la reacción contraria”; es decir, se produce este efecto cuando se difunde una publicidad con el objetivo de provocar una determinada reacción, pero la misma resulta totalmente opuesta a la que se esperaba.
En un mundo cada vez más digitalizado, la conciencia sobre los riesgos asociados a la publicidad intrusiva y la gestión adecuada de la información personal son esenciales para una navegación segura.