La cuarta revolución en la humanidad se vincula directamente con el conocimiento. La expansión del ámbito de conocimiento en diversas direcciones permite acuñar el concepto de multiconocimiento. Se trata de un sinfín de visiones que permiten la innovación, la transformación de las personas y de empresas.
“Estamos viviendo una cuarta revolución, que es la del conocimiento y en una sociedad con conocimiento es aún más importante (desarrollar) la capacidad para conectar entre distintos ámbitos. El recurso más importante no era el humano, ni la tierra o el capital. Siempre fue el conocimiento”, explica Alejandro Zegarra, vicerrector adjunto de Unifranz Santa Cruz.
La tecnología 2.0 trajo la generación de sitios web donde las personas pueden colaborar y compartir información en línea, que antes no era posible. Esa transformación generó un espiral importante de creación y difusión de conocimiento.
Zegarra asegura que la información, a veces, solo permite mirar las cosas de manera más precisa. Es decir, si una persona es médico, será más consciente en cuanto a la salud e higiene. Si es de administración de empresas, probablemente verá el tema de atención en un restaurante o si es arquitecto, lo más seguro es que esté más atento a temas de diseño.
“En cambio, en una era del conocimiento es vital nutrirnos de distintas miradas y eso involucra aprender distintos conocimientos, de distintos ámbitos, para tener una mirada multidimensional de lo que observes”, afirma.
En los tiempos actuales, la duración de la información se hace obsoleta sobre la marcha y eso involucra una mayor innovación, creación de conocimiento y, por lo tanto, actualización.
En ese sentido, Zegarra plantea dos desafíos: la necesidad de aprender de forma permanente por el cambio que sucede en el conocimiento y desarrollar habilidades para conectar estos aprendizajes.
“El conocimiento es incremental y acumulativo. Eso quiere decir que lo que ya conozco no lo pierdo y sobre esa base voy construyendo un andamiaje que se va creciendo”, afirma el académico.
Los colaboradores de las organizaciones deben aprender y renovar sus conocimientos, que obliga al crecimiento personal, con el fin de responder a la dinámica del mercado, tal y como crear nuevas rutinas y que sea de forma permanente.
Las compañías van a tener dos tipos de presiones: una es la externa, para actualizar sus estructuras que antes eran mucho más rígidas, con horarios, cuando ahora mucho de ese trabajo se puede hacer fuera de la oficina.
“Esa presión (externa) va a obligar a aprender tecnologías digitales, pero de forma alterna hay una presión”, precisa Zegarra y agrega que el segundo tipo de presión es de las personas, “por ir aprendiendo constantemente. Por tanto, va a ser necesario un liderazgo que flexibilice las estructuras organizacionales, premie la generación de ideas y aprendizaje”, enfatiza.