El 8 de marzo de todos los años, Día Internacional de la Mujer, invita a reflexionar sobre cuánto se avanza en lograr una real equidad de género y uno de los ámbitos con cifras crecientes es la Educación Superior, que refleja la mayor cantidad de mujeres que logran el título y formación profesional, como herramienta para reducir la desigualdad; aquello permite el empoderamiento para conquistar espacios que por años fueron limitados sólo a varones
En la Universidad Franz Tamayo (UNIFRANZ), el 63 por ciento de profesionales titulados en 2021 corresponde a mujeres. Esta variable refleja la tendencia positiva hacia la equidad de género y también el dato que, en los últimos cinco años, carreras que eran tradicionalmente masculinas duplicaron su población estudiantil femenina en esta casa de estudios superiores.
Para la rectora de la UNIFRANZ, arquitecta Verónica Ágreda de Pazos, la educación es «clave para el empoderamiento de la mujer», porque modifica los estereotipos y roles en los espacios familiares y laborales.
“Un dato muy curioso es que ahora se gradúan más mujeres que hombres, pero eso no implica que haya más mujeres en puestos de liderazgo, ahí te das cuenta que todavía hace falta generar espacios. Hace falta el empoderamiento de las profesionales; hace falta el mentoring (tutoría), el coaching (entrenamiento), el acompañamiento, el upskilling (perfeccionamiento), reskilling (reentrenamiento); que las mujeres entren más en la tecnología y pierdan el miedo”, sostuvo la autoridad académica.
La profesional, experta en Educación Superior, considera que es necesario cerrar la brecha digital de género, porque ahí radican las mayores desventajas.
El rol de la mujer, en constante cambio
Entre las causas que motivan a la profesionalización de la mujer está el rol que cumplen en la economía del hogar y no se puede suplir las necesidades si solo uno de los integrantes de la familia trabaja. Y, también está la constitución de familias monoparentales, donde por lo general las mujeres están al cuidado de los hijos y se ven obligadas a trabajar y sienten la necesidad de profesionalizarse para generar mayores recursos económicos.
El lograr independencia económica da lugar al empoderamiento y es un «escudo» para afrontar la violencia hacia la mujer, sostuvo Ágreda y dijo que en la sociedad existen varios casos donde persiste esa desigualdad. “Normalmente escuchabas: ‘me pegan porque me quieren y aguanto porque no tengo independencia, o autonomía económica’. Luego, agrego: «Si generas tus propios recursos o los recursos suficientes como para poder seguir adelante tu vida, rompes esos estereotipos”.
La innovación y el liderazgo de la mujer boliviana
Desde hace cinco años, la UNIFRANZ promueve el Instituto de la Mujer y Empresa (IME) que potencia la innovación y liderazgo femenino en Bolivia. Es una comunidad global de mujeres emprendedoras y empresarias, un espacio de formación en networking (redes laborales), mentoring (tutorías) e incubación para potenciar la innovación y liderazgo para la mujer. Ágreda aseguró que la iniciativa surgió porque “estamos convencidos que la educación es el camino a un futuro mejor”.
Dijo que para lograr una real igualdad de condiciones entre hombres y mujeres es necesario unir fuerzas entre actores sociales y visibilizar los logros.
“Inspiran los modelos a seguir. Si ves una mujer en un cargo de liderazgo, tomando decisiones a nivel político, empresarial, que no buscan alienarse para convertirse en hombres para crecer, te das cuenta de que si ella puede, ¿por qué yo no podría?”, sostuvo la rectora, a tiempo de invitar a los medios de comunicación a visibilizar esa realidad.
La educación transforma vidas, empodera, abre nuevas oportunidades y es la herramienta que permite la igualdad de género, puntualizó Ágreda.