Estudiantes de Unifranz conectan historia, cultura y aprendizaje en Sucre y Potosí

Por Antonio Ortega

Estudiantes de la carrera de Administración de Hotelería y Turismo de Unifranz en el Palacio de la Glorieta.

Con el propósito de fortalecer el aprendizaje vivencial y despertar un sentido profundo de identidad cultural en los estudiantes, la carrera de Administración de Hotelería y Turismo de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz La Paz, bajo la guía académica del docente Enrique Rojas, emprendió un viaje de estudio hacia las históricas ciudades de Sucre y Potosí, dos joyas patrimoniales que reflejan la esencia viva de Bolivia.

Fue una experiencia que permitió a los futuros profesionales del turismo conectar la teoría con la realidad, observando de primera mano cómo la cultura, la historia y la gastronomía se entrelazan para dar vida a destinos únicos.

“El propósito fue que los chicos puedan conocer la riqueza cultural, histórica y patrimonial de nuestro país, especialmente en dos ciudades que marcaron la historia de Bolivia desde la colonia y el nacimiento de la República”, explicó el docente Rojas.

Durante su estadía, los estudiantes visitaron lugares emblemáticos como la Casa de la Moneda de Potosí, la Casa de la Libertad en Sucre, y la Hacienda Cayara, sitio histórico donde descansó el Mariscal Sucre antes de fundar la capital. También recorrieron conventos coloniales como Santa Teresa y La Recoleta, espacios donde la historia cobra vida a través de la arquitectura, el arte religioso y las vivencias de antaño.

“Fue impactante conocer el convento de Santa Teresa, un lugar hermoso y lleno de historia donde las mujeres entregaban su vida a Dios y dejaban atrás el mundo exterior”, mencionó la estudiante Alejandra Uzueta, quien afirma que aprendió bastante de esta travesía.

La visita al Castillo de la Glorieta fue otro de los momentos más recordados. Su diseño ecléctico y su historia despertaron la imaginación de los estudiantes, quienes se sintieron “dentro de una película de antaño”, recordando que el turismo también es una puerta al arte y a la narrativa cultural.

El componente gastronómico tuvo un papel protagónico. Los estudiantes degustaron platos tradicionales como la Kalapurka potosina, el Mondongo chuquisaqueño y el K’oco de pollo, además de los tradicionales helados de Sucre y la famosa chicha chuquisaqueña. “Turismo también es gastronomía, y nuestros estudiantes pudieron comprobar que los sabores son parte de la identidad de cada destino”, remarcó Rojas.

El intercambio académico con la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca marcó un hito dentro del viaje. Los estudiantes participaron en una charla con la carrera de Turismo y Gastronomía, compartiendo experiencias y fortaleciendo lazos entre instituciones que buscan profesionalizar y promover el turismo responsable en el país.

El aprendizaje fue integral. Los jóvenes realizaron fichas de interpretación turística y analizaron el potencial de los atractivos locales, observando tanto sus fortalezas como sus oportunidades de mejora.

“Sucre destaca por su conservación histórica y su relación con la independencia, mientras que Potosí necesita reforzar la limpieza y el mantenimiento urbano, pero conserva una autenticidad única que enamora a cada visitante”, afirmó Alejandra.

Los resultados del trabajo de campo fueron evidentes: los estudiantes comprendieron que el turismo es una herramienta poderosa para el desarrollo regional y que su gestión debe ser sostenible, inclusiva y enfocada en la preservación del patrimonio. “Respondieron de manera excelente, estaban asombrados de todo lo que tenemos como cultura viva y tangible”, señaló Rojas, convencido de que el contacto directo con la realidad es la mejor forma de aprender.

Al finalizar la experiencia, los estudiantes coincidieron en que el turismo boliviano tiene un potencial inmenso y que su crecimiento depende del compromiso colectivo con la calidad, la atención al visitante y el cuidado del entorno. “Estoy fascinada por todo lo que tenemos en Bolivia; debemos ser el cambio que fomente el turismo y el respeto a este país tan único”, expresó Alejandra, resumiendo la esencia del viaje con una frase que refleja la magia de la experiencia: “Las cosas más maravillosas están en todas partes.”

Con esta travesía académica, la carrera de Administración de Hotelería y Turismo reafirma su compromiso con la formación de profesionales capaces de valorar, proteger y proyectar el patrimonio boliviano hacia el mundo. Más que un viaje, fue una lección de vida que despertó orgullo, conciencia y amor por Bolivia.

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