La sobreexposición a los rayos ultraviolenta tiene efectos negativos. Dos condiciones elevan este riesgo: el invierno y la altura. Por eso, la población asentada en tierras altas, como La Paz, Oruro, Potosí y El Alto debe atender los cuidados de la piel de manera más consciente. El riesgo conlleva problemas, como el cáncer.
Alejandro Alba, coordinador de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, explica que “la altitud también determina la cantidad de radiación UV que se recibe, debido a que en zonas de alta montaña es más delgada la capa atmosférica que deben recorrer los rayos solares”.
Las regiones andinas de gran altitud de América del Sur están expuestas a niveles peligrosos de radiación solar. El índice de rayos ultravioleta alcanza los 40, empero, lo regular oscila de 11 a 17, reseña un estudio de expertos realizado en la región en 2021, menciona Alba.
La sobreexposición solar conlleva varios riesgos. Alba precisa que los rayos ultravioletas pueden provocar quemaduras en la piel, envejecimiento prematuro y cáncer, que es la patología más común en Estados Unidos. “La exposición a la radiación UV también aumenta el riesgo de presentar enfermedades que producen ceguera, si no se usa protección para los ojos”, agrega.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dan cuenta que, en 2020, la exposición excesiva a la radiación ultravioleta, ya sea del sol o de fuentes artificiales, como las camas de bronceado, provocó cerca de 1,5 millones de nuevos casos de cáncer de piel y melanoma cutáneo; también, otros 1,5 millones de casos de ceguera en el mundo y más de 121.000 decesos prematuros.
Con relación a los efectos positivos, Alba precisa que los rayos UV, en pequeña cantidad, influyen en la producción de vitamina D, que ayuda al cuerpo a absorber el calcio y fósforo de los alimentos. De hecho, la OMS recomienda una exposición al sol de cinco a 15 minutos, entre dos y tres veces por semana.
Intensidad que sube cada 1.000 metros
La radiación ultravioleta (UV) es una forma de radiación no ionizante (energía liberada por los átomos en forma de ondas electromagnéticas o partículas) que es emitida por el sol y fuentes artificiales.
Su nombre se vincula al rango de la longitud de onda que comienza detrás del espectro visible que las personas observan como color violeta. En promedio, por cada 1.000 metros de incremento de la altitud, la radiación UV aumenta entre un 10% y 12%.
La Sociedad Americana Contra El Cáncer asegura que la intensidad de los rayos UV depende de varios factores. Uno de ellos es el horario ya que entre las 10.00 y 16.00 son más intensos.
La temporada del año es otro factor de incidencia. Los rayos UV son más intensos en estaciones del año como por ejemplo invierno. Otro factor es la altitud, puesto que más rayos UV llegan al suelo en tierras elevadas.
Finalmente, el reflejo de las superficies, debido a que los rayos UV rebotan en superficies como el agua, arena, nieve o pavimento, lo que lleva a un aumento en la exposición.
Índice ultravioleta
La OMS, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Organización Meteorológica Mundial elaboraron un índice ultravioleta (IUV) solar, como patrón internacional para medir las radiaciones.
El índice de rayos UV alerta la posibilidad de que se produzcan efectos nocivos sobre la salud y estimula a las personas a protegerse. Cuanto más alto es el valor del IUV, mayores son las posibilidades de que la piel y los ojos resulten lesionados.
Tratamiento para contrarrestar sus efectos
Para contrarrestar los efectos nocivos de los rayos ultraviolenta, la ciencia especializada recomienda limitar el tiempo que se pasa bajo el sol de mediodía y evitar sobreexposiciones, y, al contrario, optar por el resguardo bajo la sombra.
Las formas para cuidarse de estos rayos son múltiples. Desde el uso de sombrero de ala ancha para proteger ojos, el rostro y el cuello; hasta la ropa que cubre brazos y las piernas. Otros elementos protectores son las gafas de sol cerradas a los lados, que protejan de 99% a 100% de las radiaciones ultravioleta A y B.
En las zonas de la piel que no estén cubiertas por la ropa, untar abundantemente y renovar con frecuencia un filtro solar de amplio espectro, con un factor de protección solar (FPS) de 30+.
Las recomendaciones también alcanzan a los más pequeños y sugieren proteger a los bebés y niños pequeños de la exposición al sol y tratar de mantenerlos siempre en la sombra.
El uso de camas bronceadoras, antes de los 35 años de edad, conlleva el incremento de riesgo de melanoma maligno, en un 75%. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda prohibir su uso en los menores de 18 años.
Alba recomienda: “cuidarnos de la sobreexposición a los rayos ultravioleta, más aún si no se tiene ninguna medida de protección y siempre tener a mano protector solar o alguna indumentaria para cubrirse de los rayos UV”. Consejos útiles y sencillos para el bienestar personal.