La IV Conferencia Mundial sobre la Mujer desarrollada en Beijing, en 1995, planteó diversos objetivos para avanzar hacia la igualdad. El documento final reconoce que la participación plena de las mujeres en el mercado laboral –a todo nivel– tiene enormes beneficios para las sociedades. Su empoderamiento tiene efectos positivos en la reducción de la pobreza.. Pese a ello, hay mucho camino por recorrer para lograr un real aumento de su participación en procesos de toma de decisiones y acceso al poder.
En Bolivia, la participación laboral de la mujer sobrepasa el 62%. Se trata del porcentaje más alto de la región ya que en América Latina y el Caribe se establece una media del 51% de mujeres con participación laboral. Las cifras emanan de un informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
“Las mujeres representamos la mitad de la población de este mundo, pero solamente la mitad trabaja con respecto a un 80% de los hombres. Sin embargo, ganamos sesenta y tres veces menos y dedicamos el triple del tiempo a trabajos no remunerados”, apunta Verónica Ágreda, CEO del Instituto de la Mujer y Empresa (IME) y Rectora de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Para Ágreda, el ingreso de las mujeres al mercado laboral fue fundamental. Los países latinoamericanos florecieron y Bolivia redujo su pobreza a la mitad: “ha sido porque la mujer se entregó a trabajar y ese es el impacto más claro”.
En los últimos años, distintas organizaciones e instituciones –como el IME– tienen la misión de conectar a mujeres emprendedoras y líderes a oportunidades exponenciales; y es que el emprendimiento empodera a las personas y en particular a las mujeres.
“La mujer emprendedora en Latinoamérica ha contribuido significativamente al desarrollo económico de la región a través de su capacidad para crear empresas innovadoras y generar empleo. Además, ellas están liderando el camino en el emprendimiento social y sostenible”, asegura Xiomara Zambrana, Directora Asociada del IME.
El porcentaje de emprendedoras en Latinoamérica es menor que el de los hombres (29%), pero es mayor respecto a la intención de iniciar un negocio (40%), según un estudio del Banco Mundial de 2022.
En Bolivia, casi la mitad de los emprendimientos (47%) es liderado por mujeres. Se evidencia una alta participación en el mercado laboral (57.5%), sin embargo, el 72% de las mujeres emprendedoras se encuentra en la fase inicial y bajo modalidades de autoempleo informal. Las microempresas generan el 83% de los empleos y más de un tercio de las mujeres trabajan por cuenta propia.
El Global Entrepreneurship Monitor (GEM) 2019 ubica a Bolivia en el cuarto lugar entre los países de economías basadas en recursos naturales y en el sexto entre 70 países que son parte del índice de «Actividad Emprendedora en Etapa Inicial».
A nivel regional, casi la mitad de las empresarias están involucradas en el sector mayorista o minorista y dentro del área de servicios. Sin embargo, solo el 2,7% de las mujeres en comparación con el 4,7% de los hombres están iniciando negocios ligados a las Tecnologías de Información y Comunicación, el sector que atrae la mayoría de los dólares de capital de riesgo en todo el mundo.
“Empoderar a las mujeres es el camino (..) hoy estamos sobre representadas en trabajos que pueden ser fácilmente automatizados y por eso es necesario cambiar esta perspectiva y entender que necesitamos saber mucho más de tecnología, necesitamos entender la innovación, agarrar esa ola y ayudarnos entre todas para seguir adelante y trabajar en el florecimiento de una Latinoamérica potente y unida, tan potente como una unión europea, pero con una conciencia verde”, según Ágreda.
Factores como un mayor acceso a la educación y la tecnología, así como a la creciente y aún lenta aceptación de las mujeres como líderes empresariales, juegan un papel determinante para impulsar el crecimiento del emprendimiento femenino en Bolivia como el principal detonante de la economía.
Incubando emprendimientos de mujeres
El Instituto de la Mujer y Empresa (IME) potencia la innovación y el liderazgo femenino. Gran parte de sus actividades se concentra en el impulso de habilidades y conocimientos. También genera redes de emprendedoras, empresarias y profesionales, conscientes de que necesitan las mejores herramientas para crear las mejores empresas del siglo XXI.
En los últimos años formó a más de 8.640 mujeres en innovación y liderazgo femenino. Otros datos destacado durante estos años de trabajo refieren 922 mentorías personalizadas (desarrollo personal, experiencia y conocimientos), logró incubar 85 emprendimientos liderados por mujeres, lo que significa que pasaron por varias etapas entre ellas el asesoramiento de su negocio en una etapa temprana.
“Ellas son las que constituyen la comunidad de emprendedoras, ya sean de triple impacto, base tecnológica o tradicionales. Sobre todo y según el estudio de la mujer emprendedora realizado el 2021, las emprendedoras no buscan solo beneficiarse y tener un retorno económico, sino también resolver distintos problemas de la sociedad”, dice Xiomara Zambrana.
Investigación con enfoque de género
En 2021, el IME impulsó una investigación con enfoque de género, sobre el perfil de la mujer emprendedora. La información que se logró da cuenta de la falta de acceso a financiamiento por parte de las mujeres emprendedoras.
“Realizamos el primer estudio en Bolivia sobre el perfil de la mujer emprendedora. Los datos hablan por sí mismos y la falta de acceso a financiamiento fue señalado como el principal desafío para las emprendedoras, convirtiéndose ésta en una línea de acción prioritaria a seguir”, aseguró Zambrana.
Según la investigación, 43% de las emprendedoras consideran que los requisitos para acceder a financiamiento son muchos, sumado a la falta de conocimiento de las herramientas de inversión y, por supuesto, el acceso a redes de contacto claves que faciliten la información y el acceso al capital.