Por Manuel Filomeno
¿Se puede medir la felicidad? De acuerdo con diversos autores, la felicidad es un estado emocional de satisfacción plena. Se trata de una meta humana fundamental perseguida por todos, aunque no hay fórmulas mágicas para encontrarla.
“Se la puede definir desde varios autores, estudios y enfoques. De manera genérica, la felicidad es una emoción, un sentimiento y un estado que tiene que ver con, justamente, sentir satisfacción, plenitud o estar conforme”, indica Tatiana Montoya, profesional especializada en psicología clínica y docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Aunque la definición puede variar de una persona a otra, hay ciertos elementos comunes que suelen asociarse con la experiencia de la felicidad: relaciones significativas, sentido del propósito, salud física y mental o la capacidad de disfrutar del presente, entre otros.
“Sin embargo, para muchos, la búsqueda de la felicidad es un viaje personal que implica explorar y cultivar diferentes aspectos de la vida. Desde el desarrollo personal hasta la conexión con los demás y la contribución a la comunidad, hay una variedad de caminos que pueden conducir a una mayor sensación de bienestar y satisfacción”, explica Montoya.
La medición de la felicidad puede ayudar a identificar áreas de mejora en la vida de una persona, pero también puede generar expectativas que, si no se cumplen, podrían afectar negativamente su bienestar.
Con respecto a la medición de la felicidad, el Reporte Mundial de los países más felices del mundo, realizado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde 2012 y que analiza el bienestar en 143 países basa su informe en seis variables clave para medir:
- PIB per cápita
- La esperanza de vida saludable
- Tener a alguien con quien contar
- La libertad para tomar decisiones de vida
- La generosidad
- La falta de corrupción
La edición 2024 del informe, elaborada por Gallup, la Universidad de Oxford y la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, se enfocó en la felicidad a lo largo de las diferentes etapas de la vida, con especial atención al bienestar de los jóvenes.
Por séptimo año consecutivo, Finlandia lideró la clasificación general. Lituania se destacó como el país más feliz para personas menores de 30 años, mientras que Dinamarca fue el mejor para los mayores de 60 años. Bolivia, por su parte, ocupa el puesto 73.
¿Cómo alcanzar la felicidad?
De acuerdo con el científico social y profesor en la Universidad de Harvard, Arthur C. Brooks, la felicidad no es un destino final, sino una construcción diaria. Brooks propone abandonar la idea de que la felicidad es una meta definitiva y, en su lugar, sugiere un esfuerzo continuo por “ser más felices” día a día. En ese tono, el experto aconsejó seis puntos primordiales para llevar a cabo ese esfuerzo.
No fumar y cuidar la forma de beber. El abuso del alcohol está fuertemente correlacionado con el tabaquismo en el estudio de Harvard, pero muchas otras investigaciones muestran que, incluso por sí mismo, es uno de los predictores más poderosos de terminar triste y enfermo.
Mantener un peso saludable. La meta debe ser lograr hábitos saludables sostenibles en el tiempo y evitar las dietas restrictivas difíciles de mantener a largo plazo.
Priorizar el movimiento todos los días. El hábito de caminar contribuye a una vida más relajada y feliz, de acuerdo a expertos. Pero cada persona deberá hallar la actividad que más la motive para hacerla de manera continua.
Entrenar estrategias para enfrentar los problemas. En los últimos años, se conoce el concepto de inteligencia emocional, como la capacidad de gestionar lo que sucede a diario de manera tal de encontrar formas saludables de lidiar con lo imprevisto o lo que no depende de uno, con ayuda de prácticas espirituales, terapia o, incluso, meditación o mindfulness; el objetivo es evitar la queja excesiva, las reacciones emocionales no saludables o el comportamiento de evitación.
Desafiar al cerebro y nunca dejar de aprender. Está comprobado que conduce a una mente más activa en la vejez, y eso significa una vida más larga y feliz. Eso no se traduce en emprender una carrera universitaria tras otra. Según Brooks, se necesita participar en un aprendizaje intencional y de por vida, que podrá ser leer no ficción para aprender más sobre nuevos temas, aprender un idioma, o simplemente a jugar al ajedrez.
Cultivar relaciones estables a largo plazo. Un estudio de Harvard encontró una fuerte asociación entre la felicidad y las relaciones cercanas como cónyuges, familiares, amigos y círculos sociales. “La conexión personal crea estimulación mental y emocional, que son estimulantes automáticos del estado de ánimo, mientras que el aislamiento es un destructor del estado de ánimo”, aseguraron los investigadores.
Los obstáculos llevan a la infelicidad
En estos tiempos, existen muchos factores que pueden llevarnos a la infelicidad. El estrés, la ansiedad, la presión social y la obsesión por el éxito material son solo algunos obstáculos que pueden interferir con nuestro bienestar emocional y mental.
“Al contrario de la felicidad, se presenta también la infelicidad que se da con la disminución de la neuroplasticidad en personas que tienden a ser rígidas en relación a sentir la variedad de emociones. Es importante sentir rabia, amor, placer, felicidad o tristeza, mientras más flexibles somos con las emociones y sentimientos más facilidad tenemos también de sentirnos felices”, explica la académica.
Según Montoya, las personas que no tienen apertura para experimentar la variedad de emociones o no se ven autoeficaces tienen más facilidad para sentirse infelices.