¿Cómo combatir los trastornos alimenticios en jóvenes?

Los trastornos alimenticios como la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón afectan a muchos jóvenes y adolescentes. Estos padecimientos no son sólo una cuestión de imagen o voluntad: son enfermedades complejas que pueden tener consecuencias graves en la salud física y emocional de quienes las padecen. Combatirlos requiere un enfoque integral que combine prevención, detección temprana y tratamiento multidisciplinario.
Tatiana Montoya, psicóloga y miembro de la Jefatura de Enseñanza y Aprendizaje de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que este trastorno suele afectar generalmente a los jóvenes y adolescentes desde aproximadamente los 14 años en adelante.
“Un trastorno alimentario es una alteración grave de la conducta de la ingesta alimentaria, este puede originarse a nivel genético, quiere decir que si la mamá ha tenido este trastorno, hay posibilidad de que una de las hijas tenga. También hay teorías que nos hablan que también puede ser por factores biológicos, por alguna alteración en el metabolismo, pueden ser también factores sociales, personales y culturales”, explica la académica.
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), afectan principalmente a adolescentes y jóvenes, con una prevalencia mayor en mujeres. El primer paso para combatir los trastornos alimenticios es reconocer sus señales tempranas. Cambios extremos en el peso, obsesión con la comida, ejercicio compulsivo, evitar comidas familiares o tener una visión distorsionada del cuerpo son algunos de los indicadores que deben alertar a padres, docentes y amigos cercanos.
La detección temprana de estos trastornos es crucial para mejorar los resultados del tratamiento, reducir complicaciones y aumentar las tasas de recuperación en jóvenes y adolescentes. Un estudio publicado en Scielo Chile, encontró que la detección de TCA en los primeros seis meses de síntomas aumenta la tasa de recuperación satisfactoria en 30%, además reduce las complicaciones médicas como: problemas cardiovasculares u óseos en 25%.
El estudio sostiene que la intervención temprana en adolescentes con anorexia nerviosa puede prevenir la progresión a etapas crónicas, que tienen tasas de recuperación inferiores al 50% después de cinco años.
“Es importante entender que estas alteraciones en la ingesta alimentaria son graves porque estas personas pueden llegar a morir por desnutrición, fallas multiorgánicas. Hay distintos tipos de trastornos de alimentación, y el más grave justamente tiene que ver con la anorexia y la bulimia, que pueden generar complicaciones cuando están en una etapa restrictiva”, explica la docente de Unifranz.
Estrategias para combatir los TCA en jóvenes
- Prevención mediante educación y hábitos saludables: La prevención es clave para reducir la incidencia de TCA, fomentando una relación saludable con la comida y la imagen corporal desde la infancia. Es importante enseñar hábitos alimenticios saludables, como comer en familia al menos una vez al día, estableciendo horarios regulares de comida y evitar saltarse comidas, puede reducir la probabilidad de estos trastornos.
- Fomentar la autoestima y una imagen corporal positiva: La baja autoestima y la insatisfacción con la imagen corporal son factores de riesgo clave. Promover la aceptación del cuerpo es fundamental. Evitar comentarios negativos sobre el peso o la apariencia y promover mensajes de auto aceptación son buenas prácticas que fomentan la autoestima.
- Intervención familiar: La familia juega un papel crucial en la prevención y tratamiento de TCA, sirviendo como modelo de hábitos saludables y apoyo emocional. Comer en familia sin distracciones fomenta una relación saludable con la comida, ayudando a los adolescentes a recuperar hábitos alimenticios saludables mediante la participación activa de los padres.
- Reducir la influencia de medios y redes sociales: Las redes sociales y los medios de comunicación promueven estándares de belleza poco realistas, aumentando el riesgo de este trastorno. Un estudio señaló que Instagram y TikTok pueden incrementar los TCA hasta en un 300% en adolescentes debido a filtros y contenido que glorifican la delgadez. Limitar la exposición a redes sociales y fomentar el pensamiento crítico sobre los ideales de belleza, es una práctica recomendable.
La educación emocional y alimentaria es clave. Los jóvenes deben aprender desde temprana edad a tener una relación sana con la comida y con su cuerpo. Esto implica hablar abiertamente sobre los efectos de las dietas extremas, el culto a la delgadez y los estándares irreales de belleza promovidos en redes sociales.
También es fundamental derribar el estigma que existe alrededor de los TCA. Muchos jóvenes no piden ayuda por miedo al juicio o porque no creen que su problema sea “lo suficientemente grave”. Escuchar sin juzgar y ofrecer apoyo puede hacer una gran diferencia.
“Es importante entender que el trabajo no es solamente psicológico, sino multi e interdisciplinario. Eso significa que los psicoterapeutas tenemos que trabajar con médicos especialistas en estos trastornos”, explica la académica.
El acompañamiento psicológico profesional es indispensable. Psicólogos, nutricionistas, fisioterapeutas, neurólogos especializados y psiquiatras pueden guiar el proceso de recuperación. El tratamiento no debe enfocarse solo en la alimentación, sino también en la autoestima, la autoimagen y la gestión emocional.
Combatir los trastornos alimenticios requiere un enfoque integral que incluya prevención, educación, apoyo emocional y tratamiento. No se trata solo de cambiar hábitos alimenticios, sino de transformar creencias profundas sobre el cuerpo, el valor personal y la salud.