Candidatos exponen en el FIIE 2025 sus propuestas para transformar la educación en Bolivia

Por Paula Beatriz Cahuasa

Candidatos presidenciales y vicepresidenciales expusieron sus propuestas para el país en materia educativa.

En el marco del VI Foro Internacional de Innovación Educativa (FIIE) 2025, realizado en Santa Cruz de la Sierra y organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, candidatos presidenciales y vicepresidenciales expusieron sus propuestas para el país en materia educativa. El encuentro permitió contrastar diagnósticos y enfoques sobre un tema que, aunque crucial, no siempre encuentra espacio prioritario en la agenda electoral.

Durante más de una hora, Samuel Doria Medina, candidato presidencial por la Alianza Unidad; Juan Carlos Medrano, candidato a la vicepresidencia por Autonomía para Bolivia – Súmate; y Branko Marinkovic, candidato a primer senador por la Alianza Libre, dialogaron sobre los desafíos y oportunidades que enfrenta Bolivia en materia de educación, juventud y empleo.

El espacio fue moderado por la reconocida periodista y comunicadora Beatriz Cahuasa, quien condujo el diálogo en torno a tres ejes fundamentales para el desarrollo del país: el futuro de la educación en Bolivia; la juventud boliviana: oportunidades y participación y educación y trabajo: una relación clave para el desarrollo.

La participación de los candidatos refleja la creciente urgencia de colocar a la educación, la juventud y el trabajo en el centro del debate político nacional. Temas que, según la moderadora Cahuasa, “no pueden seguir esperando, porque son la base para construir un país más justo, competitivo e inclusivo”.

Este tipo de espacios se perfilan como esenciales para contrastar propuestas y construir una agenda nacional que mire hacia el 2030, con la educación como pilar del desarrollo social y económico.

Uno de los principales puntos de coincidencia entre los candidatos presentes en el FIIE Unifranz 2025 fue el reconocimiento de una crisis estructural en el sistema educativo boliviano, marcada por la baja calidad, la centralización excesiva y la falta de conexión con el mercado laboral.

El candidato presidencial por la Alianza Unidad, Samuel Doria Medina, estructuró su intervención en torno a tres ejes: calidad educativa, evaluación permanente y formación práctica.

Observó con preocupación que, pese a que Bolivia destina cerca del 8% de su PIB a educación, los resultados siguen siendo insatisfactorios debido a la ausencia de mecanismos eficaces de seguimiento y mejora continua. Como respuesta, propuso retomar la participación del país en evaluaciones internacionales (como PISA) y establecer una política nacional de evaluación continua para estudiantes y docentes.

Además, sugirió incluir materias de emprendimiento en los últimos años de secundaria, con el objetivo de que los jóvenes egresen con planes de negocio viables y aplicables a la realidad nacional. Propuso también posicionar el inglés como eje central de una estrategia de educación bilingüe, clave para mejorar la empleabilidad juvenil.

Subrayó la necesidad de formar ciudadanos con valores, capaces de respetar los derechos humanos y cuidar el medio ambiente. Cerró su participación con una propuesta concreta y de impacto inmediato: ampliar el acceso a internet de alta velocidad a menor costo, especialmente en las zonas más vulnerables del país.

A su turno, Marinkovic sostuvo que la educación es “el cimiento fundamental de un país”, pero advirtió que en Bolivia está “rota” y profundamente politizada. Afirmó que se requiere una reforma estructural que elimine la ideologización, descentralice la toma de decisiones y aplique estándares nacionales de calidad para estudiantes y docentes. Su propuesta apunta hacia una gestión institucional autónoma, capaz de adaptarse ágilmente a los cambios tecnológicos y sociales, sin depender de la voluntad del gobierno de turno.

También abogó por incentivar la participación de profesionales destacados en la enseñanza y facilitar el acceso democrático a herramientas tecnológicas. En su criterio, despolitizar la educación y modernizar su gestión permitiría cerrar las brechas de acceso y calidad entre áreas urbanas y rurales.

“Demorarse en tomar decisiones educativas hoy es condenar a una generación a llegar tarde al futuro”, advirtió con contundencia.

Medrano, por su parte, centró su intervención en la necesidad de transformar profundamente el Ministerio de Educación, al que propone renombrar como Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Denunció que el modelo educativo actual está desfasado, sin diagnóstico claro ni capacidad de respuesta ante los desafíos contemporáneos. Lamentó que Bolivia no participe en pruebas internacionales como las PISA y alertó que los niveles de comprensión lectora y razonamiento matemático en el país son alarmantes.

También cuestionó la excesiva centralización del sistema educativo y propuso redistribuir el presupuesto para que municipios y gobernaciones tengan mayores competencias. Como medidas específicas, planteó incluir la inteligencia artificial en la malla curricular desde los primeros niveles, establecer carreras técnicas obligatorias en secundaria y fortalecer legalmente las pasantías, otorgando incentivos fiscales a las empresas que acojan jóvenes en formación. A su juicio, la clave del cambio está en “sacar la corrupción del sistema y redistribuir los recursos con eficiencia”.

Hacia el final del encuentro, los candidatos respondieron a una pregunta concreta: ¿cómo garantizar oportunidades reales para los jóvenes bolivianos en un contexto marcado por el desempleo creciente y una formación desconectada del mercado laboral? Los tres coincidieron en la urgencia de vincular la educación con el desarrollo productivo, las carreras técnicas y la tecnología emergente.

Doria Medina recordó su experiencia impulsando centros de innovación tecnológica y concursos de emprendimiento con capital semilla, y propuso escalar esas iniciativas a nivel nacional. Asimismo, planteó un sistema de orientación vocacional basado en las demandas del mercado laboral y una articulación más estrecha entre universidades y sectores productivos.

Marinkovic propuso eliminar el “padrinazgo político” como vía de acceso al empleo público, impulsar la inserción juvenil en el sector privado e industrializar el país bajo una lógica meritocrática.

Medrano, en cambio, sugirió la eliminación de impuestos para nuevos emprendimientos juveniles, la creación de créditos accesibles y el uso intensivo de la infraestructura estatal para la formación técnica.

Cahuasa, moderadora del panel, enfatizó la importancia de que los líderes políticos integren la educación en sus agendas y mantengan un diálogo permanente con la comunidad educativa.

“Estamos pensando en la educación de nuestros hijos y del país. La educación es la herramienta más poderosa para transformar Bolivia. Pero esa transformación no puede darse desde el aislamiento ni quedarse en el discurso: se construye escuchando, dialogando y, sobre todo, actuando”, afirmó.

Finalmente, recordó que, según el padrón electoral, el 33% de los votantes son jóvenes y cerca del 50% de la población son madres, lo que demuestra que las decisiones en materia educativa tienen un impacto directo y transversal en toda la sociedad.

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