Por Lily Zurita
En la era digital actual, la inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una promesa futurista para convertirse en una realidad transformadora en el ámbito educativo. La creciente integración de la IA en la enseñanza y el aprendizaje ha demostrado que sus aplicaciones no conocen límites, superando obstáculos y generando un impacto positivo en la educación global.
Si bien miles de instituciones educativas todavía están inmersas en el debate sobre si es ético adoptar o no la IA generativa, recientemente, OpenAI anunció una asociación con la Universidad Estatal de Arizona que se convertirá en la primera institución de educación superior autorizada a usar las “capacidades avanzadas” del producto estrella de esa compañía (Chat GPT Enterprise) para mejorar el proceso de enseñanza aprendizaje.
En esa línea, Génesis Dánae Selaya Ticona, docente de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, considera que la IA debería ser utilizada como una herramienta más del docente en el aula. ¿Por qué prohibir al estudiante su uso, si ya existe?
“Para qué voy a reinventar la rueda. Es mejor aprovecharla. Deberíamos explicar a nuestros estudiantes sobre cómo utilizar estas herramientas, cómo sacarle provecho a la inteligencia artificial en su formación (…)”, reflexiona la académica.
En ese marco, se desarrolló el IFE Conference 2024 “La educación en la era de la inteligencia artificial”, uno de los eventos más importantes sobre educación en el continente, donde se comparten tendencias y prácticas que están revolucionando el mundo de la educación. El encuentro fue organizado por el Instituto para el Futuro de la Educación (Institute for the Future of Education) del Tecnológico de Monterrey.
Consideraciones éticas
La aplicación de la Inteligencia Artificial (IA) en el ámbito educativo plantea cuestionamientos éticos que deben ser cuidadosamente considerados para garantizar un uso responsable y beneficioso, aunque a esta altura del siglo XXI intentar prohibir su uso en el aula resulta inconsistente, según Selada.
“Es como que si ahora nos prohibieran utilizar el teléfono celular. No tiene sentido. Es limitar al estudiante. Creo que hay que explotar estas herramientas que nos facilita la evolución de la tecnología para potenciar nuestra profesión”, agrega Selada.
El límite ético principal radica en asegurar que la IA no sustituya la responsabilidad humana en la toma de decisiones educativas. Los docentes y los responsables de políticas deben mantener un papel activo y ético en la implementación de la tecnología, tomando decisiones informadas y garantizando que los valores éticos fundamentales no se vean comprometidos.
Establecer límites éticos claros y garantizar una supervisión humana constante son cruciales para maximizar los beneficios de la tecnología mientras se protegen los principios éticos fundamentales.
Aporte de la IA a la educación
La inteligencia artificial tiene interesantes contribuciones en el ámbito educativo, tales como:
- Personalización del aprendizaje. Los algoritmos avanzados permiten adaptar los contenidos educativos a las necesidades específicas de cada estudiante, teniendo en cuenta su ritmo de aprendizaje, estilo de aprendizaje y áreas de fortaleza y debilidad. Esta personalización no solo optimiza el tiempo dedicado al estudio, sino que también mejora la comprensión y retención de la información.
- Retroalimentación instantánea. La IA ha revolucionado la retroalimentación en el aula. Plataformas educativas impulsadas por esta tecnología ofrecen retroalimentación instantánea sobre tareas y evaluaciones, permitiendo a los estudiantes comprender sus errores y áreas de mejora de manera inmediata. Esto fomenta un ciclo de aprendizaje continuo y estimula el desarrollo de habilidades críticas.
- Tutoría virtual y asistentes virtuales. Los tutores virtuales y asistentes virtuales impulsados por IA están proporcionando un apoyo adicional a los estudiantes. Estos sistemas son capaces de responder preguntas, explicar conceptos y ofrecer recursos educativos adicionales, brindando un enfoque más personalizado y accesible para el aprendizaje autodirigido.
- Identificación de patrones de aprendizaje. La IA también despliega su capacidad para identificar patrones de aprendizaje, permitiendo a educadores y responsables del diseño curricular ajustar estrategias pedagógicas de manera proactiva. Al analizar datos de desempeño y participación, la IA puede anticipar dificultades potenciales y sugerir intervenciones específicas para mejorar el rendimiento académico.
- Superación del miedo. A pesar de los beneficios evidentes, la integración de la IA en la educación ha generado cierta aprensión. Es esencial comprender que la IA no busca reemplazar a los educadores, sino fortalecer su labor y ampliar las oportunidades de aprendizaje. Más bien, se debe abrazar esta tecnología como una aliada enriquecedora que puede liberar a los docentes de tareas repetitivas, permitiéndoles centrarse en aspectos más creativos y relacionales de la enseñanza.
La inteligencia artificial es una herramienta que está potenciando cada una de las actividades de las personas, no solamente la profesión como es el caso de la educación. “Hay que aprovecharla, porque es tanta la información que tiene que, nosotros como docentes, deberíamos ayudar a los estudiantes a filtrar la información correcta y ser críticos en la selección de la información, pero limitarlos no tiene sentido”, puntualiza la académica.
Al superar los temores y abrazar cada una de sus posibilidades, se puede aprovechar esta herramienta para potenciar la educación y preparar a las generaciones futuras para un mundo cada vez más tecnológico y dinámico.
La clave, según Selada, está en entender que la IA es un aliado valioso que puede impulsar el proceso de enseñanza aprendizaje hacia horizontes inexplorados.