Por Lily Zurita
“Esta vez dejadme ser feliz, nada ha pasado a nadie, no estoy en parte alguna, sucede solamente que soy feliz”. Este poema de Pablo Neruda refleja, tal vez, uno de los estados emocionales más lindos por los que atraviesan las personas, aunque también hay otros, como la tristeza o la envidia, con las cuales es mejor no encontrarse.
Las emociones son el lenguaje del alma, una melodía interna que nos conecta con la esencia de la vida y de cuya interacción surge la manera en que las personas vemos el mundo.
Intensa-mente II, la película animada de Pixar que recientemente se estrenó en salas de cine a nivel mundial, de una forma divertida muestra el intenso mundo de las emociones humanas y cómo interactúan unas con otras.
Admiración, adoración, aprecio estético, diversión, ansiedad, asombro, incomodidad, aburrimiento, calma, confusión, anhelo, aversión, dolor empático, embelesamiento, envidia, emoción, miedo, horror, interés, alegría, nostalgia, romance, tristeza, satisfacción, deseo sexual, simpatía y triunfo, son las 27 categorías diferentes de emoción identificadas por un grupo de investigadores de la Universidad de California, cuyos hallazgos fueron publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, a propósito de las cinco emociones representadas en la película.
José Ignacio Vásquez Jaliri, experto en psicoterapia conductual y sistémica y docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, explica que las emociones son respuestas a nuestro entorno.
“Ésa es su función principal, busca la adaptación del individuo y la premisa de que nuestro organismo dé una respuesta, incluso para nuestra supervivencia. Este mismo conducirá a una respuesta conductual. Existen distintos estímulos desencadenantes para el comportamiento y un cambio fisiológico que activarán la expresión de la persona”, dice.
Los rostros de las emociones
Cada emoción, con su propia melodía y ritmo, nos enseñan, nos guían y nos conectan profundamente con nosotros mismos y con los demás. A través de ellas, navegamos el océano de la existencia, aprendiendo a apreciar tanto las calmadas aguas de la alegría como las turbulentas olas de la tristeza y la ira.
Si podríamos ponerles rostros a las emociones la más linda, y por ende la más deseada, sería sin duda la felicidad o alegría, “muchos buscan aquella emoción y esperan de igual manera que llegue a uno mismo”, dice Vásquez.
Una emoción que es la menos deseada es la ira o enojo, ya que ésta no sólo representa una frustración o estrés que se vive sino también afecta a los niveles fisiológicos de las personas.
“La más serena de las emociones es la calma, aquella que permite que reconozcas un entorno neutro para tus pensamientos, tanto para tu planificación y toma de decisiones, o de igual manera para reconocer aquello que sientes (inteligencia emocional). Esta emoción hubiera tenido mucha relevancia si hacía su aparición en la película Intensa-mente, por ejemplo”, señala el profesional.
Las emociones son la esencia misma de lo que significa estar vivo. Son el puente entre nuestro mundo interior y el universo que nos rodea. Al abrazar nuestras emociones, aceptamos nuestra humanidad en toda su complejidad y belleza.
Lidiar con las emociones
Las emociones son fruto de una vivencia y siempre lleva a una acción, que muchas veces puede desencadenar en experiencias traumáticas para las personas.
Vásquez indica que, por ese motivo, se debe incentivar que las personas aprendan a reconocer sus emociones y que sepan que es un modo para adaptarse y tomar decisiones.
“También es importante reconocer por qué se siente una determinada emoción a fin de prevenir y evitar, de manera saludable, aquellas emociones que a nadie le gusta sentir, como ser el enojo y el miedo”, agrega.
El mal manejo o poco control emocional, según Vásquez, originan comportamientos impulsivos, con toma de decisiones equivocadas. Un ejemplo, es el comportamiento violento que puede tener consecuencias legales, psicológicas y sociales.
“Es por ello que la psicoterapia se ha normalizado en este tiempo, ya no es sólo para aquellos que se les dice ‘locos’, es para buscar una regulación emocional y reconocer aquello que puede afectar tu salud mental, lograr tomar decisiones y hábitos saludables, que finalmente te darán aquel bienestar mental y físico que todos deseamos”, afirma.
¿Por qué se debe reconocer las emociones?
Conocer y entender nuestras emociones es fundamental por varias razones que abarcan desde la salud mental hasta las relaciones interpersonales y el desarrollo personal:
- Mejora de la salud mental, porque al entender nuestras emociones, podemos desarrollar estrategias para regularlas, evitando reacciones impulsivas y manejando mejor las situaciones desafiantes.
- Fortalecimiento de las relaciones interpersonales porque nos permite identificar y empatizar con las emociones de los demás, fortaleciendo nuestras relaciones.
- Desarrollo personal. Las emociones juegan un papel crucial en la toma de decisiones. Conocerlas nos permite hacer elecciones más informadas y alineadas con nuestros valores y objetivos.
- Mejora el rendimiento y la productividad porque nos permite recuperarnos más rápidamente de los fracasos y los reveses, manteniendo un enfoque positivo y constructivo.
- Promoción de la salud física, ya que reduce el riesgo de enfermedades relacionadas con el estrés.
- Contribución a una sociedad más saludable y pacífica.
“Las emociones son una parte intrínseca de la experiencia humana, y aprender a manejarlas es una habilidad vital que beneficia todos los aspectos de nuestra vida”, concluye el psicólogo.