Por Manuel Filomeno
“La depresión es un mal invisible, los que la sufrimos podemos camuflarnos entre la gente, ser funcionales, amorosos y hasta reír de los chistes de nuestros amigos, pero estar sufriendo por dentro, no es tristeza, no es algo que se va, es algo que permanece con nosotros, nos debilita y nos empuja hacia los más oscuros rincones de nuestra mente”, explica Alex Núñez (nombre convencional), un profesional de 35 años que sufre de depresión desde hace cuatro años.
Alex indica que, aunque recibe tratamiento (tanto químico como a través de psicoterapia), no se siente “curado”. “Probablemente nunca esté del todo sano, pero ahora puedo lidiar mejor con mis emociones y me mantengo estable, casi sin episodios.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) considera la depresión como una enfermedad común, pero grave, que interfiere con la vida diaria y repercute en la capacidad para trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar de la vida. La depresión es causada por una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos.
La OPS advierte que más de 350 millones de personas de todas las edades sufren de depresión globalmente. En América Latina y el Caribe la padece 5% de la población adulta.
James Robles Pinto, director de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que la falta de atención oportuna, ya sea personalmente o por parte de familiares, podría llevar a la persona afectada a tomar decisiones fatales en su vida.
“Es necesario hacer un diagnóstico para ver el tipo de depresión, porque varía según la intensidad, frecuencia y tiempo (…) y el abordaje es diferente en cada caso”, indica.
Sin embargo, las señales de este trastorno de salud mental no siempre son claras y, además, existen muchos conceptos que pueden dificultar su diagnóstico
Algunos de estos conceptos erróneos son:
- “A la depresión hay que sacársela de encima”
Muchas veces se confunde un estado emocional, como la tristeza o ansiedad, con un cuadro depresivo y viceversa. De la misma manera, muchas veces se piensa que la depresión es algo posible de ser “combatido” mediante la voluntad.
Con la intención de ayudar al otro, en muchos casos se tiende a “animarlo” o a decirle que no le dé importancia, o mire todo lo positivo que tiene, y eso puede resultar contraproducente.
- “Si estuviese deprimido, estaría llorando o sin ganas de nada”
La depresión puede manifestarse de distintas formas. Si bien la concepción más conocida es la de la persona sin ganas de hacer nada, paralizada psicológicamente, este trastorno también puede manifestarse a través de la hiperactividad o la sobreexcitación.
Variables como alteraciones de la capacidad cognitiva, que se manifiestan en dificultades para concentrarse, o postergar indefinidamente tareas; o también síntomas físicos como dolores y molestias poco claras (prurito, mayor o menor sensibilidad en una zona, etc.), o estar particularmente irritable, son signos de depresión en ciertos casos, y en lugar de llorar, las personas discuten con todo el mundo.
- “Solo las personas débiles se deprimen”
Un prejuicio estigmatizante, que genera vergüenza y que evita que las personas busquen ayuda.
Es muy habitual que esto inclusive represente una carga para la persona sintiéndose “culpable” cuando no tiene nada en su percepción que explique tener depresión, refiriéndose en muchos casos a recursos materiales.
En este trastorno influyen infinidad de factores, genéticos, neuroquímicos, hormonales, enfermedades clínicas, así como experiencias propias o inclusive en cuadros asociados al trauma de tipo transgeneracional de los cuales uno no es “culpable”. Como en los casos anteriores es una enfermedad, no un defecto de carácter.
- “Si uno sigue trabajando o saliendo, eso no es depresión”
La depresión es un espectro sintomático que aborda áreas cognitivas, comportamentales, emocionales, pero no necesariamente todas. Al igual que en otros cuadros psiquiátricos los pacientes depresivos de “alto rendimiento o funcionamiento”, pueden compensar y de esa manera, en algunos casos, alargar y agravar los síntomas que no aparecen de la manera clásica esperada.
Al mismo tiempo, vale la pena recordar que el hecho de que alguien pueda funcionar eficientemente, no significa que no esté sufriendo.
- Los antidepresivos son pastillas que cambian la personalidad
El antidepresivo es un recurso muy útil en aquellos casos en que ha sido bien administrado y adecuado a cada caso particular, pero no cambia la personalidad, el temperamento u otra característica.
Evidentemente nos permite abordar algunas cuestiones de manera más eficiente y facilita el manejo de emociones que permite un mejor abordaje psicoterapéutico, pero no cambia nuestra estructura de personalidad.
- “Conviene no hablar de la depresión porque se agrava”
En realidad, si hablar es mantenerse en un estado de rumiación, de repetición constante en una temática negativa, evidentemente eso no ayuda y de alguna manera sostiene y confirma las cogniciones negativas. Por el contrario, en un espacio adecuado, seguro, sin prejuicios o intervenciones no contextualizadas que pueden resultar a veces muy negativas, el abrirse es positivo.
De hecho, la terapia en manos profesionales es eso, y de la misma manera es por ello que la terapia, aun cuando quien la provea tenga un título, debe ser realizada dentro de ciertas normas ya que si no corre el riesgo de profundizar el cuadro. En definitiva, no es no hablar sino cómo y en qué marco.
- “Estar deprimido es señal de ser mal padre, madre o hijo”
La carga moral, inclusive con componentes religiosos que, si bien se escucha menos en la actualidad, puede ser un factor muy importante que dificulte la aceptación de ese estado como una enfermedad, calificándola de falla moral o espiritual personal.
La depresión se trata de una enfermedad no una falla de la personalidad.
Señales de la depresión
Liudmila Loayza Barragán, directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, señala que existen, al menos, 10 señales que se deben identificar en una persona que está pasando por una depresión, además de 10 acciones que los entornos familiares o cercanos deben realizar para apoyarlos.
- Cambio en el estado de ánimo de la persona, con muestras de sentimientos de tristeza, inutilidad, vacío.
- Pérdida de interés por actividades cotidianas, las hace de manera mecánica o desganada.
- Sentimiento de inutilidad o culpabilidad.
- Falta de autoestima, se refiere a sí mismo como alguien que no vale la pena.
- Ese sentimiento de baja autoestima se puede complementar con ideas suicidas, fantasías respecto a dejar de existir o quitarse la vida.
- Síntomas de ansiedad y extrema preocupación por lo que pueda pasar.
- Trastornos en el apetito, la persona puede comer en demasía o dejar de comer.
- Trastornos en el sueño, con insomnio o hipersomnia, son otras señales que identifican si una persona cercana padece de depresión.
- La reducción en la libido o energía sexual, la pérdida de atracción por el sexo opuesto o el deseo de estar con su pareja.
- Y la pérdida de energía, lentitud en hacer las cosas son otras señales.
Loayza agrega que el núcleo familiar es fundamental para identificar algunas de esas características dentro de los miembros de la familia y recomienda la ayuda de especialistas para acompañar el proceso de sanación. También resalta unas actividades que, como familia, pueden ayudar.
El primer y principal paso apunta a la observación de las personas de su entorno familiar. ¿Quién mejor que un familiar para darse cuenta de los estados de ánimo de los miembros de la familia?. Hay que observar y no dar por sentado nada. La psicóloga recomienda preguntar y dialogar para ir esclareciendo la situación.