Por Manuel Filomeno
Así como hay técnicas y habilidades como la reanimación cardiopulmonar (RCP), la respiración boca a boca, hacer torniquetes, saber suturar heridas o acomodar huesos, también existen los primeros auxilios psicológicos, que son técnicas y conocimientos de apoyo inmediato a una persona que atraviesa una situación de emergencia o crisis mental.
De acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en las Américas, los trastornos mentales, neurológicos y por uso de sustancias, y el suicidio representan más de un tercio (34%) del total de años vividos con discapacidad, mientras que casi 100.000 personas mueren por suicidio cada año en la región.
“Los primeros auxilios psicológicos, son técnicas para poder calmar o apaciguar a una persona que está atravesando un hecho traumático o una crisis, ayudando a calmar y disminuir el estado de angustia y ansiedad hasta que pueda ser derivado a un lugar de asistencia psicológica en caso que así lo amerite”, explica Liudmila Loayza, directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Para la Cruz Roja Internacional y la OMS, los primeros auxilios psicológicos son una primera intervención que tiene como objetivo brindar apoyo inmediato para que el paciente restablezca su estabilidad personal a nivel emocional y físico.
La primera técnica es ver, evaluar el entorno y observar si hay alguien en necesidad de primeros auxilios psicológicos, también enterarse de lo sucedido e identificar a quienes necesitan de ayuda.
La segunda técnica es escuchar, escuchar a la persona que requiere ayuda, sin hacer juicios o minimizar lo que siente en ese momento.
“Hay que escuchar a la persona, cómo se siente, qué es lo que piensa. Dependiendo del evento traumático al que haya sido sometido, la persona va a hablar, va a pedir ayuda o va a decir que no entiende qué ha pasado; entonces, lo primero es hablar y ponerse en el lugar del otro, no juzgarlo, no minimizar lo que está sintiendo, no decirle tranquilo. Es importante que haya un tiempo de escucha”, explica Loayza.
La tercera técnica es vincular a la persona o víctima con su red de apoyo o, como familiares o amigos, con las autoridades o con un profesional de salud para que pueda recibir un tratamiento profesional.
Se puede ayudar a recobrar la calma con ejercicios de respiración, si procede, tomar agua y cuando la persona está un poco más calmada, se jerarquizan los pasos a seguir, como ir al médico, buscar a algún familiar o amigo o tomar otros pasos, ordenar el caos que le produce la crisis y luego acompañar a la persona a la red de apoyo que aplique, llevar a la persona al médico, a la Policía o a donde corresponda”, agrega la psicóloga.
Loayza agrega que estas técnicas son muy importantes, porque pueden marcar una diferencia respecto del bienestar de las personas que se encuentran en crisis.
“No podemos estar desvinculados o ser indiferentes al sufrimiento de otra persona, tan solo con escuchar no sabemos si podemos estar evitando un posible suicidio o que una persona caiga en algún vicio o que tal vez una persona esté sufriendo violencia y no sabe qué hacer y con el simple hecho de escucharlo y orientarlo podemos estar salvando una vida”, puntualiza.
Guia
En 2011, la OMS, en colaboración con la War Trauma Foundation (WTF) y World Vision International (WVI), publicó una guía acerca de cómo debe ser la asistencia psicosocial que se presta inmediatamente después de un suceso de estrés máximo.
La publicación, destinada a los trabajadores humanitarios que atienden las crisis en el terreno, enseña cómo ayudar a estas poblaciones respetando su dignidad, su cultura y sus capacidades y, también, cómo ayudar a los propios trabajadores para liberar el estrés. El documento hace especial énfasis en la protección de niños, niñas y adolescentes, personas con discapacidad y comunidades en riesgo de ser víctimas de discriminación o violencia.