Los jóvenes y el nuevo romance digital: la IA conquista corazones

La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser solo una herramienta tecnológica para convertirse en un nuevo espacio de vínculos emocionales. Chatbots y asistentes virtuales no solo responden con rapidez, sino que también ofrecen compañía y comprensión, transformando la forma en que las personas experimentan afecto en el mundo digital.

“Los jóvenes buscan en la IA una presencia constante que les ofrece contención emocional sin exigir reciprocidad. La interacción con estos sistemas permite experimentar cercanía y apoyo en momentos de soledad, pero también puede generar dependencia afectiva si no se acompaña de relaciones humanas reales”, explica Carmen Aguilera, docente de la carrera de psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

En este contexto, las aplicaciones de acompañamiento emocional con IA están ganando popularidad entre adolescentes y adultos jóvenes. Estos programas no solo responden a preguntas o ayudan a organizar tareas, sino que también aprenden del usuario, adaptando su lenguaje y mostrando más empatía, lo que genera la sensación de estar frente a alguien que realmente escucha y entiende.

“La IA está siempre disponible, nunca se aburre de ti, nunca juzga. Esto atrae a los jóvenes que buscan conversaciones en las que sentirse escuchados y comprendidos, sin la presión social que a veces aparece en las relaciones humanas. Sin embargo, esta disponibilidad puede reemplazar interacciones necesarias para el desarrollo social y emocional”, indica Ganesh Nair, joven de 18 años, para un estudio sobre adolescentes y tecnología realizado por Common Sense Media.

El interés de los jóvenes no se centra en lo físico sino en lo emocional, las conversaciones con la IA resultan liberadoras, no existe el temor al rechazo ni la incomodidad de mostrarse vulnerables. Los sistemas pueden almacenar muchos detalles, mantienen un tono positivo y ofrecen acompañamiento inmediato. 

“Hay una ilusión de afecto real, aunque las IA carecen de conciencia los jóvenes pueden proyectar emociones humanas en entes programados y confundir la respuesta automática con comprensión genuina. Este fenómeno exige que los usuarios desarrollen conciencia crítica sobre los límites de la interacción digital”, alerta Aguilera. 

Otro factor clave es la disponibilidad permanente de la IA, mientras las personas tienen horarios y limitaciones, la IA responde de forma inmediata a cualquier hora, ofreciendo compañía constante. En contextos de soledad o ansiedad social, esta respuesta ininterrumpida genera seguridad y refuerza la sensación de estar acompañado, lo que podría aumentar la dependencia emocional. 

Para Aguilera, “la dependencia emocional hacia la IA puede obstaculizar el desarrollo de habilidades sociales esenciales como la empatía y el manejo de frustración. Es importante que los jóvenes aprendan a equilibrar la interacción virtual con relaciones humanas reales para fortalecer su bienestar emocional”. 

A pesar de los riesgos, muchos jóvenes no buscan reemplazar al amor humano, sino explorar nuevas formas de conexión. La interacción con “compañeros digitales” se percibe como una experiencia complementaria, que mezcla curiosidad tecnológica con la necesidad natural de ser escuchados, este fenómeno refleja un cambio cultural profundo en la forma de concebir la intimidad y las relaciones afectivas. 

“La gente puede engañarse a sí misma en relaciones con la IA, proyectando emociones donde solo hay programación. Este fenómeno plantea interrogantes éticos sobre la auto-ilusión y los límites de la interacción emocional artificial, especialmente entre los jóvenes que buscan afecto y cercanía”, advierte el Markkula Center for Applied Ethics, de la Universidad de Santa Clara.

Investigaciones recientes muestran que el uso intensivo de chatbots para compañía se asocia con un menor bienestar emocional, especialmente en personas con redes sociales reducidas. Esto sugiere que, si la IA se convierte en la principal fuente de apoyo, puede reforzar el aislamiento y disminuir la capacidad de construir relaciones humanas significativas, limitando la experiencia afectiva real.

“Es necesario promover un enfoque educativo en el que la IA complemente, no reemplace, las redes de apoyo humano, familia, amigos. El desafío está en equilibrar la interacción tecnológica con experiencias humanas que desarrollen habilidades sociales y emocionales esenciales”, concluye la docente de la carrera de Psicología en Unifranz. 

La juventud está explorando una nueva forma de vínculo emocional, donde la inteligencia artificial actúa como acompañante digital. Aunque todavía se debate si este fenómeno es positivo o riesgoso, refleja un cambio cultural profundo en la manera de concebir la intimidad, el afecto y las relaciones en la era digital. 

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