La química del beso: un cálido cóctel de hormonas y neurotransmisores

By Manuel Joao Filomeno Nuñez

Se acercan, sus narices se tocan y sienten el cálido aliento del otro, se sonrojan, la sangre se mueve como un torbellino en las venas de ambos y, finalmente, los labios se tocan, sumergiéndolos en un abrazo de hormonas y neurotransmisores.

Tan común como enigmático, el beso, es más que un gesto romántico o afectivo, es una reacción química compleja que activa un sinfín de procesos en el cerebro y el cuerpo. Desde la dopamina que genera placer hasta la oxitocina que refuerza el apego, cada beso es una explosión de neurotransmisores que regulan el estado de ánimo y fortalecen los vínculos emocionales. Pero, ¿qué ocurre realmente en nuestro organismo cuando besamos?  

Al besarnos, se dispara una tormenta de hormonas y neurotransmisores, que son sustancias químicas esenciales en el sistema nervioso que permiten la comunicación entre neuronas y regulan diversas funciones del organismo, explica Pedro Aramayo, médico, psicólogo y docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz. 

Aramayo detalla los principales neurotransmisores que se activan durante un beso y cómo influyen en nuestro cuerpo.  

  1. Dopamina: la chispa del placer y la recompensa 

La dopamina es conocida como el neurotransmisor del placer y la motivación. Se libera en grandes cantidades cuando realizamos actividades placenteras, como comer chocolate, hacer ejercicio o, por supuesto, besar. “La dopamina es fundamental para la motivación y la realización de actividades placenteras”, señala Aramayo.  

Un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience destaca que la dopamina desempeña un papel crucial en la formación de vínculos románticos. Cuando besamos a alguien, el cerebro experimenta una sensación de euforia y refuerza la atracción hacia esa persona, lo que puede hacer que los besos sean altamente adictivos”, explica el artículo.  

  1. Oxitocina: el pegamento del amor  

La oxitocina, conocida como la hormona del amor, es esencial en la formación de lazos emocionales. Se libera en grandes cantidades durante los besos y el contacto físico, promoviendo la confianza y el apego entre las personas.  

La oxitocina se desprende cuando hay vínculos emocionales positivos muy fuertes y se abraza al objeto de ese ‘amor’. “Esta hormona también está presente en el parto y la lactancia, fortaleciendo el vínculo entre madre e hijo”, explica Aramayo.  

  1. Serotonina: la hormona del bienestar  

La serotonina es clave en la regulación del estado de ánimo y el bienestar general. Sus niveles influyen en la estabilidad emocional y en la sensación de felicidad. Sin embargo, en las primeras etapas del enamoramiento, los niveles de serotonina disminuyen, lo que podría explicar la obsesión por la persona amada.  

“Como curiosidad, los hombres suelen generar un 50% más de serotonina que las mujeres, lo que puede influir en la forma en que cada género experimenta el amor y el apego”, dice el experto.

Por otra parte, un estudio publicado en el Journal of Comparative Neurology descubrió que los niveles de serotonina en personas enamoradas son similares a los de individuos con trastorno obsesivo-compulsivo, lo que sugiere que el amor puede generar una especie de «locura temporal».  

  1. Endorfinas: el analgésico natural  

Las endorfinas son opiáceos naturales producidos por el cuerpo que generan sensaciones de placer y alivian el dolor. “Las endorfinas actúan como analgésicos naturales, reduciendo el estrés y aumentando la sensación de felicidad”, indica Aramayo.  

Un beso apasionado puede estimular la producción de endorfinas de manera similar a la risa o al ejercicio, lo que contribuye a la reducción del estrés y la mejora del bienestar emocional.  

Efectos del beso en el cuerpo y la mente

Más allá del placer inmediato, el beso tiene múltiples beneficios para la salud. Por ejemplo, diversos estudios demuestran la reducción del estrés y la ansiedad. Así, está comprobado que besar disminuye los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Un estudio de la Universidad de Arizona demostró que las personas que besan con frecuencia experimentan una mayor sensación de calma y bienestar.  

De la misma manera, un beso profundo puede intercambiar hasta 80 millones de bacterias, lo que ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y desarrollar resistencia a ciertos microorganismos. Una investigación publicada en la revista científica Microbiome encontró que las parejas que se besan regularmente comparten una microbiota oral similar, lo que puede beneficiar la salud bucal y general.  

El acto de besar también aumenta la frecuencia cardíaca, lo que mejora la circulación sanguínea y oxigena mejor el cuerpo. Esto contribuye a la salud del corazón y puede reducir la presión arterial. 

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