La calidad de la atención en salud es posible: la investigación que lo está haciendo realidad

By Lily Zurita Zelada

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La calidad de la atención en salud puede ser una realidad. No solo es curar la dolencia, sino permitir que el paciente se sienta escuchado, validado y que encuentre más opciones, aparte de la medicación, para recuperar su calidad de vida. Ese es el clamor en Bolivia, donde desde hace años se plantea la necesidad de dar un salto en la atención de la salud de la población.

El Instituto de investigación para mejorar la salud y la atención (NIHR por sus siglas en inglés) es una organización global que promueve y financia proyectos en varios países del mundo. En América Latina fueron elegidas la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) de Bolivia; la Universidad Javeriana, en Colombia y la universidad Rafael Landívar de Guatemala, con el respaldo de la Universidad Queen Mary de Inglaterra. Es un gran proyecto que tomará hasta el año 2027 y que cerrará con la experiencia consolidada no solo de mejoramiento de calidad en salud sino también con la demostración de que pacientes, familiares y comunidades pueden aportar para mejorar la salud de sus moradores.

El proyecto trabaja desde hace tres años con esas otras tres universidades de prestigio internacional. Tiene foco en pacientes con enfermedades no transmisibles y también de salud mental, explicó el doctor Ronald Tapia, coinvestigador principal del centro NIHR Bolivia.

“No solo es el medicamento el que puede ayudar a una familia, sino que hemos explorado todas las posibilidades que puede ofrecer la comunidad”, explicó.

Una treintena de profesionales bolivianos accedieron al financiamiento de este proyecto y, desde hace tres años, están realizando acciones de campo para lograr que los pacientes con enfermedades no transmisibles tengan motivación, calidad de vida y que sus familiares se involucren con los tratamientos de sus seres queridos. En varios proyectos piloto, se ha trabajado además para involucrar a las comunidades de manera que acompañen con solvencia a las personas con condiciones de salud por enfermedades no transmisibles.

Se desarrollaron cinco proyectos piloto en dos áreas donde hay poblaciones vulnerables, San José de Chiquitos y Santa Cruz de la Sierra; se ha trabajado en salud comunitaria y formación de recursos humanos. 

Conversemos

En este proyecto se consiguió que los pacientes puedan evaluar su calidad de vida de manera integral, mediante el uso de una aplicación digital llamada Dialog+, que incorporó preguntas sobre el bienestar mental, emocional de los pacientes, lo que ya ha dado buenos resultados en otros países donde se aplicó.

Fueron reclutados 21 pacientes y en la investigación participaron siete médicos psiquiatras, entrenados especialmente. Como resultado, uno de los pacientes decía: “Antes solo venía a hacerme control; ahora puedo hablar de cómo me siento”. La experiencia piloto escalará a un ensayo clínico el próximo año.

Multifamiliar y pares

El segundo proyecto piloto parte de la idea de que el paciente tiene por qué estar solo en el proceso de su atención de salud. En tres centros de salud se trabajó con médicos y pacientes para compartir preocupaciones, conocer sobre la enfermedad y encontrar estrategias de cuidado, de manera que haya una red de apoyo. En la primera fase, los investigadores vieron que se necesita coordinación interinstitucional para dar viabilidad a esta experiencia, pero constataron que los pacientes se sienten comprendidos por sus familias y que se sienten mejor cuidados; además, los hijos dijeron que aprendieron a alimentarse mejor. Los acompañantes creen que puede haber políticas públicas favorables en la medida que se comprenda que este tipo de acción hace bien a las familias.

En el tercer grupo focal se desarrollo el proyecto de Pares, es decir la reunión de pacientes con enfermedades similares que compartieron experiencias, estrategias de cuidado y tiempo juntos. Se sintieron acompañadas y comprendidas. Una vez más, los investigadores encontraron que la principal limitación es económica y de decisión política, aunque la plasmación del plan dejó resultados satisfactorios a los participantes.

Voluntarios

Si de compañía y apoyo se trata, el siguiente proyecto piloto desarrollado fue el de los voluntarios. En San José de Chiquitos se dio capacitación a jóvenes de la zona para que acompañen a pacientes con hipertensión y diabetes. Se hizo un mapeo cultural y se reclutó a pacientes para activar una dinámica que incluía arte y cultura. Los voluntarios guiaban y acompañaban sin dirigir. Y los pacientes disfrutaron al extremo de que no faltaron a ninguna de las sesiones.

Los proyectos piloto darán lugar ahora a los ensayos clínicos que medirán, tanto en Bolivia como en Guatemala y Colombia, la eficacia de los resultados obtenidos en la primera etapa. El proyecto se extenderá hasta 2027 y se espera que, con resultados exitosos, se pueda reeditar en otras áreas de la salud, cuya renovación es vital en Bolivia.

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