Impacto de enfermedades no transmisibles en Latinoamérica: un desafío para el futuro de la salud
América Latina enfrenta una amenaza silenciosa pero creciente. Las enfermedades crónicas no transmisibles (ENT) y los trastornos de salud mental se han convertido en un desafío inminente para los sistemas de salud pública. Expertos señalan que, de no tomarse medidas urgentes, para 2030 estas afecciones podrían superar en prevalencia a las enfermedades infecciosas tradicionales, configurando un nuevo panorama sanitario que demanda respuestas inmediatas y sostenibles en la región.
Este tema fue abordado por Lucía Alvarado Arnés, coordinadora nacional de investigación de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, durante su participación en el IV Congreso Internacional en Salud: Innovación y Sostenibilidad, en el cual detalló el preocupante nivel de prevalencia de enfermedades crónicas en los centros de salud analizados, destacando la significativa presencia de patologías psiquiátricas como la esquizofrenia y los trastornos bipolares.
Estos datos fueron recabados en base a una investigación conjunta desarrollada en tres países (Bolivia, Guatemala y Colombia) por la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia, la Universidad Rafael Landívar de Guatemala y Unifranz, en colaboración con el Instituto Nacional de Investigación del Reino Unido (NIHR) y la Universidad Queen Mary de Londres, que busca identificar las principales barreras en la atención sanitaria y mejorar la respuesta ante las ENT y los problemas de salud mental.
«Nos estamos enfocando principalmente en mostrar resultados preliminares de un abordaje inicial, que es un análisis situacional para entender cómo está el nivel de atención de salud de enfermedades crónicas no transmisibles y salud mental en Colombia, Bolivia y Guatemala», explicó.
Actualmente en nuestro país, se encuentra en el tercer año de ejecución de los diferentes componentes del programa que se espera que concluya en 2027-2028.
“Es importante recalcar que los tres países vamos de la mano. Todas las etapas de investigación y de conexión comunitaria se realizan simultáneamente en los tres países. Nos encontramos en el tercer año del proyecto, que tiene un financiamiento de cinco años”, explica.
Asimismo, la experta señaló una problemática crítica: el subregistro de casos en los sistemas oficiales de salud, fenómeno que dificulta la planificación de políticas públicas efectivas y limita la capacidad de respuesta de los gobiernos.
Según la investigadora, condiciones como la diabetes, la hipertensión, la obesidad y las enfermedades psiquiátricas avanzan de manera alarmante, exacerbadas por factores de estilo de vida, genéticos y ambientales.
Durante su exposición, Alvarado detalló el preocupante nivel de prevalencia de enfermedades crónicas en los centros de salud analizados, destacando también la significativa presencia de patologías psiquiátricas como la esquizofrenia y los trastornos bipolares. Asimismo, señaló una problemática crítica: el subregistro de casos en los sistemas oficiales de salud, fenómeno que dificulta la planificación de políticas públicas efectivas y limita la capacidad de respuesta de los gobiernos.
El análisis permitió identificar múltiples obstáculos en el acceso a la atención sanitaria: desde la escasez de especialistas y la falta de acceso a medicamentos esenciales, hasta la carencia de estrategias eficaces de prevención y promoción de la salud. A través de entrevistas cualitativas realizadas tanto a profesionales de la salud como a pacientes, se caracterizaron los principales facilitadores y barreras que enfrentan las personas afectadas, proponiendo una serie de recomendaciones para fortalecer los sistemas de salud locales.
El desafío es colosal. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las ENT causaron al menos 43 millones de muertes en 2021, representando el 75% de todas las muertes no vinculadas a pandemias. Particularmente alarmante es el hecho de que el 82% de las muertes prematuras por ENT ocurren en países de ingresos bajos y medianos, como la mayoría de los de América Latina. Factores como el consumo de tabaco, la mala alimentación, la inactividad física, el consumo nocivo de alcohol y la contaminación atmosférica son ampliamente reconocidos como detonantes de estas condiciones.
«Es muy importante porque, si bien no son transmitidas por algún patógeno, revela que tienen mucho que ver con el estilo de vida de las personas y la falta de atención adecuada», subrayó Alvarado. Esta afirmación pone de relieve la urgencia de desarrollar políticas públicas integrales que aborden tanto los factores individuales como los determinantes sociales y ambientales que favorecen el avance de las enfermedades crónicas.
La perspectiva de futuro no es alentadora si no se toman medidas urgentes. Las enfermedades crónicas no sólo representan una amenaza para la vida de millones de personas, sino que también ponen en jaque el desarrollo económico y social de los países latinoamericanos. La pobreza y la inequidad social, ampliamente extendidas en la región, se ven agravadas por los costos crecientes de atención médica y la pérdida de productividad asociada a estas condiciones de salud.
«Estos resultados han confirmado el nivel de atención que debemos tener con las personas diagnosticadas con estas patologías. Si queremos enfrentar este problema de manera efectiva, debemos trabajar en conjunto con investigadores, instituciones y gobiernos», concluyó Alvarado, apelando a un esfuerzo coordinado y multisectorial que permita cambiar el rumbo de la salud pública en América Latina.
Sin embargo, la experta indicó que existe esperanza. Gracias a la colaboración entre las tres universidades participantes, el NIHR y la Universidad Queen Mary, esta investigación representa un paso crucial hacia la optimización del tratamiento de las enfermedades crónicas en Latinoamérica. No obstante, el desafío persiste y queda la interrogante: ¿están realmente los sistemas de salud de la región preparados para enfrentar el impacto futuro de estas enfermedades?
