Por Matias Pillco
¿Cómo el juego en el aula puede convertirse en una poderosa herramienta para la enseñanza, a través de un método de aprendizaje lúdico? Ésa es la propuesta de las pedagogas españolas Imma Marín y Esther Hierro, quienes desarrollaron su metodología como un aporte para transformar la educación tradicional y potenciar el desarrollo de los estudiantes en un entorno estimulante y creativo.
“Jugar es parte fundamental de una crianza saludable y está estrechamente relacionado con el bienestar y la educación de los pequeños, que es lo que padres y madres, y todo el entorno familiar y escolar, deseamos para los niños y niñas que amamos”, explica Marín, presidenta y fundadora de Marinva, una consultora especializada en gamificación y el uso del juego como metodología para la transformación educativa.
En tanto, para la directora ejecutiva y CEO del mismo emprendimiento, Esther Hierro, el juego permite desarrollar competencias, fomenta la inclusión, el bienestar y tiene un impacto positivo en ambientes como colegios y grupos familiares.
“El juego es un aliado clave en cualquier proceso de transformación e innovación educativa, porque permite el desarrollo de competencias, ayuda a la inclusión de toda la comunidad educativa, fomenta el bienestar personal y colectivo y tiene impacto en el clima del aula, la escuela, la empresa o la familia”, señala Hierro.
Las autoras de publicaciones como “Gamificación” y “¿Jugamos?”, resaltan la importancia de la actitud del docente en el proceso de enseñanza-aprendizaje, al afirmar que una actitud positiva puede transformar por completo una asignatura y generar un ambiente propicio para el estudiante. En ese afán, el maestro puede transmitir sus conocimientos a través de diversas herramientas, como los videos y las lecturas, pero con énfasis en el juego.
“Nuestra actitud en la docencia puede transformar absolutamente la asignatura y producir aprendizaje. Lo que tú quieres transmitir a tus alumnos lo puedes hacer a través de un video, una lectura o mediante juegos divertidos como nosotras aconsejamos, así podemos estimular la capacidad de aprendizaje de los estudiantes”, sostiene Hierro.
Técnicas de aprendizaje:
Ambas expertas mencionan seis técnicas para mejorar el proceso de aprendizaje en el aula:
- Juegos de mesa: clásicos como Monopoly, Scrabble y ajedrez, además de juegos de estrategia pueden ser utilizados para enseñar una variedad de habilidades para el avance de materias como Matemáticas y Lenguaje.
- Juegos de rol: éstos permiten a los estudiantes asumir diferentes roles y experimentar diferentes situaciones de la vida real.
- Simulaciones: estos juegos ayudan a los estudiantes a experimentar situaciones y procesos complejos en un entorno seguro y controlado.
- Juegos de construcción: las piezas de Lego permiten a los estudiantes desarrollar habilidades espaciales, motricidad fina y resolución de problemas.
- Juegos de cartas: juegos como Uno y Go Fish pueden ser utilizados para enseñar habilidades de matemáticas y de lenguaje.
- Juegos digitales: existen muchos juegos educativos disponibles en línea y en aplicaciones móviles que pueden ser utilizados para complementar el aprendizaje en el aula.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reconoce la importancia del juego en el aprendizaje y el desarrollo de los niños. En su sitio web se puede encontrar una amplia variedad de recursos sobre el tema, incluidas dinámicas que tienen un impacto significativo en la educación.
“Cuando los niños y jóvenes participan en actividades divertidas y desafiantes, su nivel de motivación aumenta considerablemente, esto se debe a que estas actividades ofrecen un entorno en el que los errores son vistos como oportunidades para aprender y mejorar, lo que reduce la presión y el estrés asociados con el proceso de aprendizaje”, se lee en un artículo publicado en la plataforma web de la Unesco.
Tanto Marín como Hierro explican que las experiencias lúdicas en el aula promueven el desarrollo de habilidades cognitivas y sociales esenciales. Los estudiantes no sólo absorben conocimiento, sino que también mejoran su capacidad de concentración, resolución de problemas, comunicación, trabajo en equipo y creatividad.
“Dejemos de enseñar materias, enseñemos a amar la vida, yo no quiero que los niños aprendan a leer, yo lo que quiero es que empiecen a valorar la lectura. Esta es la idea, porque el objetivo puede ser sólo que aprendan a leer, pero que amen la lectura es un horizonte mucho más rico”, afirma Marín.
Hierro, por su parte, se refiere a la importancia de la curiosidad como motor del aprendizaje y que los niños aprenden mejor cuando están motivados e interesados en el tema de estudio. Para ello propone conectar con los intereses de los niños y niñas, integrar dinámicas de juego en las actividades y hacerles conscientes del proceso de aprendizaje.
“La curiosidad es el motor del aprendizaje. ¿Cómo la activamos? Conectando con sus intereses; los niños y las niñas no nos escuchan, nos ven. Integremos dinámicas de juego en las actividades, para hacerlo divertido y para hacerles conscientes del aprendizaje”, agrega Hierro.
Las dos expertas españolas participaron del V Foro Internacional de Innovación Educativa (FIIE 2024), organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, donde se abordó el futuro de la educación superior rumbo a 2050, junto a autoridades gubernamentales, personalidades del ámbito de la educación y prominentes intelectuales de la pedagogía.