Descanso y trabajo: el equilibrio esencial para la salud mental y el éxito laboral

By Manuel Joao Filomeno Nuñez

En medio del frenesí del mundo laboral, el descanso ha dejado de ser un lujo para convertirse en una necesidad vital. Estudios recientes señalan que equilibrar el trabajo con el bienestar personal es una condición indispensable para garantizar productividad, creatividad y salud mental en el entorno profesional contemporáneo.

“El descanso es esencial para el éxito laboral, es un factor clave”, afirma Mónica Messa, directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz). La especialista subraya que trabajar sin pausas prolonga la fatiga, aumenta el riesgo de errores y debilita la capacidad de concentración. Por el contrario, hacer pausas adecuadas mejora el rendimiento y la eficiencia.

Un estudio de Sodexo refuerza esta idea: por cada 10 horas de vacaciones, el desempeño de una persona mejora en promedio un 8%. Además, quienes descansan regularmente regresan con más energía, motivación y creatividad, lo que se traduce en mejores resultados y menor rotación de personal.

El descanso no solo implica detener la actividad física, sino también desconectarse mental y emocionalmente. Para Messa, el bienestar integral se construye cuando cuerpo, mente y emociones trabajan en equilibrio. 

“No se trata de quién pasa más horas en la oficina, sino de quién gestiona mejor su tiempo y mantiene su estabilidad emocional”, explica.

La experta explica que las habilidades blandas —como la empatía, la comunicación y la resiliencia— son esenciales en este nuevo paradigma laboral, ya que dependen directamente del equilibrio emocional y la salud mental de cada trabajador. En este sentido, un empleado descansado no solo es más productivo, sino también más humano y empático.

La hiperconexión y la falta de límites claros entre lo laboral y lo personal se han convertido en uno de los principales enemigos del bienestar. Según Karina Sánchez Apaza, docente de Psicología en Unifranz, el síndrome de burnout es una amenaza creciente: “A largo plazo, el agotamiento puede deteriorar la salud mental y física, incrementando el riesgo de depresión, ansiedad y enfermedades cardiovasculares”.

Los datos lo confirman. Un informe de InfoJobs (2022) reveló que el 32% de los trabajadores que abandonaron su empleo lo hicieron para proteger su salud mental. A su vez, la Guía del Mercado Laboral de Hays señala que el 43% de los empleados sufre fatiga por exceso de horas y presión constante.

A principios del siglo XX, la jornada de ocho horas marcó un avance histórico. Hoy, sin embargo, la tecnología ha diluido las fronteras: los correos y mensajes laborales invaden los momentos de descanso, dificultando la desconexión necesaria para recuperar energías.

Nuevas tendencias y políticas de bienestar

Frente a este panorama, las organizaciones más innovadoras han comenzado a replantear sus estructuras internas. Messa destaca que las empresas reconocidas como Great Place to Work son aquellas que promueven un equilibrio real entre vida y trabajo. 

“Cuando una empresa permite que un padre asista a una actividad escolar o que un colaborador adapte su horario según sus necesidades personales, no solo mejora su bienestar, sino también su compromiso con la organización”, enfatiza.

En 2025, esta visión se ha fortalecido gracias a las políticas públicas y los avances en psicología laboral. Países como Francia y España han adoptado leyes de “desconexión digital” que prohíben exigir respuestas fuera del horario laboral, mientras que en América Latina crece el debate sobre la reducción de la jornada a menos de 40 horas semanales.

La tendencia global es clara: el trabajo híbrido y la flexibilidad horaria se consolidan como herramientas para atraer talento y garantizar sostenibilidad emocional. De acuerdo con el informe “Talent Trends 2023” de Michael Page, siete de cada diez personas prefieren cuidar su salud mental antes que ascender profesionalmente.

El bienestar y la productividad ya no se entienden como opuestos, sino como aliados. “Cuidar la salud mental de los trabajadores contribuye a su bienestar general, aumenta la productividad y reduce el estrés laboral”, explica Sánchez. Las empresas que invierten en programas de bienestar obtienen mayor lealtad, menor ausentismo y mejor reputación.

Además, prácticas como el yoga, la meditación o la actividad física regular se están integrando en los espacios laborales como estrategias efectivas para fortalecer la salud emocional y fomentar la creatividad. Dormir al menos ocho horas, limitar el uso de pantallas antes de dormir y promover espacios de descanso activo son hábitos que hoy marcan la diferencia.

El equilibrio entre descanso y trabajo no es solo una responsabilidad individual, sino también social. Impacta en la cohesión familiar, la participación comunitaria y la innovación. En regiones como América Latina, avanzar hacia modelos laborales más humanos es un reto urgente que implica políticas públicas, compromiso empresarial y una nueva cultura del bienestar.

“Descansar no es perder el tiempo; es una inversión en salud, motivación y calidad de vida”, resume Messa. En definitiva, construir un entorno laboral más equilibrado no solo mejora la productividad, sino que también fortalece el tejido humano y emocional de las organizaciones.

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