De estudiantes a exploradores digitales: el metaverso rompe las paredes del aprendizaje tradicional

La llegada del Metaverso está transformando la forma en que las personas interactúan, se comunican y, sobre todo, acceden al conocimiento. El metaverso, como entorno virtual tridimensional que combina realidad virtual (VR), realidad aumentada (AR) y tecnologías como blockchain, está transformando la forma en que se genera, comparte y adquiere conocimiento, de la misma manera está transformando los procesos de enseñanza y aprendizaje a una escala considerable.
Gabriel Choque, docente de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que en la educación es importante aplicar un enfoque interdisciplinar Siguiendo la idea que el metaverso combina muchas tecnologías en armonía para conformar ese espacio virtual.
“El metaverso está revolucionando de manera profunda la forma en que trabajamos, aprendemos y nos relacionamos. Ya no se trata simplemente de conectarnos a internet a través de una pantalla: ahora estamos comenzando a habitarlo. Esta evolución implica una integración mucho más inmersiva y continua de la tecnología en nuestra vida diaria, donde la frontera entre lo físico y lo digital se achica cada vez más”, sostiene el académico.
Un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) sostiene que el metaverso favorece un aprendizaje inmersivo y personalizado, especialmente entre jóvenes, al transformar las clases magistrales en experiencias interactivas, como viajes virtuales a través de la historia o simulaciones científicas.
De la misma manera, la Universidad Sergio Arboleda (Colombia), pionera en implementar el metaverso para clases, utilizando entornos 3D donde los estudiantes interactúan mediante avatares. Esto permite simulaciones prácticas, como laboratorios virtuales, y fomenta un enfoque centrado en el estudiante, donde el profesor actúa como facilitador.
“El metaverso ya no es una promesa futurista, está teniendo aplicaciones reales y tangibles en distintos sectores del mundo. En el ámbito educativo, por ejemplo, instituciones de renombre como la Universidad de Stanford ya están explorando el potencial de las aulas virtuales inmersivas”, explica Choque.
Las instituciones educativas, especialmente las universidades, han comenzado a explorar estos entornos con campus virtuales, clases interactivas en 3D y simulaciones prácticas que antes requerían costosos laboratorios físicos. Profesores y alumnos ahora pueden diseñar entornos de aprendizaje personalizados, adaptados a ritmos individuales, habilidades y estilos cognitivos.
“Hemos hecho un Metaverso llamado Unifranz. Uno se pone las gafas y puede entrar a la universidad digitalizada. Eso ya hemos realizado y queremos impulsar la toma de desarrollo de videojuegos utilizando las gafas de realidad virtual y aumentada que tenemos, que son las Oculus Quest 3”, sostiene Marcelo Pacheco, director de carrera de Ingeniería de Sistemas en Unifranz.
Esta transformación también permite el acceso al conocimiento. Gracias al Metaverso, personas en zonas remotas o con dificultades de movilidad pueden asistir a conferencias internacionales, realizar prácticas profesionales virtuales o acceder a contenidos educativos de alto nivel sin tener que trasladarse físicamente.
“En estos espacios tridimensionales, los estudiantes no solo asisten a una clase desde una pantalla, sino que interactúan directamente con objetos en 3D, recorren la estructura de una célula humana desde adentro, o caminar virtualmente por monumentos históricos como el Coliseo romano o la Gran Muralla China. Esta forma de aprender transforma el conocimiento abstracto en experiencias concretas, multisensoriales y memorables”, sostiene Choque.
Impacto en el conocimiento
El metaverso está abriendo una nueva era en el ámbito educativo al facilitar un aprendizaje profundamente experiencial y participativo. En lugar de limitarse a la transmisión pasiva de información, esta tecnología permite a los estudiantes interactuar activamente con los contenidos en entornos virtuales inmersivos, diseñados para replicar, e incluso enriquecer, escenarios del mundo real.
En este contexto, el conocimiento no solo se recibe: se vive, se explora y se aplica en situaciones simuladas que desarrollan habilidades cognitivas, técnicas y emocionales. “En áreas como medicina, ingeniería y arquitectura, los estudiantes pueden practicar procedimientos o explorar modelos 3D sin riesgos. En historia y geografía, pueden visitar sitios históricos o explorar ecosistemas sin salir del aula”, explica Pacheco.
El conocimiento ya no se limita a lo textual o audiovisual; ahora puede experimentarse de manera inmersiva. El metaverso está permitiendo formas de aprendizaje experiencial que antes eran impensables. No se trata de reemplazar la educación tradicional, sino de complementar con escenarios dinámicos, interactivos y globales que estimulen la curiosidad y el pensamiento complejo.
El metaverso no es solo un cambio tecnológico, sino un cambio cultural en la forma de aprender y construir conocimiento. En este tiempo somos testigos de una transformación educativa que apenas comienza, pero que ya está moldeando el futuro de la humanidad con una profundidad que va más allá de lo virtual.