OMS/OPS: la inteligencia artificial, motor de una salud más sostenible, equitativa y contextualizada

La inteligencia artificial (IA) transforma el ámbito de la salud pública, siendo capaz de impulsar soluciones innovadoras, sostenibles y ajustadas a las realidades específicas de cada región. Sin embargo, para lograr los cambios necesarios, es importante adaptar la tecnología a las necesidades específicas de cada contexto, procurando que estas nuevas tecnologías no excluyan a quienes viven en condiciones de desigualdad.

“Desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) estamos convencidos de que la transformación digital no es solo una necesidad, sino el camino para construir sistemas de salud más resilientes, efectivos y centrados en las personas”, subrayó Alejandra Farías, asesora en inteligencia en salud y transformación digital de la OPS/OMS en Bolivia, durante su participación en el IV Congreso Internacional en Salud: Innovación y Sostenibilidad, organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

Durante su exposición, Farias indicó que, lejos de los temores distópicos sobre el reemplazo de profesionales por máquinas, la IA aparece como una aliada que potencia las capacidades del personal de salud. 

“No es que la inteligencia artificial vaya a reemplazar a los profesionales, sino que los profesionales que la utilicen reemplazarán a quienes no lo hagan”, remarcó, y agregó que esta tecnología puede liberar tiempo clínico valioso, permitiendo interacciones más humanas y empáticas con los pacientes.

Sin embargo, el camino hacia una integración efectiva de la IA no está exento de barreras. Uno de los principales desafíos es la calidad de los datos y la interoperabilidad entre sistemas de salud. La falta de historias clínicas digitales, estándares de codificación unificados y conectividad adecuada son obstáculos que limitan la escalabilidad de los proyectos de IA, especialmente en una región tan desigual como América Latina.

Además, los marcos regulatorios siguen siendo insuficientes. La mayoría de los países carecen de normativas específicas para regular el uso ético y seguro de la IA en salud, lo que pone en riesgo la privacidad de los datos sensibles y plantea serios dilemas sobre el consentimiento del paciente y la seguridad de los sistemas tecnológicos.

La OPS ayuda a sus Estados Miembros a aprovechar el potencial que ofrece la salud digital al apoyar en el fortalecimiento de los sistemas de información y la ampliación de los servicios de telesalud en la atención primaria que ayudan a mejoran el manejo de las afecciones crónicas y el acceso a consultas con especialistas en zonas alejadas.

Adaptar, no copiar

Un punto clave planteado por la experta es que no se puede importar tecnología sin considerar los contextos locales. “No es copiar y pegar. Cada país, cada región, incluso cada ciudad, tiene realidades distintas que requieren soluciones flexibles y adaptables”, afirmó. Ejemplifica esto con el caso de modelos de diagnóstico desarrollados con datos de población asiática, que fracasaron al ser aplicados en América Latina debido a diferencias en las tonalidades de piel.

La región, además, aporta pocos datos a la big data global, lo que profundiza el sesgo de los algoritmos. Por eso, es esencial avanzar en la generación de datos locales de calidad, fortalecer la gobernanza de la información y fomentar la participación activa en el desarrollo de tecnologías.

Otro de los puntos críticos es la desconexión entre las iniciativas tecnológicas —muchas veces desarrolladas por startups o universidades— y las prioridades estratégicas de los sistemas de salud públicos. Según Farías, es fundamental articular esfuerzos entre los sectores público y privado, y desarrollar agendas nacionales de inteligencia artificial que orienten la innovación hacia necesidades reales de salud.

Un caso exitoso de escalabilidad lo representa el proyecto «Laura», implementado en más de 50 hospitales públicos en Brasil. Desarrollado a partir de un caso real de fallecimiento por deterioro clínico no detectado a tiempo, el sistema de alerta temprana utiliza IA para monitorear pacientes hospitalizados, reduciendo la mortalidad gracias a una fuerte gobernanza clínica y mediciones de impacto claras.

De la idea al impacto

Para lograr una implementación efectiva y sostenible de la IA en salud, es imprescindible considerar múltiples factores más allá de lo técnico: financiamiento a largo plazo, capacitación de recursos humanos, planificación estratégica, seguridad de los dispositivos conectados y mecanismos de monitoreo y evaluación con indicadores medibles.

Farías también advirtió sobre los riesgos de perpetuar las desigualdades existentes si no se garantiza el acceso universal a las tecnologías. 

“Hoy, no tener alfabetización digital te excluye de la educación, del trabajo, y por ende de la salud”, puntualizó.

La IA debe ser vista como una herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas, no como un fin en sí mismo. “Estamos ante una revolución sin precedentes. Pero la tecnología por sí sola no transforma. Lo que transforma es cómo los humanos la usamos, con ética, empatía y compromiso social”, finalizó la asesora de la OPS/OMS en el país.

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