Nuevo coronavirus: ¿Se acerca una nueva pandemia?  

By Manuel Joao Filomeno Nuñez

La aparición de un nuevo virus en murciélagos, denominado HKU5-COV-2, ha encendido las alarmas en la comunidad científica internacional. Aunque este virus comparte similitudes con el SARS-CoV-2, responsable de la pandemia de COVID-19, los expertos aseguran que el riesgo de que se convierta en una nueva amenaza global es, por ahora, bajo. Sin embargo, la vigilancia y la prevención son clave para evitar que la historia se repita.  

“Con el descubrimiento de nuevos virus y variantes de la misma familia del Covid-19 siempre va a existir un riesgo, aunque este sea pequeño, por lo que necesitamos estar alertas”, explica el doctor Álvaro Eyzaguirre, docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

Sin embargo, estudios realizados en Wuhan, China, muestran que, mientras la vigilancia se mantenga, el riesgo de que el virus “salte” a los humanos, es aún muy bajo.

Patricio Gutiérrez, también docente de la carrera de Medicina en Unifranz y presidente de la Sociedad de Medicina Crítica y Terapia Intensiva de La Paz, por su parte, explica que el HKU5-COV-2 actúa sobre el mismo receptor que el SARS-CoV-2: el receptor de la enzima convertidora de angiotensina tipo 2 (ACE2), presente en los pulmones. No obstante, la afinidad del nuevo virus con este receptor es mucho menor, lo que reduce significativamente su capacidad para infectar a los humanos.  

«La posibilidad de que este virus salte a los humanos está presente, pero es baja debido a su menor afinidad con el receptor ACE2. Sin embargo, no debemos bajar la guardia, ya que la vigilancia epidemiológica y la conciencia social son fundamentales para prevenir futuros brotes», explica Gutiérrez.

Aunque ambos virus comparten la capacidad de unirse al receptor ACE2, sus diferencias son significativas. El HKU5-COV-2 tiene una afinidad mucho menor con este receptor en comparación con el SARS-CoV-2, lo que reduce su potencial infeccioso. Además, pertenecen a familias virales diferentes, lo que significa que no se comportan de la misma manera.  

«El SARS-CoV-2 es un virus SARS, mientras que el HKU5-COV-2 es de un tipo diferente», explica Gutiérrez. «Esto implica que no debemos esperar que actúen de la misma forma, pero sí debemos estar preparados para cualquier escenario».  

China, país donde se originó la pandemia de COVID-19, ha sido pionera en la implementación de medidas de vigilancia epidemiológica para monitorear el comportamiento del HKU5-COV-2 en su reservorio animal. Según Gutiérrez, esta estrategia es crucial para detectar y contener posibles brotes antes de que se propaguen.  

«Se están tomando muestras de las especies y se está monitoreando cómo se comporta el virus en los murciélagos. Además, es esencial que las personas eviten el contacto con animales vivos, no ingresen a regiones donde habitan estos animales y, sobre todo, no los consuman», agrega el médico. 

La conciencia social juega un papel fundamental en la prevención. Gutiérrez enfatiza la importancia de evitar prácticas como la venta y el consumo de animales exóticos, que pueden actuar como vectores de enfermedades. «La toma de conciencia es vital para reducir el riesgo de que estos virus salten a los humanos», afirma.  

Lecciones aprendidas de la pandemia 

La experiencia acumulada durante la pandemia de COVID-19 ha dejado lecciones valiosas que podrían ayudar a prevenir futuras crisis sanitarias. Una de las más importantes es la necesidad de una comunicación transparente y honesta por parte de las autoridades.  

«China está dando un buen ejemplo al informar rápidamente sobre brotes como el del metapneumovirus y ahora sobre este nuevo virus en murciélagos», destaca el experto y agrega que la comunicación transparente permite tomar medidas de contención de manera oportuna, como aislar casos positivos y restringir viajes para frenar la diseminación del virus.  

Otra lección clave es la capacidad de desarrollar vacunas en tiempo récord. Durante la pandemia de COVID-19, la comunidad científica mundial logró crear vacunas efectivas en menos de un año, un proceso que normalmente toma una década o más. Este avance tecnológico y colaborativo podría ser crucial en caso de que el HKU5-COV-2 u otro virus represente una amenaza mayor.  

Más allá de las medidas a nivel ‘macro’, Eyzaguirre indica que es necesario que la población tome las medidas de bioseguridad aprendidas en la pandemia pasada, sobre todo aquellas referidas a la higiene y el distanciamiento.

“Una de las mejores medidas que podemos tomar es no abandonar el lavado constante de manos y el uso de desinfectantes en superficies de alto tráfico, además es importante siempre mantener una buena higiene personal, lo que nos mantiene protegidos de cualquier enfermedad”, acota.

Fortalecimiento de los sistemas de salud: una tarea pendiente  

Aunque muchos países han fortalecido sus sistemas de salud tras la pandemia, Gutiérrez indica que en Bolivia la situación es diferente. 

“Nuestro sistema de salud es como un ‘sistema acordeón’, donde los recursos se destinan a abrir nuevos centros médicos durante las emergencias, pero estos cierran una vez que la crisis pasa debido a la falta de fondos. En otros países, se han construido más hospitales, se ha contratado más personal y se ha equipado mejor a los centros de salud. En Bolivia, no se ha logrado un fortalecimiento sostenible del sistema, lo que nos deja en una posición vulnerable frente a futuras pandemias”, explica.

Según el médico, este es el momento preciso para tomar acciones y prepararnos para una futura emergencia sanitaria, fortaleciendo los sistemas de salud.

“Este tiempo es el preciso para mejorar nuestros sistemas de manera sostenible”, acota.

Mientras el mundo sigue recuperándose de los estragos de la pandemia de COVID-19, la aparición de nuevos virus como el HKU5-COV-2 nos recuerda la importancia de la vigilancia, la prevención y la inversión en sistemas de salud robustos.  

«La experiencia nos ha enseñado que la comunicación transparente, la contención rápida y el desarrollo de vacunas son herramientas poderosas para enfrentar crisis sanitarias; pero también nos ha mostrado que la prevención y la conciencia social son nuestras mejores defensas contra futuras pandemias», concluye Gutiérrez. 

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