Por Lily Zurita
La búsqueda de la felicidad, hoy y siempre, es un objetivo omnipresente en la vida de las personas.
Desde la literatura hasta la ciencia, este concepto ha sido explorado desde diversas perspectivas y corrientes de pensamiento, pero ¿qué es, realmente, la felicidad?
Aristóteles decía que la felicidad es el fin que busca todo ser humano, es decir, el bien como el mayor de sus deseos. En tanto, Sócrates, otro pensador griego, aseguraba que “el secreto de la felicidad no se encuentra en la búsqueda de más, sino en el desarrollo de la capacidad para disfrutar de menos”.
Casi 2000 años después, Emmanuel Kant señalaba que “la felicidad; más que un deseo, alegría o elección, es un deber”, que depende de uno mismo. En cambio, el pensador alemán Friedrich Nietzsche sentenciaba que “es el sentimiento de que el poder crece, de que una resistencia ha sido superada”.
La felicidad, entendida como un estado de bienestar subjetivo y satisfacción con la vida, es un fenómeno complejo. “Se la puede definir desde varios autores, estudios y enfoques. De manera genérica, la felicidad es una emoción, un sentimiento y un estado que tiene que ver con, justamente, sentir satisfacción, plenitud o estar conforme”, indica Tatiana Montoya, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Aunque la definición puede variar de una persona a otra, hay ciertos elementos comunes que suelen asociarse con la experiencia de la felicidad: relaciones significativas, sentido de propósito, salud física y mental o la capacidad de disfrutar del presente, entre otros.
Mauricio Orellana, un joven comunicador social, reflexiona que la felicidad auténtica tiene que ver con el otro. Por ejemplo, cuando se organiza una fiesta sorpresa para un amigo es un momento feliz para uno mismo, porque lo hace pensando en lo feliz que va a estar alguien más.
“Recapitulando los momentos más felices de mi vida hasta ahora, siempre han sido momentos rodeados de familia, amigos o personas especiales. Tener conexión con los demás o lograr relaciones significativas con los demás es para mí la felicidad”, dice Orellana.
La búsqueda de la felicidad
Sin embargo, para muchos, la búsqueda de la felicidad es un viaje personal que implica explorar y cultivar diferentes aspectos de la vida. Desde el desarrollo personal hasta la conexión con los demás y la contribución a la comunidad, hay una variedad de caminos que pueden conducir a una mayor sensación de bienestar y satisfacción.
Montoya identifica la autoeficacia como el elemento principal del logro de la felicidad. Este término tiene que ver con la posibilidad de planificar, organizar y realizar lo que cada quien necesita hacer.
“La autoeficacia tiene que ver con saberse capaz de realizar las cosas y una vez que uno lo consigue se siente feliz, se activa la plasticidad neuronal y, luego, el neurotransmisor de la dopamina. Posteriormente, se activa el pre frontal que nos dice que nos está yendo bien y que lo hemos logrado”, puntualiza.
Los obstáculos llevan a la infelicidad
La sociedad contemporánea presenta desafíos significativos que pueden obstaculizar la búsqueda de la felicidad. El estrés, la ansiedad, la presión social y la obsesión por el éxito material son solo algunos de los factores que pueden interferir con nuestro bienestar emocional y mental.
“Al contrario de la felicidad, se presenta también la infelicidad que se da con la disminución de la neuroplasticidad en personas que tienden a ser rígidas en relación a sentir la variedad de emociones. Es importante sentir rabia, amor, placer, felicidad o tristeza, mientras más flexibles somos con las emociones y sentimientos más facilidad tenemos también de sentirnos felices”, explica la académica.
Según Montoya, las personas que no tienen apertura para experimentar la variedad de emociones o no se ven autoeficaces tienen más facilidad para sentirse infelices.
En los últimos años, en respuesta a estas preocupaciones surgió un creciente interés en prácticas como la meditación, el mindfulness y la psicología positiva, que buscan promover la salud mental y el bienestar emocional.
Índice de la felicidad
La felicidad es una meta humana fundamental, según la Organización de Naciones Unidas, que declaró el Día Internacional de la Felicidad, cada 20 de marzo, con el objetivo de reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno.
En ese entendido, cada año el organismo internacional emite el Informe Mundial de la Felicidad, que este año será presentado el miércoles 20 a las 12 horas (Nueva York). Se trata de una encuesta realizada por la ONU que mide cómo ha evolucionado la felicidad de los ciudadanos en los últimos años en 156 países.
Para elaborar el informe se utilizan los datos de la Encuesta Mundial de Gallup en la que se pide a los encuestados que puntúen su vida del cero al 10, siendo cero la peor vida posible y el 10 la mejor vida posible y que devela cómo las condiciones de vida, la salud mental, la solidaridad social y la calidad de los gobiernos se entrelazan para influir en la felicidad de las personas.
“El nombre del indicador es felicidad nacional bruta (FNB). La FNB busca, como su nombre lo indica, medir la felicidad de una sociedad. Sin embargo, la felicidad es una medida subjetiva de bienestar por lo que se apoya en varios elementos para hacer su cálculo lo más exacto posible”, indica Marcelo Arroyo, economista senior del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD Bolivia).
El economista explica que son nueve elementos (bienestar psicológico, salud, educación, uso del tiempo, diversidad y resiliencia cultural, buena gobernanza, vitalidad comunitaria, diversidad y resiliencia ecológica y nivel de vida) los que se miden.
“En total son como 33 indicadores que los usuarios deben medir en una encuesta para determinar qué es lo que los hace felices”, puntualiza.