Bolivia se ha convertido en país de referencia para los jóvenes de naciones vecinas que buscan profesionalizarse en carreras universitarias como Medicina u Odontología. En el exterior, se reconoce la calidad académica universitaria, señalan expertos.
“He estudiado con personas de Perú. He tenido compañeros de Brasil, de Argentina, de Chile y que, después de haber terminado de estudiar la carrera, han retornado a sus países y, hoy, son profesionales de éxito en su especialidad o trabajan en grandes hospitales”, asegura Venegas.
En Bolivia, los jóvenes visualizan dos ventajas competitivas al momento de elegir una universidad o carrera profesional. Primero, es la calidad académica y, segundo, la metodologíade enseñanza basada en el aprender haciendo. En Unifranz, por ejemplo, los universitarios tienen la posibilidad de acceder a prácticas pre profesionales o “internados” con la atención a pacientes en centros hospitalarios, siguiendo protocolos rígidos, bajo la supervisión del médico especialista.
“En nuestro medio, todavía puedes ir a atender a un paciente a un hospital en un tercer año, por ejemplo, cuando estás realizando tus prácticas, puedes ir a auscultar el corazón, a auscultar los pulmones o ir a observar algún signo clínico y esto es muy importante. (…). No se aprende en el libro, se aprende siempre al lado del paciente”, puntualiza el médico.
Las TICs han coadyuvado a la profesión
La medicina en Bolivia ha tenido un avance sustancial y muy importante en los últimos años. El contexto de la pandemia ha obligado a recurrir necesariamente a la tecnología para responder a las necesidades de la población a nivel global, según el profesional médico.
Para ello, el médico siempre tiene que estar actualizado con herramientas que le permitan acceder a información de manera oportuna. Hoy, gracias a las TICs, hay una infinidad de información circulando en plataformas digitales con información sobre tratamientos de diversas enfermedades.
Sin ir muy lejos, hace 10 años, no había muchas posibilidades de acceder a simuladores virtuales en las aulas o laboratorios o, peor aún, desde la casa, para reforzar lo que se había visto en una clase de anatomía, por ejemplo.
“Las salas de simulación que tenemos, tanto los simuladores como el software que utilizamos para anatomía o el simulador de cardiopulmonar avanzado o de parto (…), deben quedarse como un recurso tecnológico, porque también tenemos que pensar en experiencias y eso es algo que tiene que ser tomado en cuenta por el joven que quiere estudiar medicina”, precisó Venegas.