Por Lily Zurita
En febrero pasado, una sentencia de la Corte Suprema de Alabama, en Estados Unidos, dictaminó que los embriones congelados deben ser considerados como “bebés” y abrió un debate jurídico, médico y ético respecto al futuro de la biogenética y la fertilización in vitro.
Según Carlos Encinas, biólogo, embriólogo clínico senior certificado por la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE) y diplomado en bioética por la Universidad de Harvard (EUA), el fallo de la Corte de Alabama sienta “un precedente nefasto” para la comunidad científica y millones de pacientes que sufren de infertilidad, entre ellos muchos sobrevivientes de cáncer.
“Pone en riesgo el ejercicio profesional, incluso, al punto de criminalizarlo. Miles de procedimientos han sido cancelados en estados que equiparan un embrión a un niño. En suma, esto es una vulneración a los derechos reproductivos de aquellas personas que desean acceder a tratamientos de fertilidad y formar las familias que tanto procuran”, puntualiza el experto a Educación y Sociedad de El Deber.
Este torbellino legal, según el consultor en embriología clínica, con muchos matices de perspectivas ideológicas, ignora la realidad reproductiva actual que ha sido fruto de más de un siglo de investigaciones pioneras e innovaciones en el campo de la medicina reproductiva.
En la misma línea, un reporte de la DW alerta que laboratorios y clínicas suspendieron tratamientos de fertilidad para evitar complicaciones legales ya que los embriones podrían dañarse en cualquier momento del proceso de fecundación in vitro.
“La parte más difícil de estas dos últimas semanas ha sido realmente comunicar a los pacientes para que puedan asumir el impacto que han tenido esta definición (de los embriones) y la sentencia. Es decir, para su situación y la posibilidad de que tengan hijos y formen sus familias. Ha sido increíblemente duro para todos nosotros”, indicó Michael Allemand, del Alabama Fertility, a la agencia informativa.
¿Los embriones congelados son niños?
De ninguna manera, dice Encinas, ya que atribuirles a los embriones congelados el estatus moral y legal de un niño o un bebé gestante in útero es una afirmación totalmente infundada sin ningún asidero científico ni médico.
“Niños y embriones son entidades biológicas totalmente distintas por lo que no existe ningún tipo de equivalencia”, según el experto.
El embriólogo clínico explica que la eficacia reproductiva del humano es muy baja. Tanto en la reproducción natural como asistida, ocurren eventos de fecundación en los que intervienen varios óvulos y se forman innumerables embriones que no se desarrollan adecuadamente o son inviables.
“Algunos no implantan, otros implantan y son abortados antes de llegar a término. Aquellos que sí logran desarrollarse adecuadamente hasta convertirse en un nacido vivo sano tienen que atravesar toda una ‘odisea biológica’ en la que ocurre una cuantiosa pérdida de óvulos, espermatozoides y embriones”, manifiesta.
¿Qué dicen las normas bolivianas?
De acuerdo con el artículo 5 de la Ley Niño, Niña y Adolescente se considera ‘ser humano’ y por tanto ‘persona’ a todo ‘ser concebido’; es decir, es sujeto de derechos desde el momento de la concepción.
Alberto Salamanca, director de la carrera de Derecho de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, explica que la Constitución Política del Estado (CPE) propugna y establece que la vida y el respeto a la vida no sólo es un valor, sino también un derecho.
“Determina distintas garantías constitucionales y, por lo tanto, derechos fundamentales para su protección; ampliando su comprensión sobre la vida humana, así como toda forma de vida, y señala que el embrión humano es una forma de vida, es un ser concebido protegido por todo el marco jurídico nacional e internacional”, puntualiza.
Para Salamanca, el bloque de constitucionalidad de Bolivia ratifica todos los acuerdos y tratados en derechos humanos que protegen, cautelan y defienden la vida, así como toda forma de vida.
“Es un concepto bastante amplio, ya que desde la visión holística y cuántica que está plasmada en nuestro paradigma neoconstitucional, lo que plantea la dimensión de toda forma de vida, no establece un límite, no cumplir con esa máxima jurídica –porque no solo es norma, sino también principio– que tienen garantías internacionales y nacionales de protección a los derechos humanos y fundamentales, por su incumplimiento, falta de previsión, control, cuidado, etc. genera alta responsabilidad para el Estado y las personas”, puntualiza el jurista.
¿Qué son los embriones congelados?
Los embriones congelados son producto de tratamientos de reproducción asistida de alta complejidad como la fertilización in vitro (FIV), procedimiento que ocurre fuera del cuerpo de la mujer.
“En un laboratorio altamente especializado; en una placa Petri, espermatozoides fecundan los óvulos extraídos de la paciente, una vez ocurrida la fertilización y a lo largo del desarrollo previo a la implantación en el útero, los ya denominados embriones pueden ser criopreservados o congelados en tanques especiales bajo nitrógeno líquido a menos 195 grados centígrados”, puntualiza Carlos Encinas.
Según el experto, la tecnología de congelación de embriones estaba disponible desde finales de los años 70 en países del primer mundo y que, en Bolivia, desde hace un par de décadas está al alcance de los pacientes que recurren a procedimientos de reproducción asistida.
“Sin embargo, recién en los últimos 10 a 12 años los resultados han mostrado una significativa mejora en términos de eficacia y seguridad”, sostiene.
La congelación de embriones es una opción reproductiva para miles de personas que sufren de infertilidad. Aquellos embriones normales supernumerarios remanentes de FIV, a solicitud y con consentimiento de los pacientes, pueden ser congelados para su uso en el futuro.
“La criopreservación se ha convertido en una herramienta indispensable en los tratamientos de reproducción asistida. Es muy importante que la aplicación de esta tecnología siga los lineamientos de buenas prácticas y gestión de calidad de las principales organizaciones que rigen la medicina reproductiva”, agrega Encinas.