Experiencia práctica en la formación profesional, clave para encontrar el primer empleo

Experiencia práctica en la formación profesional, clave para encontrar el primer empleo

Por Manuel filomeno

El mundo laboral es dinámico, se mueve a gran velocidad y se actualiza casi instantáneamente. Con estos cambios, surgen demandas que los nuevos profesionales deben cumplir, para lo que también deben estar preparados.

“Al buscar trabajo, me encontré con que lo que había aprendido en la universidad era sólo una parte de lo que requería mi puesto, sufrí mucho el primer año, aprendiendo a aplicar todo lo que me habían enseñado. Tenía la teoría, pero me faltaba la práctica para desempeñarme de manera adecuada”, explica Ernesto Corrales, un joven ingeniero comercial.

Lidiar con las situaciones del día a día, con el trabajo en equipo, encontrar soluciones creativas aplicando los conocimientos y saber manejarse en el lugar de trabajo son algunas de las habilidades que demanda el mercado laboral y que solo se pueden adquirir a través de la experiencia real y la práctica, aspectos que muchas veces son descuidados por las universidades.

“Éste es un tema que desde el sector productivo hemos estado reclamando a la academia. Necesitamos que los conocimientos que imparten las universidades se vayan actualizando cada vez con el influjo de la tecnología, pero también que los estudiantes salgan de las aulas e interactúen con el mundo real para complementar sus conocimientos”, explica Marcelo Olguín, gerente de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb).

Olguín reconoce que, ahora, existe un mayor acceso a información, métodos pedagógicos y técnicas mucho más actualizadas, las cuales han sido adoptadas por el sector educativo en sus programas, lo que ha permitido que los nuevos profesionales egresen y se titulen con conocimientos actualizados y mejor preparados para las necesidades del sector productivo y comercial, sin embargo, aun así, la práctica es un aspecto que no se ha tocado del todo.

Esta visión es compartida por Luis Laredo, presidente de la Federación de Entidades Empresariales Privadas de Cochabamba (FEPC), quien indica que se ha avanzado mucho en lo teórico, pero no así en lo práctico.

“Los nuevos profesionales están cada vez más preparados en términos de conocimientos teóricos, habilidades digitales, ética y valores, pero aún hay una brecha entre las habilidades técnicas específicas que demanda el mercado y las que poseen al ingresar al mercado competitivo empresarial”, apunta el dirigente empresarial.

Por su parte, Diego Urioste, coordinador del Observatorio Nacional del Trabajo (ONT), uno de los Centros de Pensamiento Estratégico de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, indica que, en la mayoría de los casos, existe una desconexión entre lo que las universidades ofrecen y lo que el mercado laboral demanda, lo que genera carencias en los nuevos profesionales, que, a su vez, afectan su empleabilidad.

“La educación superior, a menudo, enfrenta críticas por varias carencias en la preparación de nuevos profesionales. Por un lado, la desconexión con la realidad laboral que se da a partir de que los currículos, a veces, no reflejan las demandas actuales del mercado, lo que lleva a una desalineación entre lo que se enseña y lo que se necesita en el ámbito profesional”, dice el coordinador del ONT.

Urioste acota que existe una falta de formación práctica, dado que muchas instituciones priorizan la teoría, resultando en profesionales con conocimientos conceptuales, pero sin experiencia real en la aplicación de esos conocimientos.

Asimismo, existen carencias en el desarrollo de habilidades blandas, ya que la formación en competencias como liderazgo, trabajo en equipo, comunicación efectiva y manejo del tiempo es insuficiente, aunque éstas son cruciales para el éxito profesional. De igual manera la importancia de la adaptabilidad y aprendizaje continuo ya que no siempre se fomenta una mentalidad de aprendizaje y adaptabilidad, fundamentales en un mundo laboral en constante cambio.

A su vez, el gerente de Caneb agrega que un profesional con experiencia práctica tiene mayores oportunidades que uno que no cuenta con esta.

“En muchos casos, las carencias que se dan tienen que ver con la experiencia práctica, que en algunos casos es limitada. Las empresas tienen poca disponibilidad o pocos espacios para introducir nuevos profesionales o futuros profesionales en términos de prácticas preprofesionales. Las empresas valoran mucho que los estudiantes salgan de su formación académica además con una formación de experiencia práctica, eso les suma mucho”, manifiesta.

La práctica, señala el líder empresarial, por ejemplo, dota a los profesionales de habilidades de resolución de problemas, versatilidad y la capacidad de encontrar soluciones creativas basadas en los entornos en los que se manejan, es decir, pueden aterrizar la teoría impartida en las aulas al mundo real, lo cual aumenta su atractivo para las empresas.

“Los nuevos profesionales deben ser capaces de resolver una gran variedad de problemas que se presentan en el ámbito empresarial, tienen que tener versatilidad, esa creatividad que les permita, con el uso de métodos de investigación, producir las mejores soluciones a los problemas que van enfrentando las empresas. Ese tipo de profesionales son muy valorados por las empresas y obviamente eso se va traduciendo también en una mayor incorporación de este tipo de profesionales”, puntualiza.

El presidente de la FEPC agrega que las empresas valoran la experiencia práctica relevante, como pasantías o proyectos aplicados, además de ponderar que éstas se complementen con habilidades blandas, dado que eso ayuda y facilita su integración y colaboración en equipos multidisciplinarios.

“En mi experiencia, la práctica previa es esencial. Permite a los profesionales entender mejor a lo que se enfrentarán y les proporciona una ventaja competitiva significativa”, expresa.

Un panorama complejo

Para Urioste, los nuevos profesionales enfrentan un panorama complejo respecto a sus habilidades y las demandas del mercado laboral, por lo que las universidades deben aplicar un enfoque que incorpore el desarrollo de competencias prácticas y habilidades blandas para mantener su competitividad.

“En muchos casos las universidades tienden a enfocarse más en la teoría que en la práctica. Este enfoque, aunque esencial para construir una base sólida de conocimiento, puede resultar en una falta de preparación práctica para enfrentar los desafíos reales del mercado laboral. La integración de prácticas profesionales, proyectos colaborativos con empresas y programas de aprendizaje basado en la experiencia pueden ayudar a equilibrar la teoría y la práctica, preparando mejor a los estudiantes para sus futuras carreras”, argumenta.

El coordinador del ONT señala que las empresas e instituciones valoran varios tipos de experiencia al momento de contratar, como ser la experiencia laboral previa, prácticas y pasantías, proyectos relevantes, experiencia internacional también el voluntariado y actividades extracurriculares, entre los principales tipos de experiencia que buscan, por lo que estos elementos deberían ser los que se potencien en su formación.

Es decir, que los nuevos profesionales deben contar con una combinación de conocimientos teóricos, competencias técnicas y habilidades blandas para tener mejores oportunidades de empleabilidad.

“Los nuevos profesionales deberían egresar con una combinación de competencias técnicas y blandas. Competencias técnicas como el dominio de las habilidades específicas de su campo, manejo de herramientas y tecnologías relevantes, y capacidad para aplicar conocimientos teóricos en situaciones prácticas. Las competencias blandas como habilidades de comunicación, liderazgo, trabajo en equipo, resolución de problemas, pensamiento crítico y adaptabilidad. De igual manera es importante trabajar en la capacidad para utilizar y adaptarse a nuevas tecnologías, herramientas digitales y plataformas de colaboración. Finalmente, no se puede dejar de lado la ética profesional y responsabilidad social sobre las implicaciones éticas del trabajo y compromiso con prácticas profesionales responsables y sostenibles”, puntualiza Urioste.

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