Por Lily Zurita
Durante décadas, Bolivia basó gran parte de su desarrollo económico en la explotación de recursos naturales, una estrategia que, si bien generó ingresos significativos, también dejó al país vulnerable a los vaivenes del mercado internacional.
Cochabamba, al igual que otras regiones, ha sentido las consecuencias de depender exclusivamente de una economía extractivista. Sin embargo, un nuevo enfoque está ganando terreno como una solución viable y sostenible: la economía creativa, también conocida como economía naranja.
Rolando López, miembro del Consejo de Economía Creativa del municipio de Cochabamba, asegura que, en esta ciudad, el potencial de la economía creativa se manifiesta a través de más de 500 empresas y startups que están exportando servicios y productos de alto valor agregado, especialmente en la industria 4.0.
Datos de la Federación de Entidades Empresariales Privadas de Cochabamba (FEPC) reportan que en 2023 la economía creativa generó Bs 870 millones de ingresos en 11 rubros enfocados en innovación y creatividad: artes escénicas y espectáculos, artes visuales, audiovisual, diseño, editoriales, educación creativa, fonografía, industria de alimentos y bebidas, publicidad, software de contenido, turismo y patrimonio cultural.
Asimismo, las actividades de la economía naranja con mayor crecimiento y aporte son la gastronomía, artesanías, fiestas patronales y eventos culturales, aunque el desarrollo de software también registra un aporte importante.
“Este sector, que abarca desde la tecnología financiera (Fintech) hasta la producción audiovisual y el desarrollo de software, está demostrando que la región puede ser un motor de innovación y progreso, superando los desafíos históricos y actuales”, señala López, también vicerrector de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Transformación digital y creatividad
La transformación digital y la adopción de tecnologías avanzadas son clave para este cambio, destaca el académico.
Recientemente, en una presentación virtual sobre criptomonedas, el secretario de Gobierno Digital y Ciudad Inteligente de la Alcaldía de Cochabamba, Andreé Canelas, destacó cómo un creciente número de bolivianos está incursionando en el manejo de bitcoins y otras criptomonedas.
Sin embargo, la falta de educación y formación en estas áreas ha creado una brecha entre quienes están preparados para aprovechar estas oportunidades y quienes aún no comprenden su potencial.
“Tenemos talento para desarrollar soluciones tecnológicas y creativas. Estoy seguro que, a partir del talento creativo de la gente y la aplicación de la tecnología, Cochabamba va a dar ejemplo al país de cómo salir de la crisis, no producto de milagros, ni de inversiones de afuera, sino de confianza interna”, dice López.
La economía creativa cochabambina no se limita a sectores tradicionales como la gastronomía o la producción editorial, sino que se expande para incorporar la tecnología en cada eslabón de la cadena de valor, tanto tangible como intangible.
Cochabamba, con su riqueza en talento creativo, está bien posicionada para liderar esta transformación. La ciudad ha demostrado resiliencia ante las crisis del pasado, desde los conflictos en el relleno sanitario de K’ara K’ara hasta la pandemia y los problemas ambientales, mostrando que la innovación y la creatividad pueden ser herramientas poderosas para el desarrollo sostenible.
Una nueva mentalidad económica y educativa
La Ley de Economía Creativa, que fomenta la creatividad, la innovación, el crecimiento económico, el empleo y la identidad cultural, se presenta como un marco normativo fundamental para impulsar esta transición. Además, promueve alianzas público-privadas sin ánimo de lucro, generando un entorno colaborativo donde las ideas innovadoras pueden florecer y contribuir al bienestar colectivo.
Hoy en día, las Fintech ofrecen herramientas modernas como los códigos QR y las criptomonedas, que permiten transacciones seguras y la gestión de activos de manera eficiente y confiable.
Esta evolución no solo requiere un cambio en las infraestructuras económicas, sino también en la mentalidad de la población, que debe adaptarse a estas nuevas tecnologías.
Educación continua
La adopción de la tecnología y la economía creativa no tienen límite de edad ni de experiencia previa. Es un proceso continuo de aprendizaje y adaptación.
Así como las generaciones mayores aprendieron a usar teléfonos móviles y videollamadas, las nuevas generaciones se sumergirán en el uso de tablets, criptomonedas y otras herramientas digitales con naturalidad. El acceso a recursos educativos en la nube permite que cualquier persona, en cualquier momento y lugar, pueda adquirir conocimientos sobre estos temas emergentes.
Según López, “se aprende a lo largo de la vida. Con estas múltiples opciones que hay en la nube para aprender en cualquier momento y en cualquier lugar. El tema es empezar. Al final se aprende a nadar solamente cuando nos lanzamos a la piscina”.
La economía creativa no solo es una alternativa ante la debacle de la economía extractivista, sino una oportunidad para que Cochabamba y Bolivia en general den un salto hacia un desarrollo económico más diversificado, sostenible y resiliente.
Con una apuesta fuerte por la educación, la creatividad y la innovación, la Llajta puede convertirse en un modelo a seguir para el resto del país, demostrando que es posible salir de la crisis con confianza interna y a partir del espíritu creativo de la gente.