Los líderes impulsan, guían y acompañan el crecimiento de las organizaciones, pero también de los grupos de amigos, equipos y familias, sin embargo, diversas situaciones demandan diferentes tipos de líderes y diferentes personalidades.
Extrovertidos, afables y estables o por el contrario retraídos, callados y algo neuróticos, estos rasgos definen el estilo de liderazgo que tendrán las personas y en qué situaciones podrán tomar las riendas de la situación.
No existen rasgos y factores de personalidad inherentemente malos, ni infaliblemente buenos, sino que en la construcción de ésta hay elementos más prominentes que otros, señala el psicólogo Álvaro Gutiérrez, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
“La personalidad es un conjunto de factores, un conjunto de rasgos, que son relativamente estables a lo largo del tiempo en la mayoría de las situaciones en las que nosotros nos desenvolvemos y hay ciertos rasgos de la personalidad que están muy relacionados con ciertos estilos de liderazgo”, explica.
Gutiérrez, que participó en el podcast “Amar es Educar” de Unifranz, indica que la teoría de estilos de liderazgo sugiere que todos podemos ser líderes en determinadas situaciones, dependiendo de los rasgos de personalidad que poseemos.
El psicólogo señala que las diversas teorías sobre la personalidad reconocen cinco rasgos principales y sus análogos.
Los rasgos con la investigación más sólida que los respalda son los “Cinco Grandes” o Big Five: la apertura mental, la responsabilidad, la extraversión, la amabilidad y la estabilidad mental.
Esta teoría fue desarrollada en la década de 1970 por dos equipos de investigación. El primero dirigido por los científicos Paul Costa y Robert R. McCrae de los Institutos Nacionales de Salud y, el llevado a cabo por Warren Norman y Lewis Goldberg de la Universidad de Michigan en Ann Arbor y la Universidad de Oregon.
“Por ejemplo, hablamos de rasgos de extraversión versus los rasgos de introversión., Este rasgo hace referencia a la manera en que nos relacionamos con los demás, que puede ser de una apertura bastante alta, con un fuerte relacionamiento a ser más bien cerrados y reservados con los demás, sin que esto signifique algo negativo”, explica.
El segundo rasgo es el factor de la estabilidad emocional versus el neuroticismo, que se refiere a la manera en la que la persona lidia con sus emociones, si las mantiene siempre a raya o si deja que éstas lo dominen.
“Este rasgo hay que tomarlo con pinzas, ya que no quiere decir que la persona sea apática o neurótica, sino que están relacionados con algunas facetas de ansiedad, de depresión, de inestabilidad emocional, por eso justamente el rasgo en positivo es la estabilidad emocional”, acota Gutiérrez
El tercer rasgo o factor es la apertura mental versus la falta de apertura mental o la rigidez en las estructuras de pensamiento.
El cuarto rasgo es la responsabilidad versus la irresponsabilidad, señala Gutiérrez. Este factor es uno de los más considerados a la hora de buscar un empleo, agrega.
“Después tenemos el factor de responsabilidad, también conocido como el factor de la consciencia, son personas que son responsables, conscientes de su entorno, saben que tienen que hacer, muy bueno para la selección de personal, es el rasgo que más se toma en cuenta versus el factor de irresponsabilidad, una persona que es inconsciente”, apunta.
El quinto y último rasgo es la afabilidad. “Este factor nos muestra a una persona que es muy amable, de repente muy abierta a compartir con los demás, versus una persona que no es amable, una persona que es bastante quisquillosa con las personas, que no es buena trabajando en equipo y que no sea amable, pero sí arisca al trabajar con otras personas, más reticente a trabajar con otros”, puntualiza.
El experto reitera que ninguno de estos rasgos es inherentemente positivo o negativo, sino que forman la amalgama que es la personalidad de un individuo.
“Todos tenemos los factores y algunos los tienen más pronunciados, unos más altos, más bajos, otros muy bajos, pero eso no quiere decir que sean malas personas o personas que no vayan a destacar, o que no sean muy exitosas”, expresa.
Sin embargo, Gutiérrez indica que estos rasgos pueden influir en la profesión que la persona elija, ya que algunos factores pueden encajar mejor con algunas profesiones.
“Por ejemplo, digamos que se le hace este estudio de personalidad y me sale que mi hijo es muy introvertido, y su deseo siempre fue el de ser un gerente, de repente puede llegar a serlo, pero uno muy callado, un gerente que no comparte mucho. La introversión no es una cualidad que se busca tanto dentro del ámbito gerencial, pero eso no quiere decir que no pueda trabajar, por ejemplo, en un laboratorio o ser un brillante científico, que descubra fórmulas, que descubra nuevos inventos, entre otras cosas”, explica.
Liderazgo
Según el reconocido teórico organizacional Richard L. Daft, el liderazgo “es la relación de influencia que ocurre entre los líderes y sus seguidores, mediante la cual las dos partes pretenden llegar a cambios y resultados reales que reflejen los propósitos que comparten”.
Bajo esta definición, Gutiérrez señala que “el buen líder tiene que ser una persona que motive, que sea responsable, una persona con compromiso, una persona que sea buena manejando grupos, pero no exclusivamente”.
El psicólogo indica que hay dos características que identifican al liderazgo: cumplir los objetivos y velar por el bienestar de la organización o del grupo que vaya a liderar. “Un buen líder vela por la comunidad o la sociedad en la que se encuentra”, agrega.
Por otro lado, explica que existen cuatro estilos de liderazgo, uno directivo, que es el liderazgo clásico, más autoritario que los otros, implica la dirección directa de las acciones, con un involucramiento vertical.
“Después tenemos el liderazgo persuasivo, el cual se puede denominar un liderazgo de ventas, a través del cual el líder convence y logra que las personas a su cargo piensen como él”.
Un tercer tipo es el liderazgo colaborativo, un líder que trabaja muy bien en equipo, “Es el líder que se sube las mangas y trabaja con los demás, empujando y motivando a la gente por el bien común, este es uno de los tipos de liderazgo más deseados en las organizaciones.
Finalmente, el último estilo es el liderazgo delegativo. En este estilo de liderazgo el involucramiento es secundario, el líder interviene solo en casos puntuales, pero confía plenamente en su equipo y en las decisiones que se toman.
“Puede que esta persona no sea muy abierta, que tenga rasgos introvertidos, pero que sea una persona responsable, entonces puede ser considerado un liderazgo delegativo ¿Qué hace este líder? Delega, sabe que su gente trabaja bien sola, sin necesidad de que el líder se la pase preguntando cómo le está yendo, sabe que su gente es profesional y confía en ellos. Lo único que hace él es tomar referencias de los demás, el delega tareas”, concluye.